P
ersonal policial debió esforzarse más de la cuenta para detener a un hombre en el hospital San Martín, luego de que sufriera una crisis nerviosa que determinó que los enfermeros debieran llamar a los uniformados por la violencia que desplegaba el irascible paciente, que había ingresado por una mordedura de su perro. El desencajado rompió todo lo que pudo a su paso, hasta que finalmente fue reducido, esposado y llevado a la comisaría segunda. El extraño hecho se produjo ayer cerca de las 11 en uno de los pasillos aledaños al sector de Rayos. El hombre, de 39 años, afincado en el barrio 25 de Mayo, ingresó debido a una mordedura de su perro en el brazo derecho. Tras ser asistido en la Guardia, se dispuso que se le practicara una placa radiográfica para examinar otras posibles lesiones en la parte muscular u ósea. En esa situación se trasladaba hacia el sector de rayos cuando los enfermeros de las inmediaciones comenzaron a escuchar los gritos de enojo del hombre. A la violencia verbal se sumaron golpes violentos en la estructura de chapa del pasillo y luego el estruendo producto de la rotura de varios vidrios de considerables dimensiones, ubicados en el sector intermedio del nosocomio capitalino. Alertado el personal del destacamento policial, se lo localizó desencajado y alterado por motivos que se desconocen. Uno de los uniformados trató de calmarlo y como respuesta recibió agravios verbales de todo tipo por lo que debieron extremarse las medidas para contenerlo ya que, dando las patadas y trompadas, pretendía seguir dañando la estructura cercana a la puerta de ingreso a Rayos. Los enfermeros, al ver el estado en que se encontraba la persona, optaron por cerrar con llave la puerta de rejas y esperar la normalización de la situación. La calma al lugar no llegó hasta un buen tiempo después. El agresivo hombre tomó un vidrio roto y comenzó a pasárselo por el cuello y las venas, amenazando con quitarse la vida. El personal policial esperó el momento oportuno para reducirlo. A esa altura, el brazo derecho que había sido mordido por el perro había perdido los vendajes. Fue muy dificultoso el trabajo policial, aunque finalmente fue contenido y esposado. Al lado de él se encontraba su esposa, con quien momentos antes había mantenido una discusión. La Policía supone que tal vez esto generó el enojo del hombre. Se descartó de plano que el desencajado emocionalmente, se haya molestado por no haber sido atendido o mucho menos porque se lo haya hecho esperar más de la cuenta en la Guardia. Desde la Policía se informó que el detenido podría haber estado ebrio al momento de la discusión con la mujer. El vecino del barrio 25 de Mayo fue detenido y trasladado a la comisaría segunda donde fue puesto a disposición del juez de Instrucción en turno, Carlos Ríos. En el Estado nadie paga La frase lo dice todo, porque se ha hecho costumbre que en cualquier organismo público se puede romper, total el presupuesto cubre los inconvenientes. También se ha hecho costumbre que las personas que rompen, casi en un 99%, no son obligadas, al menos desde la Justicia, a reparar el daño ejecutado. Esto fue recalcado por los trabajadores del hospital San Martín, que hicieron saber a UNO que “la gente al recibir gratis la atención, los medicamentos y la cobertura sanitaria, en una importante mayoría no cuida, por el contrario rompen hasta con intención”. “A diario el personal de maestranza tiene que reparar o cambiar elementos. Lo que pasa es que el presupuesto permite adquirir lo que se rompe, pero ese dinero se podría destinar para mejorar otros sectores”, enfatizó uno de los enfermeros consultados. Se recordó que hace poco un hombre borracho chocó un móvil policial. El rodado de la comisaría 17ª quedó destruido y dejó sin movilidad a la dependencia. “Las reparaciones son ejecutadas por la Policía y la persona que produjo el hecho, bien gracias”, enfatizaron.