L
as teorías del pasado, en las cuales se mencionaba que los casos de muerte por autodeterminación se daban comúnmente en personas mayores, en casos de enfermedades crueles, crisis económicas o situaciones pasionales, han quedado totalmente ajenas a la realidad que nos muestran hoy los hechos. El primer hecho se produjo en el barrio Bajada Grande, en calle Croacia al sur, donde aproximadamente a las 14, Agustín Aranda, de 12 años, debió ser auxiliado por su madre en medio de una escena de desesperación, quien al notar que no salía del baño ingresó a ver qué le ocurría. Utilizando un tirante y una soga, se colgó por el cuello y rápidamente la madre corrió con él hasta el Hospital Gerardo Domagk, donde lamentablemente los médicos no pudieron salvarlo. El segundo hecho se registró aproximadamente a las 19, en la esquina que ocupa la tribu de gitanos Yancovich, en la intersección de Avenida Almafuerte y Salellas de Paraná. Según trascendió, mientras el grupo familiar se encontraba en una de las habitaciones, la joven Marilén Ruth Yancovich, de 16 años, se dirigió a un sector contiguo y poco después fue encontrada colgada por el cuello. La adolescente había utilizado, para lograr su propósito, un cable tipo coaxil de televisión. También en este caso, los familiares la trasladaron en forma inmediata al Hospital San Martín, donde la joven gitana llegó sin vida. En ambos casos el juez de Instrucción de turno ordenó la realización de autopsias y de relevamientos que quedaron a cargo de peritos especializados de la Dirección de Criminalística.