L
a imagen de chicos conduciendo carros tirados por caballos flacos está socialmente internalizada. Sin embargo, esta realidad significa aceptar situaciones de vulnerabilidad de las clases más desprotegidas entre las que se destacan el trabajo infantil, el maltrato animal y, la no tan trascendental, pero no menos grave, circulación de carros en el microcentro donde menores ponen en riesgo la integridad física de muchos ciudadanos. La falta de control sobre los carros es notoria a pesar de que existe una ordenanza, desde 1992, que establece la prohibición de la circulación de los carros de tracción a sangre dentro del microcentro. Según datos oficiales, se estima que existen hoy más de 500 carritos dedicados a la búsqueda y reciclado de basura para poder vivir. La mayoría trabaja en sus propios barrios. Pero muchos circulan por la ciudad sin señales de prevención y en la oscuridad se transforman en un vehículo peligroso. Nadie ejerce el control para que los carros estén en condiciones de circular medianamente en buen estado. Tal situación pone en riesgo tanto la vida de las personas que se conducen en el carro como la de los peatones, motociclistas o automovilistas. Además, otro grave problema que se detecta es que el 80% de los caballos que traccionan los carros de cirujeo son víctimas de maltrato, mala alimentación y explotación. Así lo indicó a UNO Patricia Schmidt, jefa de Departamento de Veterinaria de la Municipalidad. Para la profesional, los caballos tienen que trabajar mediodía, pero en condiciones distintas como ser una buena alimentación e higiene permanente. En los úlitmos días, la Policía debió demorar a dos menores cuando un caballo fue maltratada en plena calle Cervantes. El equino fue trasladado a la comisaría séptima donde es sometido a un proceso de recuperación, mientras que los chicos fueron entregados a sus padres. Política Durante la gestión de Julio Solanas se abordó la situación de menores que conducen carros –tirados por caballos– en la zona del microcentro de la capital entrerriana. No obstante, jamás se puso en práctica una política para afrontar el problema. Además se intentó diagramar un horario –como ocurrió durante el primer gobierno de Humberto Varisco– para la circulación de los carros en el sector del microcentro, pero no se logró un acuerdo. UNO consultó ayer al Director de Transporte de la Municipalidad, Marcelo Baridón, quien respondió que los carros en el centro de los cascos urbano no son un problema únicamente del tránsito, sino de tipo social. Para el funcionario son “una expresión más de las pobrezas que afectan a las ciudades como Paraná”. A su vez, Baridón precisó que “abordar este problema con normas de tránsito es como atacar una enfermedad con una aspirina”. En ese sentido adelantó que desde la Secretaría de Gobierno, Enrique Ríos está estableciendo un vínculo con las personas que viven del cirujeo para abordar el problema. “Reducir el problema de los carros al tránsito es estar cegado”, afirmó el titular de Transporte municipal. Ordenanza incumplida El 27 de junio de 1992 el Departamento Ejecutivo Municipal (DEM) firmó el Decreto Nº 1.212 mediante el que se estableció la prohibición de la circulación de los carros de tracción a sangre dentro del microcentro. Desde esa fecha, y pese a lo establecido, nunca se cumplió con la norma; tampoco nadie trabajó por una reformulación y hasta el día de hoy muchos menores manejan carros por las calles de la ciudad. El artículo 10 del capítulo 5º del digesto municipal de 1992 estipula las zonas donde se prohíbe la circulación de carros con tracción a sangre. Según reza el mencionado artículo, no podrán circular en el área comprendida entre bulevard Racedo, Ituzaingó, Ameghino, Patagonia, Bertozzi, Los Vascos, Laurencena, Ramírez y avenida De las Américas. En tanto se prohíbe la circulación total de vehículos a tracción a sangre y carros de mano en las áreas céntricas. Comprobada una transgresión, el vehículo será trasladado al corralón municipal y depositado en el mismo, pudiendo ser retirado por su propietario, previo pago de la multa aplicada y de los derechos de estadía y traslado que corresponda. (Funete: Uno)