E
n medio de una fuerte polémica sobre el impacto ambiental de la actividad productiva de las papeleras, la compañía Celulosa Argentina volvió a quedar bajo control de un grupo de capitales argentinos. Ayer, el grupo Tapebicuá se quedó con el 54% de las acciones de Fanapel, la empresa uruguaya que controla a Celulosa Argentina. La operación se cerró en 45 millones de dólares. Tapebicuá es un grupo de capitales mayoritariamente argentinos, si bien entre sus accionistas también se encuentra el empresario norteamericano Douglas Albrecht, que hace diez años vive en el país. La empresa cuenta con dos centros industriales en Corrientes y un tercero en Tierra del Fuego, empleando en total a más de 1000 trabajadores. Celulosa Argentina, por su parte, es una de las papeleras más antiguas. La firma fue fundada en 1929 y es actualmente una de las principales en la fabricación de pastas y papeles para impresión y escritura, con sus dos plantas fabriles ubicadas en Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (provincia de Buenos Aires), desde donde se exporta un cuarto de su producción a distintos países en América latina, Europa, Africa y Oceanía. La firma pasó por varias manos hasta que, en los 90, fue adquirida por el fondo de inversión CEI, liderado por el banco Citibank. En 2000, y en el medio de una fuerte crisis, el CEI decidió salir del negocio y le transfirió el control de la empresa a la papelera Fanapel, propiedad de la familia uruguaya Calcagno. Además de Celulosa Argentina, Fanapel controla la distribuidora de papel Casa Hutton y a las papeleras Fanapel Brasil y Convertel (Chile). Con la compra de Celulosa Argentina, el grupo Tapebicuá pasará a ser el nuevo líder en el negocio papelero, con una facturación anual cercana a $ 745 millones, de los cuales 450 millones corresponden a las ventas de su última adquisición. Tapebicuá reúne a un grupo de empresarios encabezados por Albrecht y sus socios argentinos Daniel Maradei, José Urtubey y Juan Collado. Desde su inicio de operaciones en el mercado forestal, la empresa lleva invertidos $ 385 millones, incluyendo los cerca de 140 millones que acaba de desembolsar por Fanapel. Industria polémica La compra de Celulosa Argentina se concreta en un momento en que la industria papelera se encuentra en medio de una fuerte polémica, a partir de la instalación de la compañía finlandesa Botnia en territorio uruguayo, frente a la ciudad entrerriana de Gualeguaychú. Para anticiparse a las críticas, en Tapebicuá destacaron que su empresa fue la primera en el país en obtener la certificación de calidad Forest Stewardship Council (FSC), que avala la sustentabilidad de los bosques, el uso racional y la protección del medio ambiente mediante la implementación de prácticas responsables y seguras. La operación toma más relevancia si se tiene en cuenta que con esta compra, un grupo con capitales argentinos pasará a controlar a una de las mayores papeleras uruguayas (Fanapel).