P
ocos advierten, en la luminosa mañana del Café Tabac, en Buenos Aires, que el banquero más nombrado del sector petrolero nacional toma café, sentado al lado de una columna. Enrique Eskenazi, el hombre que quiere comprar el 25% de YPF y que negocia en estos días con la española Repsol, no se sorprende cuando le pregunta si puede hacerle un par de preguntas. Eskenazi habla bajo, mira a la cara y tiene mucho para contestar. Dice que la operación, si se concreta, se haría sólo el año próximo. Que encabeza un grupo sólido y que no se está diciendo la verdad. Que no es kirchnerista, aunque admira a Néstor Kirchner. Que conseguirá financiamiento externo y que, finalmente, levantará la empresa. “Cómo no. Siéntese”, dice. En la Argentina del silencio, el escrúpulo y la sobreactuación empresariales, el dueño del grupo Petersen, de los Bancos Santa Cruz, Santa Fe, San Juan y Bersa, el hombre de 81 años señalado como cercano al poder, invita a la mesa, aunque esté disconforme con el trato que el periodismo les ha dado a las negociaciones. Está hace dos horas. Es amable. "Se dijeron muchas cosas erróneas –empieza–. Esto es largo. Si se cierra, será el año que viene. ¡Me hacen reír cuando dicen que la operación se cierra en 15 días!" –¿Por qué el ministro De Vido dijo, hace menos de un mes, que estaría terminada en cinco o seis semanas? –Ah, qué sé yo... Yo no puedo responder por lo que dice De Vido. ¡Se dicen tantas cosas de todos lados! Los argentinos somos desconfiados por naturaleza. Nos estamos boicoteando a nosotros mismos. Nuestra capacidad de descreimiento es notable. Encima, todo ocurre en un año electoral. Después del terremoto en que nos metimos con la última crisis, en que nos quedamos con la plata de todo el mundo, ésta es la demostración de que hay bancos extranjeros que confían en la Argentina. –¿Por qué quiere comprar una empresa cuyas reservas caen? –Por eso, porque la podemos levantar. No llegamos ayer. Somos un grupo serio. ¿Sabe hace cuánto que estoy trabajando yo en esta operación? Hace un año. Pero se están diciendo muchas inexactitudes. Nos han tratado mal, como si fuéramos un grupo poco serio. –¿Usted lo dice porque se ha dicho que detrás está el Gobierno? –Pero qué Gobierno... Escúcheme, la operación tiene que ser aprobada por cinco entes. ¿Cree que aprobarían cualquier cosa? Repsol es una empresa que cotiza en la Bolsa de Nueva York; esto tiene que ser aprobado por la SEC [Securities Exchange Commission, la comisión nacional de valores de los Estados Unidos], por los propios accionistas, por los españoles, también por Kirchner, que es el presidente de la Argentina y tiene el poder de veto... Señores, ¿y si después de todo esto que se dice no lo aprueban? –¿Cree que la operación se puede caer por la prensa? –Sí, esto no ayuda. Se han escrito muchas cosas falsas. En LA NACION, por ejemplo, en la nota del domingo pasado, me han puesto al lado de empresarios que son otra cosa. Esto debería ser para festejar como país, tendríamos que estar en la tapa de The New York Times, pero aparecemos en la última página, casi en la página delictiva de LA NACION... –Bueno, salió varias veces en la tapa de LA NACION. –Sí, pero mal planteado. Se han dicho muchas inexactitudes. Mire, el periodismo se tiene que transformar de adentro hacia afuera. Aprovecho para decírselo porque usted es joven. Y, en el futuro, tiene la posibilidad de ser un gran periodista o un fracaso. La relación con Kirchner –¿No son un grupo cercano al Gobierno? Son dueños del Banco de Santa Cruz... –[Interrumpe] Mire, ¿quiere saber la historia del Banco Santa Cruz? Estaba muy mal y, cuando lo adquirimos, el gobierno provincial se quedó con el 49 por ciento y nosotros con el resto. Yo no conocía a Kirchner. Y, el día en que nos hicimos cargo, le dije que elevaríamos al banco de categoría, pero que ponía una condición: "No interfieran". Nos pusimos a trabajar y, tiempo después, cuando la calificadora de riesgo Fitch nos puso en categoría A menos, lo llamé y le dije: "Cumplí". El me contestó: "Yo también". Me dicen que soy kirchnerista. Yo no soy kirchnerista. ¿Qué significa ser kirchnerista? ¿Admirar a una persona? Yo creo que Kirchner es un gran administrador, es cierto. Nunca lo tuvimos acá; creo que es el primer presidente de la Argentina que tiene esas características. Y un negociador duro. Bueno, y con el carácter que todos le conocemos... Yo tengo muchas diferencias políticas con él. Claro, no voy a negarle que, si usted tiene un socio, lo tiene que conocer... –¿Y cómo comprará el 25 por ciento de YPF? –Con aportes de la banca extranjera, se lo estoy diciendo. Hay grupos dispuestos a financiarnos en esta operación. –Pero es mucha plata. ¿Le prestan lo que vale? –Le estoy diciendo que confían en nosotros. Esa plata es mucho dinero. No la tiene ni el Banco Nación. Hay confianza. –¿Y usted puede conseguirla? –Por supuesto. De la banca internacional. Es importante que entienda que hay mucha seriedad en el proyecto. No se trata de un negocio ajeno a nosotros, no somos empresarios improvisados. Tenemos una petrolera, ¿lo sabía? -Sí. -Ah, y yo soy ingeniero. Le digo que yo sí soy ingeniero. Puedo mostrarle la matrícula. Fuente: La Nación