U
n menor de 11 años de edad denunció ayer al mediodía en la comisaría 7ª, de la ciudad de Concordia, que su madre lo ataba al pie de una cama desde hace bastante tiempo y que debía pasar todo el día en ese estado hasta que su progenitora regresa al domicilio, el que abandona para ir a trabajar. El hecho se desencadenó cuando una mujer vio al chico corriendo por la calle, gritando que su madre quería matarlo y con una cadena y alambres atados a su tobillo izquierdo. Estaba algo lastimado por un evidente forcejeo con el cual logró soltarse de las férreas ataduras. La señora se compadeció de lo que estaba viendo y lo llevó sin pérdida de tiempo a la comisaría 7ª, donde se comenzaron a realizar las primeras averiguaciones. Producto de éstas, se pudo establecer que el domicilio en donde el chico estaba encerrado, el cual ocupa como hijo único junto a su madre, está ubicado en la cortada 59, entre Teniente Ibañez y calle J.J. Sola, en inmediaciones de Villa Jardín y en jurisdicción de la comisaría 8ª, por lo que todos los trámites y la víctima junto a la testigo de la desesperación del pibe terminaron allí, informando sobre lo ocurrido. Según el chico, esa era la situación que desde hace un tiempo le toca vivir a diario y que logró soltarse forcejeando con los alambres de fardo con los cuales estaba atada la cadena en su pierna, con otro extremo a la pata de una cucheta. Cuando los uniformados llegaron a allanar la finca de Rita Fernández, de 35 años, quien fue identificada como la madre del pibe, constataron que el chico decía la verdad y, efectivamente, estaban los restos de los alambres y una tenaza, cerca de la cama. La mujer salía todos los días a la mañana a vender mercaderías que suele traer de viajes fuera de la provincia. El titular del juzgado de Instrucción Nº 4, doctor Maximiliano Benítez, ordenó a la Policía que el caso se inicie con la carátula de “lesiones leves calificadas por el vínculo”, tras lo cual indicó que el chico debía quedar a bajo la tutela del Consejo Provincial del Menor, organismo que lo alojó en el Hogar Casa de los Gurises. Pero lo más patético del caso fue que cuando los investigadores realizaron algunas averiguaciones entre los vecinos de la humilde finca ocupada por madre e hijo, algunos confesaron que sabían que algo así estaba pasando. Fue recién en horas de la tarde que los investigadores pudieron hacer contacto con la progenitora y supuesta autora del forzado encierro, la que en ningún momento negó haber sido la que lo ataba. “Me tenía cansada, se escapaba y hacía estragos en el barrio”, comentaron fuentes policiales. El mismo jefe departamental de Policía, Faustino Pereyra, confirmó anoche que hasta el cierre de esta edición, la única medida tomada por el juez fue encausar a la mujer, pero en ningún momento se ordenó detenerla ni alguna otra medida que no fuera el alojamiento del chico en el Hogar de Menores. (Fuente: El Diario)