E
n conferencia de prensa, el ministro de Economía, Martín Lousteau, informó que habrá un incremento en algunos cereales y bajas en otros; además, será un esquema de retenciones móviles. Así, en el caso de la soja y el girasol se aplicarán subas. En el primer caso pasará del actual 35% al 44,1% en promedio; las retenciones para el girasol se irán de 32 a 39,1%. Los que bajan son las retenciones al trigo (pasan de 28% a 27,2%) y al maíz (van del 25 al 24,2%). La versión de que se modificarían los valores aplicados a las exportaciones agropecuarias comenzó a circular anoche, cuando las autoridades económicas cerraron los registros de exportación para los cuatro granos por el término de 48 horas argumentando razones de “ordenamiento administrativo” de todas las ventas anotadas hasta el momento. La protesta La presidenta Cristina Fernández de Kirchner sufrió su primera protesta por parte del campo. Los productores de trigo bloquearon ayer el puerto de Rosario para reclamar que se pague el precio internacional por la tonelada de ese cereal. Además, entre las 9 y las 13 cortaron la ruta 9, que une Rosario y Buenos Aires. Desde las 11, hubo movilizaciones y concentraciones, con sus respectivos actos de protesta y veda al ingreso y egreso de camiones, en la extensa zona portuaria de Rosario, que se extiende desde Timbúes hasta Villa Constitución donde está radicado el principal polo granario exportador de la Argentina. El acto principal se desarrolló pasado el mediodía en General Lagos, unos 30 kilómetros al sur de Rosario. El detonante de este reclamo, según Buzzi dijo ayer, es “la desastrosa política oficial en materia de trigo”, a lo que sumó el problema de la producción ganadera y lechera. El vicepresidente primero de FAA, Pablo Orsolini, comentó que esta es la primera de varias medidas de fuerza que se vendrán. Y detalló que si bien en principio la medida se tomó por los precios del trigo, ahora están más alerta aún por la posibilidad del incremento a las retenciones a la exportación. “El detonante fue el tema del trigo, porque no hay precio, no hay cotización y los productores tienen trigo en sus depósitos y no pueden venderlo”, describió. No obstante, aclaró, la crítica al Gobierno es generalizada hacia la política aplicada para los sectores cárnico y lácteo. Para reír Orsolini, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina, consideró que la baja de las retenciones al trigo y al maíz de alrededor del 1% anunciada por el Gobierno “es una risa”. “Si hubieran anunciado una reducción sustancial... pero bajar el uno por ciento no lo veo como un incentivo”, señaló y criticó lo que definió como “un modelo fiscalista”, en el que el Gobierno “sigue acumulando más fondos”. Ejemplo de la realidad Al cierre de ayer, el valor de la soja disponible en el mercado de Rosario fue de 1060 pesos por tonelada. Ese es el valor que le queda al vendedor, que puede ser el mismo agricultor o intermediario. De no mediar las retenciones sobre la exportación de soja, a ese productor le ingresarían 1484 pesos. Al cerrar el negocio, el exportador hace el descuento que dará luego al gobierno. Carne y leche En la movilización de Rosario se pidió un precio mínimo de 1,20 pesos para la leche cruda que vende el tambero. El valor actual oscila entre 0,79 y 0,81 centavos. Desde la agencia de noticias estatal, Telam, se informó que ayer empezó a bajar el precio de la carne “por debajo de los valores estipulados” en el acuerdo entre de autoridades de la Secretaría de Comercio Interior de la Nación y empresarios del sector supermercadista. Un plan para evitar la “sojización” en la Argentina El cultivo preferido de los agricultores es la soja. La elección se ampara en la rentabilidad del grano, a pesar de los impuestos que le imprime el gobierno a su comercio. Lo fácil que es cultivarla, en comparación a otros productos primarios como el maíz o el girasol, también entusiasman. Basta con entender que, por ejemplo ayer, quién vendió una tonelada de soja cobró 1.060 pesos tras haber dejado en las arcas públicas el 35% del precio original. Ese porcentaje subió ahora al 45%. Según el ministro de Economía Martín Lousteau el nuevo esquema de retenciones móviles a los principales cereales exportables del país es con el fin de impedir que el aumento de estos productos en los mercados internacionales se trasladen a los precios internos. Es decir, dicho con ironía, nada que ver con la intención de recaudar más. El ministro precisó que la medida apunta a “desacoplar los precios internacionales de los internos y ponerle un freno al proceso de sojización”. “Este proceso -continuó- expulsa mano de obra y desplaza otras producciones como la de carne”. El funcionario precisó que este nuevo esquema, a los precios actuales, el fisco lograría “un aumento de entre 0,3% y 0,4% por ciento del PBI”. El actual esquema de retenciones móviles tiene una vigencia de 4 años, con lo cual el Gobierno pretende darle un “marco de previsibilidad” al sector. Además, defendió las medidas, que retrotraen los precios que reciben los productores a diciembre de 2007, porque siguen “siendo los mayores de la historia”. Según los precios actuales de la soja bajarían de los valores actuales en caso que la tonelada se ubique por debajo de los 500 dólares la toneladas (FOB) y subirían por encima del 49% en caso que se disparase por encima de los 600 dólares. En el caso del girasol se reducirían si la tonelada cayera por debajo de los 500 dólares (FOB) y subirían al 45% en caso de superar los 600 dólares. (Fuente: UNO)