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uan Manuel Giménez pasó por diversos trabajos: una fiambrería, una agencia de viajes, encuestadoras… Pero hay uno que destaca. “Mi padre fue ferroviario y yo también, en el Ferrocarril General Urquiza, por casi 5 años. Gracias a mis compañeros, conocí la actitud solidaria y alegre para encarar obstáculos. Pero eso no significa que haya sido fácil”, reconoce, y recuerda: “Esa cultura de trabajo me permitió, frente a la dureza de una realidad, tener un tono y un humor aguantador”. La militancia y las cuestiones comunitarias siempre lo motivaron. Mientras era ferroviario, como delegado gremial, y cuando cursaba Comunicación Social en la facultad, integrando el centro de estudiantes. Y participando, además, en diversas actividades culturales. Con unos anteojos que le dan un look intelectual, pero sin ocultar su simpatía, hoy Juan Manuel forma parte de la Asociación Civil Barriletes, un equipo de personas que desde 2001 promueven la cultura de trabajo, la solidaridad y la participación ciudadana. Allí, él coordina el área de expresión sociocultural. “Lo que más me moviliza es ver jóvenes entusiasmados, alegres, canalizando su energía”, expresa. El principal emprendimiento de la asociación es la revista mensual de calle Barriletes (42.000 ejemplares anuales), que venden adolescentes y adultos desocupados o cuyas familias viven en condición de pobreza. El medio involucra a más de 250 personas. Por su parte, Giménez también dicta clases en la carrera de Comunicación Social y dirige el proyecto Cultura Activa en la Universidad Nacional de Entre Ríos. ¿Su mensaje? “Cuando uno abre la mano para dar algo, indudablemente vuelve algo. Sólo hay que estar abierto para ver en qué forma regresa.” (Fuente: la Nación)