A
unque en ese lugar no se encontró nada, está en la mira la zona centro-norte entrerriano. “El tema está en estudio y en marzo o abril posiblemente se decida qué hacer”, dijo el secretario de Energía. En tiempos en que escasea tanto el gasoil y el precio del barril de crudo ha subido varias veces, la posibilidad de que fluya petróleo en algún punto del territorio entrerriano —agrícolo-ganadero por excelencia—, suena, al menos, atractiva y bastante más extravagante. Se trata de una posibilidad, según se admite desde el Gobierno provincial, sobre la que deberá decidirse si se inician investigaciones para confirmarla o desestimarla. “El tema está en estudio, y en marzo o abril posiblemente se decida qué hacer”. Esas fueron, en resumen, las palabras del secretario de Energía de la Provincia, Carlos Molina, ante la consulta sobre si el Gobierno encarará investigaciones tendientes a determinar si hay o no petróleo en Entre Ríos. Y aunque suene raro, el proyecto tiene historia en la provincia y se remonta a las primeras décadas de 1900, cuando se abrió con fines exploratorios un pozo en cercanías de Gualeguay y continúa, a mitad del siglo, con una perforación realizada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en El Pueblito, una localidad cercana a Nogoyá. Ahí, hubo un hallazgo: se detectó la “roca madre” —roca donde se forma el petróleo—; pero, sin embargo, en ese lugar de la Cuenca petrolero-gasífera Chaco-Paranaense no se encontró nada. Ahora bien, la existencia de la roca madre dejó latente la posibilidad de que haya petróleo o gas en algún otro punto de la cuenca que atraviesa la zona, cuestión que movilizó a la Dirección de Minería de la provincia durante los ‘80 y la última etapa de los años ‘90. En esos períodos, desde el área se realizaron trabajos de recopilación de información y se elaboró el proyecto de un estudio geofísico que iba a ayudar a develar el misterio. El trabajo costaba 10 millones de pesos/dólares y ese aspecto —sumado a que la gestión de gobierno (segundo período de Jorge Busti) transitaba la última etapa—, hicieron que la iniciativa “quedara ahí”, recuerda el geólogo Juan Carlos Bertolini, quien fue titular de la Dirección de Minería en esos años y un estudioso del tema. INICIOS. En el siglo XIX comienzan los estudios geológicos estructurados del territorio argentino. Primero, las investigaciones apuntaban a la minería y después, con el tiempo, se adosó la búsqueda de petróleo. Con esos fines, narra Bertolini, se eligieron puntos de exploración y perforación en el país. Así, en la década de 1930, la Dirección Nacional de Geología y Minería cavó un pozo en Gualeguay de más de 800 metros de profundidad con fines exclusivamente exploratorios. Después, siguieron las investigaciones en el país y en entre las décadas del ‘50 y ‘60, YPF resuelve estudiar la Cuenca Chaco-Paranaense, que en América del Sur integra Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Chaco y Formosa, parte de Córdoba y La Rioja, República Oriental del Uruguay, centro sur del Brasil y Paraguay. “Esa cuenca tenía características y manifestaciones de todo tipo y edades geológicas, por lo que Entre Ríos podía ser un posibilidad?, indica Bertolini, en referencia a la eventual existencia de petróleo. Con la perforación del pozo de Gualeguay, quedó descartada la posibilidad de que haya “roca madre” en esa zona. Transcurren dos décadas, y ya con intenciones concretas de buscar petróleo, YPF encara la perforación denominada Pozo Nogoyá 1, situado a unos 25 kilómetros al norte de la ciudad. “No se encontró ni petróleo ni gas. Lo interesante de este pozo fue que localizó la roca madre del petróleo”, aclara Bertolini, quien añade —como dato alentador— que en otros lugares de la misma cuenca (Brasil y Paraguay) sí habían aparecido manifestación de gas y petróleo. La perforación tuvo una profundidad de 2.088 metros y alcanzó para observar las características de la cuenca, de la roca madre y dejar abierta la alternativa de nuevos estudios. DE NUEVO. En 1974 se vuelve a tocar el tema cuando desde el área de Planeamiento de la Gobernación “se exhuma la idea de la exploración del petróleo a raíz del recuerdo del Pozo Nogoyá 1”, se señala en una publicación. A partir de 1987-1988, se retomaron los estudios. Según recuerda Bertolini, quien por esa época dirigía el área de Minería, “se repasó toda la información del pozo de Nogoyá”, mientras que a la par