E
n un camino poco transitado que sale en un lateral hacia el oeste, desde el tramo de ruta de tierra que lleva a la balsa que cruza a Villa Urquiza, en el departamento Paraná, un paisano encontró un viejo Dodge 1.500 verde, abandonado y a pocos metros, entre unos pastos secos, con evidentes signos de haber sido quemados, el cuerpo quemado de un hombre, por lo que inmediatamente dio aviso a la policía. Ya en el lugar y ante la escena dantesca, los uniformados optaron por dar aviso a personal especializado y a la jueza de Instrucción de turno, doctora Elisa Zilli, a cargo del juzgado número 8. La magistrada, al ver lo ocurrido y ante serias dudas de las causales de la muerte, también dio intervención a los peritos forenses y al médico de tribunales, quienes junto a los investigadores de la División Homicidios y a los Bomberos Zapadores, analizaron la escena del luctuoso hecho para sacar las primeras conclusiones. Con el aporte de gente de la zona se pudo llegar hasta algunos familiares del occiso, quien fue reconocido como Mario Ambrosio Bolzán, de 87 años, quien tendría domicilio legal en avenida Jorge Newbery de Paraná, pero que ocuparía también una vieja finca casi transformada en tapera del campo donde fue encontrado. A sólo un par de metros del cuerpo, que ya se encontraba sin sus vestimentas, las que ardieron en llamas, dejando el cuerpo totalmente desnudo y con evidentes marcas de severas quemaduras, que llegaron a carbonizar partes de los brazos, se halló una herramienta tipo azada, con la que se estima, el fallecido buscaba cortar algunos pastos al costado del camino. La jueza ordenó el traslado del hombre a la morgue de Oro Verde, mientras los especialistas analizaban si pudo existir algún líquido combustible utilizado por Bolzán y confirmar oficialmente si se trató de un hecho accidental. Gente de la zona le habría informado a los investigadores que el hombre, que iba un par de veces o hasta tres por semana a ese lugar, de su propiedad, padecía serios problemas de salud y que no sería la primera vez que encendía pastos al costado del camino, lo que en alguna ocasión le habría generado los reclamos de algún propietario de las cercanías, al descontrolarse el fuego con el viento. Las actuaciones fueron iniciadas, por razones de jurisdicción, por la comisaría de Colonia Avellaneda.