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os dueños de la vanguardista marca de ropa por la que los jóvenes deliran aún hoy se empeñan en mantener el misterio. Como estrategia publicitaria, les sigue funcionando más que bien. En 1997 asesinaron a José Luis Cabezas y en medio de la investigación judicial el empresario postal que odiaba ser fotografiado se dio un tiro en la boca. Eso fue en 1998 y comenzó a correr el rumor: Alfredo Yabrán no murió. En 2000, la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores dictó sentencias de reclusión perpetua para nueve hombres (de los cuales hoy solamente dos siguen presos) y tres temporadas después los hermanos Martín, Diego y Noel Romero, junto a Angeles Chevallier, lanzaron su marca de ropa con el enigmático nombre de A.Y. NOT DEAD. ¿Alfredo Yabrán Not Dead? La imagen de la campaña era la por entonces recientemente raptada y liberada Florencia Macri, hija de Franco y hermanita de Mauricio. Fue un boom. Los cuatro diseñadores vieron crecer su emprendimiento como la espuma de una cerveza bien tirada, se ganaron el mote de jóvenes a la vanguardia del diseño textil y en 2004 abrieron un local en Palermo. Con el segundo ya inaugurado, en Recoleta, se instalan en el lugar de rebeldes que comercializan la no postura como postura y la venden a adolescentes que quieren sentirse únicos. “Todo lo hacemos con amor y buen gusto”, dice Noel con su tono monocorde, extraviadamente moderna al hablar, y deja escapar un “nada” cada dos frases. —¿Los sorprendió el éxito? —No, nuestro crecimiento fue producto del trabajo. —¿Y los golpes de efecto? —Todo lo que hacemos nos sale desde el corazón. —¿Como lanzar una colección con Florencia Macri? —Obvio que fue pensado, pero no falso. Es nuestra amiga. —¿Dónde la conocieron? —En la noche. Y nada, sabíamos lo que hacíamos. —¿Igual que el misterio sobre la sigla A.Y.? —Eso fue riéndonos. —¿De la idea de que Yabrán no esté muerto? —Ah, no. No sé. —¿Es una estrategia? —Es la realidad. —¿Yabrán no murió? —¡Nada! No vamos a contar lo que quiere decir. —Se cree que es por él. —Es para reírnos. —¿De qué? —Nada, una estupidez... —Entonces... —Entonces, bueno, nada. ¡No es por Yabrán! Lo dicho: nada. ¿Nada? (Fuente: Perfil)