H
ubo un tiempo en el que las cosas funcionaban de un modo más o menos previsible: en invierno hacía frío, en verano, calor; y el resto del año se repartía entre la tibieza un poco húmeda del otoño y el clima afable y soleado de primavera. Los lapachos florecían en el momento justo, las playas se ponían a tono en los meses más tórridos, y los mosquitos solían ponerle el color local a los veranos, pero no siempre iban más allá de una incomodidad soportable: entonces sólo había que hallar la forma más apropiada y menos venenosa de espantarlos. Los aerosoles fueron un buen invento, pero no duraron mucho. Ahora que todo cambió y nada está en sus cabales, los mosquitos parecen haber enloquecido. Nadie se atreve a asegurar si es el cambio climático, la creciente del río, el clima preelectoral o sencillamente que se ha propagado alguna especie clonada de los zancudos, mucho más belicosa y corpulenta que los raquíticos bichos que nos azotaban antaño, pero lo cierto es que noche y día, a sol y a sombra, los mosquitos nos tienen a mal traer. EL COLMO. La persistencia de los bichos es tal que una escuela, recostada de forma inconveniente cerca de un espejo de agua que antes fue exótico y pintoresco pero que ahora es poco menos que eso, el Lago Mainini, debió suspender ayer las actividades escolares “Es por los mosquitos”, respondió una docente cuando se le consultó los motivos por los cuales los alumnos de la Escuela Privada El Buen Pastor, ubicada en Artigas al 1700, debieron regresar a casa. De acuerdo a la explicación, hoy el establecimiento, al que asisten estudiantes desde el nivel inicial hasta polimodal, será sometido a una exhaustiva desinfección para permitir la vuelta a las actividades escolares en el más corto plazo. La medida fue adoptada por las autoridades del colegio, en acuerdo con el apoderado legal del establecimiento, el sacerdote José María López, por cuanto la escuela está bajo la jurisdicción de la Parroquia San José Obrero. En diálogo con EL DIARIO, el sacerdote dijo que las actividades se interrumpieron ayer, y que la inactividad continuará hoy, ya que recién por la tarde esperan contar con un equipo de fumigación, el único, que les cederá la Municipalidad. Así pues los 190 adolescentes que asisten al nivel secundario, y los 180 chicos del nivel primario tendrán dos días sin clases. “Es la primera vez que nos pasa esto. A la mañana, cuando se abrieron las aulas, no se podía estar adentro por la cantidad de mosquitos que había. Ante eso, decidimos suspender las clases, que si bien no es una medida que haya agradado a los padres, debimos hacerlo en función del alerta por el dengue que existe”, planteó el sacerdote. (El Diario)