P
ersonal de la Jefatura Departamental Paraná, por decisión del Juez de Instrucción en Turno, Ricardo Bonazola, alojó en la Alcaidía de Tribunales a los tres empleados de la firma que estaban cumpliendo su turno en el conocido lavadero de autos ubicado en la intersección de Salta y Victoria. Hasta ayer, el doctor Bonazola no les había tomado declaración y ante el hermetismo que los tres guardan con relación al episodio que dejó a una mujer muerta al ser embestida por un vehículo, tomó la decisión de detenerlos a los tres, quienes, seguramente hoy por la mañana, deberán presentarse ante el juez. Fuentes policiales aseguraron que ha sido completamente descartada la primera versión de que la víctima había sido atropellada y muerta por un desconocido que intentó robar el rodado y que al salir del lavadero a demasiada velocidad perdió el control del vehículo, con el fatal saldo. Lo que sí se sabe es que uno de los tres muchachos está seriamente involucrado en el trágico incidente. Como se recordará, el hecho tuvo lugar minutos después de las 22 horas del sábado, cuando los ahora demorados estaban trabajando en un lavadero de autos y uno de ellos se subió a un rodado que acababa de ser lavado. Al tratar de ponerlo en marcha, éste perdió el control –de un Peugeot 206, dominio CUM 277-, que es propiedad de una persona que sería de apellido Gorós, domiciliado en calle San Juan. El conductor, en ese momento, por causas que deberán establecer personal de la Comisaría 2ª y del Gabinete de Accidentología Vial de la Dirección de Criminalística, perdió el control del rodado, el que, tras pasar por la salida de autos que da sobre calle Victoria, atravesó dicha arteria y tras invadir la entrada a un garage de una vivienda ubicada en Victoria al 330, embistió brutalmente a la señora María Cristina Sánchez Vda. de Burruchaga, de 60 años y domiciliada en Victoria al 336, cuando esta se encontraba en ese lugar o pasaba en dirección a su casa, ubicada a un par de metros de donde ocurrió el terrible percance. La mujer, según los primeros peritajes, fue prácticamente aplastada contra la pared por el rodado, lo que le produjo gravísimas heridas, especialmente, en su cabeza, que determinaron su fallecimiento en cuestión de minutos, ante la desesperación de vecinos y familiares, mientras algunos testigos observaron al conductor que salía presurosamente del rodado y se daba a la fuga corriendo por calle Victoria, hacia el este. Rápidamente llegaron al lugar una ambulancia y móviles policiales, pudiendo determinar el personal médico que nada se podía hacer por la infortunada mujer, que ya había fallecido. Las primeras sospechas policiales, en medio del dolor y la indignación de los vecinos de la víctima por esta muerte tan absurda, estuvieron dirigidas a que un desconocido habría intentado robar el rodado con el fatal desenlace descripto, pero, un rato después, el accidente comenzó a ser aclarado. Esto fue porque en el lugar se hizo presente el encargado del lavadero, un hombre de apellido Del Turco, quién informó a la policía que uno de los empleados del último turno podría ser el autor del fatal episodio. Los tres empleados de ese turno, de apellidos Orzuza, Retamal y Morales, por ese motivo fueron finalmente alojados en la Alcaidía de Tribunales, a disposición del magistrado Bonazola, quién junto al titular de la Dirección de Operaciones y Seguridad Luis Becker, y el subjefe de la Jefatura Departamental Paraná, Julio Brumatti, supervisaron las tareas de peritaje, que se extendieron por más de dos horas, hasta que por decisión del magistrado el Peugeot fue retirado y los médicos policial y forense pudieron realizar su tarea. Luego el cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial de Oro Verde, para la realización de la necropsia de ley y la posterior entrega de los restos a sus familiares.