E
l Gobierno estudia modificar el esquema de retenciones móviles anunciado hace un mes y medio que detonó la crisis con el campo. Hasta anoche venía imponiéndose en el Ejecutivo la idea de aliviar la carga para los ruralistas dentro del sistema móvil. Pero no se descartaba volver al régimen de retenciones fijas. También se evalúan alternativas para destrabar las exportaciones de carne, leche y trigo sin dejar de contener sus precios en el mercado interno. Por primera vez desde que empezó la crisis con el campo, el Gobierno aparece flexible donde más rígido se mostró hasta ahora: las retenciones a la soja y al girasol. Busca aprovechar el recambio en el Ministerio de Economía y la llegada de Carlos Fernández, algo que predispuso mejor a los productores. Mientras los técnicos oficiales depuran su propuesta en las próximas horas, desde Balcarce 50 aclararon a este diario que Cristina y Néstor Kirchner impondrán los tiempos políticos. “Para nosotros no hay plazos”, sostuvieron. El matrimonio K no quiere un "toma y daca explícito" con las entidades ni mostrar al Gobierno urgido por la finalización de la tregua, el próximo viernes. Las negociaciones las encauzó en silencio un puñado de gobernadores. El más activo fue el chaqueño Jorge Capitanich, quien mantiene línea directa con Néstor desde hace días. “Hay condiciones para que esto se vaya resolviendo”, arriesgó. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, también aceitó algunos contactos. Mañana recibirá a las cabezas de las cuatro entidades, según informó a este diario Silvio Corti, director de la Federación Agraria. De mantener el esquema de porcentajes móviles, en el Gobierno barajan reducir la alícuota mínima para la soja –que se aplica si la tonelada cae por debajo de los 300 dólares– y también la máxima. Este último cambio es el más importante: así como está, el Estado se apropia del 95% de lo que la oleaginosa aumenta más allá de los 600 dólares. Los productores quieren una porción mayor que el 5% restante. El secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, ya había adelantado esta iniciativa a los dirigentes, tal como reflejó Crítica de la Argentina. “Si es algo en esa senda, para nosotros está bien”, adelantó anoche Corti. La soja cerró la semana en baja en el mercado de Chicago, a 463 dólares. Según proyecciones del Banco Mundial que maneja la Secretaría de Agricultura, este año no subiría más que 10% o 20% adicional. “La retención está hoy apenas arriba del 40% y el máximo al que pueden llegar es a 57% o 58%”, aseguran allí. En los otros tres frentes de discusión, el laudo está más cerca. El Gobierno promete reabrir las exportaciones de carne si esta semana llega a los mostradores la baja del kilo vivo en el mercado de Liniers. Los embarques de leche en polvo también se autorizarán, previo acuerdo con las usinas para que no falten lácteos. En el caso del trigo, el Ejecutivo reformulará la propuesta de Guillermo Moreno, que apuntaba a canalizar todas las ventas a través de las grandes cerealeras y compensar allí a los agricultores. La idea se adaptaría para que no queden afuera los molinos chicos y no se fomente una mayor concentración. (Fuente: Crítica)