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lteración del microclima, pérdida de biodiversidad, proliferación de mosquitos y parásitos, destrucción de la pesca, y aumento de la pobreza y desocupación, enfermedades y conflictos sociales, son algunas consecuencias de las represas en la región. Buenos Aires y Porto Alegre, 14 marzo 2008.– Luego de conocerse días atrás la decisión de los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva de poner en marcha los pasos necesarios para la construcción del proyecto hidroeléctrico de Garabí –ubicado sobre el río Uruguay entre las provincias de Misiones y Corrientes (Argentina) y el Estado de Rio Grande do Sul (Brasil)–, voceros de organizaciones sociales y ambientales de ambos países hicieron conocer su preocupación por los impactos negativos en la cuenca. Con motivo de conmemorarse hoy 14 de marzo el Día Mundial de Acción contra las Represas, gran parte de las críticas hacia estas obras se dirigieron a los proyectos de grandes represas como Garabí y Corpus, una nueva hidroeléctrica binacional entre Argentina y Paraguay en el tramo del Alto Paraná ubicado entre las represas de Yacyretá e Itaipú. Precisamente, los grandes impactos provocados por Itaipú, Yacyretá y Salto Grande –esta última entre Argentina y Uruguay–, con sus secuelas de comunidades y productores tradicionales desalojados por la creación de los enormes embalses, destrucción de las pesquerías, y aumento de la desocupación y la pobreza, entre otras, son para los ambientalistas, una clara muestra de “los costos impagables y los daños irreversibles que estas megaobras transfieren a la sociedad”. El día mundial de acción se fijó en Curitiba, Brasil, en 1997, al culminar el “Primer Encuentro Internacional de Pueblos Afectados por Represas”. En la semana del 14 de marzo se despliegan actividades en todos los continentes reclamando por ríos libres y por la restauración de los daños sociales y ambientales ocasionados por las grandes represas. Impactos irreversibles “Los habitantes de la región de las Misiones no encuentran información suficiente sobre la reanudación del proyecto Garabí y sus impactos”, dijo hoy consultada por la Agencia RENA con base en Buenos Aires, Elisángela Soldatelli Paim, coordinadora de proyectos del Núcleo Amigos de la Tierra Brasil, con oficina en Porto Alegre. “Garruchos es uno de los municipios brasileños que se verá afectado por la obra. Según el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), hay 3.675 habitantes la mayoría del sector rural, dedicados a la agricultura familiar y a la pesca artesanal, que serán desalojados”, detalló Soldatelli Paim. “Una de las grandes preocupaciones de los movimientos sociales que cuestionan la reanudación de Garabí es el impacto provocado por la llegada de centenares de nuevos trabajadores a la región, además de la pérdida de tierras cultivables, bosques y biodiversidad debido la formación de otro lago artificial. En la cuenca del río Uruguay, proyectos ya funcionando como las hidroeléctricas de Itá, Machadinho, Barra Grande y Campos Novos provocaron enormes impactos socioambientales”, señaló. “Algunos impactos son irreversibles, como la alteración del microclima, la pérdida de biodiversidad y la proliferación de mosquitos y parásitos, aumentando de manera alarmante las enfermedades y los conflictos sociales, entre otros problemas. Los gobiernos no toman en cuenta estos hechos”, advirtió la experta. “Es importante destacar que la región tiene otros potenciales desaprovechados de generación energética que poseen menor impacto ambiental y social, como la energía eólica, las pequeñas centrales hidroeléctricas, las pequeñas cooperativas termoeléctricas, que podrían funcionar con cáscara de arroz, por ejemplo. Lo que no existe es la voluntad política de apoyar esos proyectos”, destacó. Golpe final Por su parte, el abogado Jorge Daneri, de la Fundación Mbiguá - Ciudadanía y Justicia Ambiental, de Paraná, Entre Ríos, aseguró que “el sistema de represas de Garabí será un golpe final a la cuenca del río Uruguay, y concretará la necesidad puntual de más energía para plantas de celulosa y papel, además de concentrar la mayor provisión de energía para Brasil”. “No se puede avanzar en estos emprendimientos sin un tratado tripartito de gestión de la cuenca y sin un marco de evaluación ambiental estratégica de la región en términos jurídico institucionales, y como mecanismo operativo de evaluación del estado de los ecosistemas”, aseveró. “Es necesario aplicar mecanismos participativos para considerar y discutir estas iniciativas de infraestructura a gran escala frente a otras alternativas menos impactantes, a la vez que proponer otro tipo de integración a escala humana”, dijo Daneri. Preocupación en Misiones “Desde hace mucho tiempo se sabe que las grandes represas son la máxima ‘delicia’ de políticos, constructoras y bancos. Nada hace pensar que estos sectores podrían sensibilizarse ante la voluntad de todo un pueblo que hace casi 12 años ha rechazado en forma contundente la construcción de uno de los proyectos más preciados después de Yacyretá, Corpus Christi, al que se suma el de Garabí, también con otros nombres”, puntualizó Martha Kunath, titular de Cuña Pirú, un conocido grupo ambientalista de la provincia de Misiones, Argentina. “La falta de protección a los habitantes y bienes naturales en Misiones por parte del gobierno, diputados y dirigentes políticos, que pretendiendo desconocer las consecuencias dañinas, principalmente para la salud humana y la calidad del agua que tienen los ríos Paraná y Uruguay, siguen promoviendo grandes represas. Suficiente lo que en la actualidad se recarga a éstos con efluentes de las pasteras, plantas químicas en las cuencas, la continua deforestación y agrotóxicos que se escurren hacia los cursos de agua de la provincia”, indicó. Modelo de desarrollo “Es necesario revisar el modelo de desarrollo provincial, hacia dónde vamos, qué pretendemos para Misiones dentro de la región, del Mercosur, una revisión minuciosa de la matriz energética que nos debemos desde hace años”, subrayó el ingeniero Horacio Goytía, de Cuña Pirú, en la localidad de Eldorado. Goytía reclamó además “una profundización en el estudio de alternativas energéticas que puedan cubrir la demanda misionera, dentro de un esquema que permita la convivencia entre la naturaleza y el productor, el industrial, el emprendedor turístico y la distanciada dirigencia política que sólo se acerca al pueblo en época de elecciones”. El grifo Itaipú “Focalizamos nuestra oposición no sólo frente al ya rechazado, por un plebiscito, proyecto de Corpus, sino que contextualizamos a Misiones dentro de un peligroso lote de grandes represas que forman parte de la iniciativa de "integración" conocida como IIRSA, en la que también se encuentra, con decisión fuerte por parte del gobierno nacional, la hidroeléctrica Garabí”, destacó Goytía. “Ambas represas, sumadas a los daños que está generando a la región la represa de Itaipú -poderoso grifo regulador geopolítico que tiene Brasil-, y los efectos ya conocidos de Yacyretá, más los que aún no se han dado y serían peores en caso de elevarse la cota a nivel 83, generarían situaciones críticas en todos los aspectos”, advirtió. “Río abajo del Uruguay, la represa de Salto Grande sigue sumando daños sociales, ambientales y económicos. Con esta realidad ¿cuánto más deberán conocer quienes tienen el poder político para decidir y darse cuenta de que el desarrollo de un pueblo no viene precisamente de la mano de una gran represa?”, se preguntó finalmente.