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a causa en que se investiga el crimen de la neuróloga Silvia Wilma Mezza nuevamente depara sorpresas. El juez de Instrucción Eduardo Ruhl trata de establecer los motivos por los que el cuerpo sin vida de la doctora fue trasladado sin autorización judicial al hospital San Martín. En medio de las especulaciones, también el querellante particular en representación de la familia de la víctima, Marciano Martínez, alertó que hay elementos comprometedores que involucran el esposo detenido, César Costas, imputado por el delito de Homicidio Calificado por el vínculo. Fuentes judiciales confirmaron a UNO que la médica, que murió a causa de un ahorcamiento y fue ingresada sin vida al hospital San Martín por parte de una ambulancia del sistema de Emergencias 107, se dispuso una profunda investigación para saber porqué se avanzó en un traslado irregular, ya que no contaba con la autorización de la Justicia. En ese marco, se alertó que el juez les tomó declaración al chofer de la ambulancia y al camillero. Se conoció que los dos trabajadores públicos aseguraron al magistrado que nunca pensaron que habían infringido la ley, habida cuenta que desconocían que la profesional de 45 años estuviese fallecida. En su exposición los dos trabajadores advirtieron que al llegar el domingo a la vivienda de calle Nicanor Molina al 506, el esposo, de 42 años, los aguardaba con el cuerpo en sus manos y ni bien la ambulancia estacionó el hombre prácticamente arrojó sobre la camilla a la mujer, notificando que padecía una importante descompensación cardiorrespiratoria. Los dos trabajadores aseguraron que no son médicos, por lo que al ver la situación creyeron en los datos aportados por el hombre y procedieron a realizar el traslado. Informaron que es habitual que el servicio de ambulancias adolezca de la presencia de un médico para controlar los signos vitales y estado de salud de los pacientes. Por ello es que el primer médico del San Martín comprobó que la mujer había muerto varias horas antes y en su cuerpo aparecieron signos de una posible muerte violenta. Además los operarios de Emergencia comentaron que conocían a Mezza por su trabajo en el hospital Carrillo, por lo que al verla en esa condición es que se asustaron y apresuraron el operativo. Con estas aclaraciones, a priori, los trabajadores de Emergencias habrían satisfecho la punzante requisitoria del juez. Por otra parte, se conoció que el personal de Homicidios que allanó la vivienda para secuestrar ropa y otros elementos para la investigación, también ubicó en la habitación una serie de medicamentos y sedantes. Hay interés en los pesquisas de establecer si Mezza ingirió algunas de estas pastillas, habida cuenta de que en la autopsia no se encontraron signos de defensa de la mujer a la hora del ataque agresor. Algunos familiares de la neuróloga admitieron que la mujer tomaba este tipo de medicación a fin de superar la crisis matrimonial que padecía, no sólo por la violencia a la que era sometida, sino porque además Costas no tenía ingresos genuinos de dinero. La profesional, en la palabra de sus allegados, estaba mal porque tenía que mantener íntegramente a la familia frente al escaso aporte del marido. Con el fin de confirmar si Mezza fue asesinada con posterioridad a la ingesta de sedantes, se aguardarán para la semana próxima los resultados de los exámenes de laboratorio donde se analizaron muestras anatomopatológicas que aclararán las dudas. El abogado Marciano Martínez se constituyó en el querellante particular en la causa en representación de los intereses de los familiares de la víctima. El letrado explicó a UNO que hay elementos que comprometen al esposo. Martínez indicó: “Tenemos testimonios que alertan de que el esposo era un golpeador tremendo. Tenemos confirmación de que el esposo era un hombre golpeador que siempre castigaba a la neuróloga, y en esta oportunidad la sometió a un duro castigo, con múltiples lesiones vitales en la zona del cuello”, referenció, para destacar que “la pericia forense descubrió que la víctima fue ahorcada. Hubo una muerte por asfixia mecánica”. Más adelante resaltó: “Por la experiencia que tenemos, un hombre golpeador simula ser una cosa, pero en realidad es otra. Es habitual que este tipo de personas nunca acepten haber cometido un delito”.