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ías pasados se conoció la historia de María del Carmen Sosa, una mujer que llevaba flores a su marido (Antonio Raúl Vera) a una tumba que no correspondía. Ocurrió que en las planillas, personal del cementerio registró que el cuerpo estaba en la fosa 190, pero fue sepultado en la 191. Sosa, convencida del error hizo abrir el cajón para comprobar que su marido estaba en la tumba de al lado (en la 191) y efectivamente lo comprobó. En la 190 había otro cuerpo. Ayer aparecieron los familiares de Luisa Benítez, la mujer que fue enterrada el 25 de marzo de 2007 en la tumba de al lado (190) y que durante meses también creyeron que estaba en la 191. Los familiares –al enterarse del caso por UNO– se presentaron enojados al conocer la noticia de que el cajón fue abierto “sin su autorización”, dijo Pamela Martínez, nieta de la fallecida. En este sentido el director de la necrópolis, Rubén Retamar, aclaró que él posee las facultades para autorizar la apertura de un cajón cuando una persona lo solicita. En este caso los familiares de Antonio Vera pidieron que se abra el cajón y él lo autorizó. “Que abran el cajón” Los familiares de la señora Benítez viven en Seguí y ayer se comunicaron con el director del cementerio. Están enojados porque se abrió el cajón por pedido de la señora Sosa, pero sin la autorización de la otra familia. “Ahora nosotros tampoco sabemos si es cierto o no que es mi abuela la que está enterrada en la 190. También queremos que abran el cajón delante nuestro”, dijo Pamela Martínez, nieta de la fallecida. Los familiares están enojados con la gestión que realizan las autoridades del cementerio de Paraná. “Le pusimos un crucifijo, le pintamos la cruz y colocamos flores durante meses y ahora nos dicen que está en otra fosa. ¿Cómo podemos saber si es cierto eso?”, dijo la nieta, y agregó que cuanto antes sacarán los restos de su abuela del cementerio para trasladarlos a otro lado. “Es una vergüenza lo que está pasando”. Un error caro Más allá de tratarse sólo de números, el error es caro a los sentimientos de las familias que durante meses llevaron flores, visitaron y lloraron al lado de una tumba que no correspondía. Por esta razón exigen que se inicie una investigación para detectar al responsable del hecho y lograr que no se repita. “La investigación se está iniciando. En este caso llamamos a los sepultureros, administrativos de las fechas en que fueron enterradas ambas personas para comprobar quiénes fueron las personas que estuvieron ese día prestando servicios y encontrar al responsable”, aseguró el director. Consultado sobre si habrá sanciones para quien registró mal en las planillas los números de las tumbas, no pudo precisar detalles. “Se verá más adelante si se inicia un sumario o no por este tema”. De todos modos el director aseguró que es la primera vez que ocurre un caso semejante en el cementerio. La raíz del problema Durante cinco meses María Del Carmen Sosa, una mujer de 52 años, creyó haber llevado flores a la tumba de su marido, que falleció en abril. Sin embargo, durante todo ese tiempo depositó ofrendas a otra persona por un error administrativo inherente al personal del cementerio municipal de la capital provincial. El curioso caso se habría producido a causa de una confusión en la planilla. Los empleados registraron que el cuerpo de Antonio Raúl Vera, de 42 años, estaba en la tumba 190, pero fue sepultado en la 191. El desliz fue descubierto hace 30 días, en función de que Sosa comenzó a sospechar de la información brindada en la administración. La mujer pidió autorización para construir una casilla sobre la fosa 190, pero en la Dirección dudaron sobre la numeración de la ubicación que le habían dado. Tal situación derivó en una serie de reclamos ante el director de la necrópolis local para comprobar quién estaba sepultado en la fosa 190. Luego de realizar los pasos legales correspondientes, y en presencia de Sosa se procedió a abrir el féretro donde se encontraron con el cuerpo de una mujer. “Es mi obligación investigar” Personal de la Dirección de Cementerios tiene la facultad de abrir el cajón en caso de que un familiar así lo requiera. “Ahora los otros familiares se presentaron con dudas. Nos parece correcto”, dijo el director de la necrópolis después de mantener una reunión con los familiares de la señora Benítez. “Buscaremos al responsable del error, porque no sólo se trata de acomodar los libros, sino transmitir tranquilidad. Esto es muy delicado y serio”. Como director del cementerio expresó que tiene la responsabilidad de atender a los familiares. “El error estuvo en el carrero, que informó mal, o el administrativo se equivocó. Hay que investigar”. (Uno)