E
l juicio será llevado adelante por la Sala I de la Cámara del Crimen de Paraná, integrada por Perotti, González y Chemes; hay 68 testigos citados a declarar. El debate, según el Dr. Julio Federik, abogado querellante, se extenderá hasta principios de diciembre. Mirta Cháves está acusada por el secuestro extorsivo y Raúl Monzón aparece como partícipe necesario y enfrentan penas que van de los diez a los 25 años de cárcel, aunque ambos llegan al juicio en libertad. En tanto recordemos que Miguel Ángel Lencina, esposo de Cháves y primo de Monzón, acusado de ser el principal responsable del hecho, apareció colgado en la Comisaría Quinta de Paraná a los pocos días. Chávez estuvo detenida tres años en la cárcel de mujeres de Paraná y recuperó la libertad en septiembre último. Para su liberación, la Justicia aceptó cambiar la fianza de 5.000 pesos que había fijado por un automóvil de igual valor, facilitado por un particular. Por su parte, Monzón también estuvo detenido por su presunta participación en el secuestro tras determinarse que le brindó albergue a Lencina y a su esposa horas después del secuestro. El primo de Lencina admitió haber recibido a la pareja, aunque siempre negó haber sabido que Fernanda estaba secuestrada, por lo que estuvo preso hasta octubre pasado cuando la Justicia lo liberó al forjarle una fianza de 5.000 pesos. Inés Carbol, madre de la joven en declaraciones a INFORME DIGITAL se mostró indignada por la liberación de los dos únicos detenidos de la causa, aseveró entonces que “todos son unos mafiosos, acá cualquiera puede hacer cualquier cosa, llevarse una chica y quedarse en libertad, esa es la justicia”. Además agregó: si no hacemos justicia por manos propias nadie hace nada, estamos como al principio, siempre dando vueltas sobre lo mismo” expresó al referirse a la liberación de los imputados. En un principio el proceso oral y público iba a comenzar el 30 de julio pero se postergó por la renuncia del presidente del tribunal, Felipe Celli, quien aludió a “presiones políticas”. La joven fue secuestrada el 25 de julio de 2004 cuando caminaba hacia su casa de San Benito alrededor de las 16. A pesar de que sus padres pagaron el rescate de 2.000 pesos exigidos por los secuestradores, nunca volvió a aparecer.