A
sí se desprende de un informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), en el que se señala que a pesar del crecimiento del PBI entre 2002 y 2006 de 41% y que las personas ocupadas se incrementaron en 2,7 millones, a diciembre de 2006 siguen vigentes más de un millón de planes de empleo de los cuales casi 90% corresponde al Plan Jefas y Jefes de Hogar. Según explica el informe, los incrementos nominales de salario (para acompañar el crecimiento económico), no permitieron superar la situación de emergencia. El Plan Jefas y Jefes llegó a proveer subsidios a más de 2 millones de personas. A continuación, los principales puntos del informe: El mantenimiento de los planes de empleo es consistente con el hecho de que 27% de la población se encuentra todavía en la pobreza, 43% trabaja en la informalidad y la distribución del ingreso es tan desigual como en 1996. Los aumentos salariales, sumados a los conflictos de estabilidad de precios, comenzaron a erosionar las bases que sustentan la recuperación económica. Al concentrarse los aumentos salariales en el empleo formal y en los segmentos más vulnerables prevalece el sector informal o el desempleo, el impacto distributivo ha sido bajo. La devaluación no sustituye buenas instituciones económicas, sociales y laborales que promuevan la productividad y la equidad. La Argentina sigue sufriendo por no tener reglas que induzcan a la eficiencia y, de esa manera, producir calidad con costos razonables pagando buenos salarios a toda la fuerza laboral. De esta manera, seguir ajustando salarios nominales no va a mejorar la equidad, pero terminará produciendo inflación y crecientes problemas de competitividad.