L
a historia comenzó cuando la joven llegó a pedir auxilio al Hospital Francisco Ramírez, ingresando a la guardia con fuertes dolores abdominales. Pocos minutos después, su cuerpo produjo la expulsión de un feto de tres meses de gestación, con su placenta, lo que mostraba un cuadro bastante irregular para los médicos que la analizaron. Al profundizar la investigación, se pudo establecer que la paciente había ingerido una cantidad elevada de pastillas abortivas e incluso dos de estas dosis pudieron ser secuestradas e incorporadas a la causa iniciada en su contra. (El Diario)