E
l intendente de Córdoba, Luis Juez, es quien más y mejor ha trabajado el terreno, ya que desde un principio supo que la fuerte estructura que posee en la Capital necesita sí o sí de un apoyo en el interior. Ahora se suma a la seducción de la UCR el gobernador José Manuel de la Sota, quien se anima a pensar a su candidato, el vicegobernador Juan Schiaretti, acompañado por un integrante del centenario partido. En tanto que una tercera punta se agrega con Héctor «Pichi» Campana, el titular del Frente para la Victoria (FpV) local que también hurga en el campo radical, rico en intendentes concertadores. Trasciende al caso radical cordobés lo que sucede a nivel nacional en la UCR. El comité nacional presidido por Gerardo Morales ya juega con Roberto Lavagna, pero los concertadores liderados por el gobernador mendocino Julio Cobos pisan fuerte en el interior y han comenzado a tejerse alianzas electorales en provincias. En este sentido, Catamarca es un ejemplo que se multiplicaría en varios distritos, no sólo por la alianza entre el gobierno del radical Eduardo Brizuela del Moral y un sector kirchnerista, sino también por la posibilidad de que haya más de una lista K para asegurar la victoria del presidente Néstor Kirchner, gane quien gane. Por lo pronto, trascendió en Córdoba que De la Sota se mostró interesado en que Schiaretti haga fórmula con el intendente de radical de Mina Clavero, Alberto Giménez, titular del Foro de Intendentes UCR y tal vez el jefe comunal más afín al gobernador. Giménez tardó apenas un día en desmentir la posibilidad y en negar que vaya a unirse al delasotismo. Aun así, ya se hizo visible la intención de De la Sota. De hecho, en 2003, el mandatario intentó un acuerdo con la UCR, tentando al intendente de San Francisco, Hugo Madonna, que finalmente lo rechazó. En rigor, lo que teme ahora De la Sota es que Juez logre una mezcla que podría catapultarlo a la Casa de las Tejas en los próximos comicios: ser abanderado de la concertación K y sumar al poder que posee en la Capital la base de una alianza con intendentes radicales. Embarrar este terreno es la misión del delasotismo. Representante Pero para mayor preocupación del gobernador, Campana comenzó a ejercer con mayor intención su rol de representante de Kirchner en la provincia y la semana pasada tuvo un encuentro con el propio Giménez, a quien visitó in situ con la excusa de estar de paso por la turística zona de Traslasierra. Por el momento, Campana apuesta a la intendencia de Córdoba, pero no está descartado que haga el intento por la gobernación si le llega el mandato desde la Casa Rosada. En caso de darse esta opción, teniendo en cuenta que Schiaretti se acerca a Kirchner todo lo que el santacruceño se lo permite -lo cual es muy poco- y que Juez es devoto militante de la concertación, podría pensarse en tres listas kirchneristas en la provincia mediterránea. La atracción que ejerce la UCR se centra en sus 120 intendentes y jefes comunales, que serían decisivos en una elección ajustada. Se trata de un radicalismo heterogéneo, ya que mientras el titular del partido y diputado nacional, Mario Negri, se encuentra cerca del pensamiento del comité nacional, existe un vasto sector de intendentes, liderado por el mandatario de Jesús María, Marcelino Gatica, que comulga con Juez. También se da una figura como el intendente de Río Cuarto, Antonio Rins, que se juega de lleno a la concertación K, lo cual lo vincula a Campana. Un factor que desata este furor por los radicales es que las intendencias de este partido han adelantado masivamente sus comicios, debilitando la opción UCR para la gobernación y abriendo el juego a alianzas de cara a los comicios para gobernador. (Ambito)