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ueron procesados los dos imputados en el asesinato de Sebastián Berlo, el joven que fue brutalmente golpeado y asesinado en la puerta de la Catedral paranaense hace hoy exactamente dos semanas atrás. La Justicia paranaense dictó el auto de procesamiento y prisión preventiva de Adrián Capdevilla y de Milton Ellemberger, ambos de 20 años, por el brutal homicidio del que fuera víctima el día 7 de febrero pasado Sebastián Berlo, un joven cuidacoches que solía dormir debajo de uno de los accesos a la Catedral Metropolitana. Berlo fue cruelmente asesinado, en total estado de indefensión, ya que se presume que, luego de acostarse alcoholizado, se durmió y ni siquiera pudo incorporarse para intentar quizá huir de la golpiza que con manos y pies le propinaron para matarlo, logrando producirle la muerte con tremendos puntapiés en la cabeza. “La jueza de Instrucción que entiende en la causa ha resuelto el procesamiento de las dos personas que estaban imputadas. Se lo ha encuadrado dentro de la figura del homicidio simple”, reconoció ayer el abogado que asiste a uno de ellos, doctor Héctor Bergara. Puntualizó que “se les ha decretado también la prisión preventiva, por lo que siguen alojados en una unidad penal”. Consultado respecto de si es posible la excarcelación, el letrado comentó que “todavía, en virtud de lo reciente de la investigación, de la cantidad de pruebas que faltan producirse, la jueza estimó que no es oportuno darles la excarcelación”. Apuntó además que “los dos se han abstenido de declarar, reservan esa oportunidad para cuando lo quieran ejercer”. Respecto de los motivos que habrían originado el hecho, Bergara hizo hincapié en que “se están investigando los motivos”, aunque aportó que “había un conocimiento previo entre la víctima y al menos uno de los imputados”. “Ese conocimiento previo habría determinado que hubiera un problema entre ellos, el día anterior, lo que originó un nuevo encuentro”, que habría sido el día en que se cometió el homicidio, acotó Bergara. Según las versiones que se manejaban el día del hecho, un robo del teléfono celular de uno de los protagonistas del homicidio y las sospechas de que entre ellos mismos se habían sustraído el aparato y se habían luego delatado, llevó a una golpiza por venganza de la que Berlo no pudo salir vivo.