E

l lote está integrado, por Neuquen, por Tucumán, Santa Fe, Chaco y Tierra del Fuego (obligadas por cuestiones legales), y Catamarca, Entre Ríos, Córdoba, Río Negro, San Luis, Salta y Ciudad de Buenos Aires (los dos primeros distritos ya votaron). El mandatario Jorge Sobisch (Movimiento Popular Neuquino) fijó para el próximo 3 de junio la fecha de las elecciones locales, en comicios desdoblados de los nacionales y en coincidencia con la compulsa porteña, en la que competirá por la jefatura de Gobierno su potencial socio político, Mauricio Macri. «Mi único competidor es Néstor Kirchner; el 3 de junio le voy a ganar las elecciones en Neuquén, y después voy a hacer lo mismo a nivel nacional», disparó Sobisch, quien además anunció que se tomará licencia a partir del 4 de junio (un día después de los comicios) para dedicarse a su campaña hacia la Casa Rosada. Apuesta Al atar la votación neuquina a la porteña, el gobernador apuesta a que un eventual triunfo del MPN tenga alcance nacional, si es que finalmente en el distrito que hoy gobierna Jorge Telerman también resulta victorioso Macri (de la mano del PRO). En ese caso, la primera plana de los diarios dibujaría un doble triunfo de la oposición a Kirchner. Pero Sobisch además busca que desde las urnas neuquinas emane un mensaje hacia el propio Macri: que como candidato a presidente él arrastra votos, cucarda que no pueden ostentar otros postulantes a la Casa Rosada por una fuerza conjunta de centroderecha, como Ricardo López Murphy, Ramón Puerta y el hoy más lejano Roberto Lavagna. En Neuquén, el MPN lleva como candidatos a gobernador y vice a Jorge Sapag y Ana Pechén, triunfantes en la interna partidaria. Será la espada con la cual el partido provincial intentará retener el poder frente al embate de la fórmula de la Concertación K, compuesta por el intendente de Neuquén y radical «K», Horacio Quiroga, y el de Villa La Angostura, el peronista Hugo Panessi. Por eso la ingeniería electoral de Sobisch tiene -además de la lectura a nivel nacional-, otra a nivel local, ya que baraja la doble intención de evitar que Quiroga arrastre votos «desde arriba» (a partir de su condición de candidato de la Rosada), y de complicar la estrategia de la oposición local, al acortarle los tiempos de campaña. Sin embargo, Kirchner apuesta a ensayar también en la plaza neuquina su tradicional juego a dos puntas, ya que más allá del armado de una fórmula del pluralismo K -por cierto, con fuertes cortocircuitos (ver aparte)-, por debajo aceita un respaldo también a Sapag a través del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, con el secretario general del bloque petrolero patagónico, Guillermo Pereyra, como nexo político. La jugada política de Sobisch complicó los tiempos de la oposición provincial. De hecho, para materializar la convocatoria la Legislatura debió aprobar en tiempo récord un proyecto de ley enviado por el Ejecutivo provincial. Esa modificación amplió los plazos de convocatoria y permitió que la fecha de los comicios pudiera fijarse con apenas 30 días de anticipación al día de la votación. En este marco, mientras la Convención provincial del MPN se reunirá en los próximos días para definir los 35 candidatos a legisladores provinciales, la oposición todavía no logró cerrar sus listas y tampoco tiene definidos todavía los nombres de sus postulantes a diputados, intendentes y concejales. Quiroga, además, deberá definir en estos días si los comicios en la capital provincial se realizarán en coincidencia con las provinciales del 3 de junio (según lo anunció días atrás), o si cambiará su estrategia y los convocará en forma paralela a las nacionales de octubre.