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ás de tres meses hubo que esperar para conocer la decisión del Tribunal Federal N° 1, que condenó a reclusión perpetua por siete homicidios al ex capellán de la policía bonaerense Christian von Wernich. Con esta decisión, los jueces rechazaron el pedido de la fiscalía, que había solicitado esa condena pero por seis homicidios. El veredicto incluyó el delito de genocidio. Los fundamentos se conocerán el 1° de noviembre a las 13 horas. Von Wernich se convirtió, así, en el primer sacerdote de la Iglesia Católica condenado como presunto cómplice del aparato represivo. Antes de eso, el ex capellán usó el beneficio de las últimas palabras e intentó exculparse al asegurar: "En 2000 años de historia ningún sacerdote de la Iglesia Católica Apostólica Romana violó los sacramentos". El sacerdote hizo una suerte de homilía e instó a ganar "la paz con reconciliación en la verdad". El ex capellán policial también pareció cuestionar a los que atestiguaron contra él en el juicio: "El testigo falso es el demonio porque en él está la malicia, no está la verdad, está preñado de malicia concibiendo la maldad". A pesar de la copiosa lluvia que cayó hoy, militantes de derechos humanos que querían la condena del sacerdote y simpatizantes del cura que reclamaban su absolución se concentraron frente a los tribunales platenses, lo que ocasionó un fuerte clima de tensión en los alrededores. En tanto, minutos antes de que se conozca el veredicto, el edificio donde se realizó el juicio fue desalojado por una amenaza de bomba que resultó ser una falsa alarma. El alerta llegó a través de una llamada anónima en momentos en que la sala donde se desarrolló el juicio se encontraba llena de gente. "Testimonios livianos". La defensa del cura, encabezada por el abogado Juan Martín Cerolini, pidió su absolución, tras una exposición de poco más de dos horas. El letrado aseguró que el juicio que se le sigue a Von Wernich "viola el principio de igualdad ante la ley, como lo violaron los juicios de Nüremberg y Tokio". "Varios de los imputados en esos procesos, como mi cliente, fueron seleccionados sobre la base de criterios indefinidos jurídicamente y acusados con testimonios livianos", añadió Cerolini hacia el final de su exposición. El abogado entendió que los juicios que se le siguen a los responsables de la dictadura, entre ellos el del ex capellán, "están orientados a preferir acusados de relieve que puedan dar relavancia periodística a la investigación, independientemente del grado de participación que hayan tenido o no en algún tipo de delito". Relatos. A lo largo de casi veinte audiencias, más de 50 testigos dijeron al tribunal conversaciones que tuvieron con Von Wernich en distintos centros clandestinos de detención y relataron como el cura intentaba convencerlos de que "dieran información" a los militares para poder ser liberados. Otros aseguraron que el ex capellán participó de sesiones de tortura de las que fueron protagonistas. Ayer, tanto la querella como el fiscal habían solicitado la reclusión perpetua para el sacerdote "por genocidio", figura que no estaba contemplada en la acusación inicial por "homicidios, torturas y privaciones de la libertad". Los otros pedidos. Ayer, hubo disturbios tras la acusación de la fiscalía, que pidió condenar al ex capellán a reclusión perpetua por seis de los siete homicidios que se le atribuyen y su absolución por un homicidio triplemente calificado, al no dar por probado el crimen de María del Carmen Morettini En su alegato el fiscal dio por probados seis homicidios, 31 casos de tortura y 42 privaciones ilegales de la libertad. Tercero y primero. El juicio contra Von Wernich es el tercero que llega a sentencia desde que se anularon las leyes de obediencia debida y de punto final, lo que permitó reabrir centenares de causas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. El año pasado, fueron condenados por crímenes de lesa humanidad los ex policías Julio Simón, alias "El Turco" y Miguel Etchecolatz, en cuyo juicio declaró Julio López, que está desaparecido hace más de un año. El ex capellán es el primer miembro de la Iglesia que enfrentó un juicio por los delitos cometidos por el último gobierno de facto.