se seguían con exploraciones en Santa Fe y Córdoba. Ya en la década del ‘90, la Provincia decide realizar un recopilación de antecedentes para reunir toda la información referida al tema. El trabajo se hizo —asevera Bertolini— y con esos datos se plantea desde Minería realizar una exploración mediante estudios de sísmica, la técnica más avanzada en ese momento. Así, en 1998 se comenzó a averiguar el costo de la tarea para ejecutar en lugares donde se estimaba que podía haber “estructuras geológicas (en la cuenca) que entrampen al petróleo”. Pero el trabajo demandaba una inversión abultada: 10 millones de pesos/dólares. A partir de ahí, el “tema está carpeta, no está descartado”, explica el geólogo, quien dice que ahora —si se decide retomar el proyecto— quedaría hacer ese mismo tipo de estudio sísmico. Y el lugar con más posibilidades sería el centro norte entrerriano. En una escala del 1 al 10, Bertolini dice que en Entre Ríos se ubican en 3 las posibilidades de lograr hallazgos. Como aspecto a favor menciona la existencia de la Cuenca Chaco-Paranaense y la “roca madre”. Ahora, queda el camino de los estudios si es que se quiere saber, entre otras cosas, si en estas tierras hay alternativas geológicas donde pueda quedar entrampado el petróleo. “Es un tema post verano” Carlos Molina, secretario de Energía de la Provincia, dijo que si bien su área tiene otras prioridades que atender en los próximos meses, la decisión sobre si se inician estudios tendientes a detectar la existencia de petróleo o gas en Entre Ríos se tomará “en marzo o abril”. El funcionario indicó que en lo inmediato tiene varios temas que resolver, y mencionó la provisión de gasoil en el corto plazo; en el verano, el suministro eléctrico, y también el desarrollo gasífero. De todas formas, indicó que el tema está en estudio en áreas provinciales, como en Minería, y aseguró que en 2007 se tomará una decisión sobre qué hacer. “El tema está en carpeta, pero es un tema post verano”, afirmó, para indicar que sería importantísimo para la Provincia si se encontrara una reserva de ese tipo. Sin embargo, no ahorró cautela al referirse a los costos que demandaría la búsqueda y, al respecto, opinó que la nueva Ley de Hidrocarburos justamente busca alentar a inversores mediante la eximición de gravámenes. Una nueva ley con exenciones La nueva Ley de Hidrocarburos, sancionada el 11 de octubre pasado por el Senado de la Nación, contempla la exención de impuestos para empresas privadas asociadas a Enarsa en la explotación. La iniciativa se convirtió en ley con 35 votos del oficialismo contra 21 de todo el arco opositor, que cuestionó los incentivos que prevé la ley y la imposibilidad de que la autoridad de aplicación de la norma sean las provincias. El régimen promocional prevé la distribución, a cargo de las provincias y de la Nación, de nuevas áreas de exploración y la devolución anticipada del IVA en las inversiones de bienes de capital que realicen las empresas petroleras. Además, establece que el Impuesto a las Ganancias sea amortizado en tres cuotas anuales, iguales y consecutivas. También se exime del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta a los bienes pertenecientes a los titulares de los permisos de exploración. Los beneficiarios tampoco pagarán los derechos de importación por la introducción de bienes de capital que no se fabriquen en el país, y que fueran necesarios para la ejecución de las actividades de exploración y explotación. Las áreas que integrarán el régimen promocional son aquellas con potencial geológico sobre las que actualmente no existan derechos de terceros otorgados por la Ley de Hidrocarburos. Para las áreas en Plataforma Continental, la ley prevé que los beneficios sean aplicados durante un lapso de quince años. Será de doce años para las áreas en Cuencas Sedimentarias sin Producción; y de diez años para las Cuencas Sedimentarias con Producción. Las áreas serán asignadas por las provincias o por la Nación, de acuerdo con lo que corresponda. Además, para acceder a los beneficios otorgados por la nueva ley, las empresas que pretendan explorar el subsuelo argentino deberán asociarse con la empresa estatal Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa). La participación de Enarsa en los resultados de las actividades comunes deberá guardar una relación razonable respecto de las obligaciones asumidas y las contribuciones realizadas. (El Diario)