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specialmente a los sectores productivos que reclaman una urgente normalización del suministro para poder hacer frente al período de siembra de soja que ya arrancó en varias provincias y se extenderá hasta fin de año. Pero el campo no es la única víctima de la falta de combustible y las ofertas especulativas: en Salta, por ejemplo, tres grandes empresas mineras que operan en la Puna y una cantidad mayor de medianas y pequeñas, que en su conjunto totalizan una veintena, paralizaron sus procesos de exploración y extracción. Estas tareas demandan cerca de 70.000 litros semanales. La falta de gasoil y los sobreprecios de hasta 70% por encima del oficial que ofrecen proveedores del combustible tienen también su correlato en provincias como Jujuy, donde el gobierno incluso se vio forzado a interponer un recurso de amparo ante la Justicia para garantizar a la producción local el volumen de gasoil necesario. El ministro de Producción y Medio Ambiente jujeño, Hugo Tobchi, ratificó la vigencia de ese recurso judicial, que obliga a las empresas petroleras a proveer en la provincia el gasoil o el combustible necesario, y por el cual, de no cumplir, podrían ser sancionadas. La medida cautelar alcanza a las empresas Repsol YPF, Petrobras, Shell y Refinería del Norte.  Otras necesidades «Estamos en etapa de cultivos y Jujuy tiene, además, otras necesidades vinculadas al transporte de cargas, el turismo y la vida cotidiana», explicó a este diario el ministro Tobchi, y precisó que para ello se necesitan entre 7.500 y 8.000 metros cúbicos de gasoil por mes. Volviendo a la paralización de la actividad minera, funcionarios del gobierno de Salta llevaron ayer su preocupación ante el subsecretario de Energía de la Nación, Cristian Folgar, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. «La minería es muy importante para nuestra economía ya que genera un movimiento de u$s 70.000.000 en exportaciones y una cifra análoga en el mercado interno», dijo el secretario de Minería salteño, Ricardo Alonso. «Lo que tenemos que averiguar en Buenos Aires es qué es lo que está pasando, por qué no se aplica la Ley de Abastecimiento, quién especula y cómo logra hacerlo», enfatizó. El malestar por el mercado paralelo que surge por la escasez de gasoil con precios que saltan de $ 1,49 a $ 1,80 por litro forzó a las autoridades de distintas provincias a monitorear el abastecimiento. Pero piden, sin embargo, que sea la Nación la responsable de regular el mercado. «La Secretaría de Energía de la Nación -reclamó el ministro de la Producción de Salta, Sergio Camacho- es la única que tiene las herramientas» para frenar esta metodología que se aplica en el mercado doméstico.  Escenario dramático El funcionario del gobierno de Juan Carlos Romero trazó, además, un escenario dramático para la economía local: «Cuando se termine de normalizar el suministro de gasoil va a ser tarde», dijo en relación con la siembra de soja que ya se inicia en una superficie de al menos 500 mil hectáreas. -Pero el gobierno nacional dice que se está normalizado el suministro, se le requirió. -Eso no es cierto. Aquí no «llueve gasoil» y cuando «llueve», es más caro. Con todo, a los sobreprecios y las ofertas especulativas se suma otro dato que preocupa: los precios de los fletes desde las provincias periféricas hasta zonas portuarias -distantes por lo menos a 1.600 kilómetros- se ven notoriamente encarecidos. «No puede ser que esta provincia que ya de por sí está muy lejos de los puertos y compite con otros productores de la región central remando por el valor del transporte, ahora tenga que competir por el precio del flete», se quejó el ministro de la Producción y el Empleo salteño. El denominado «impuesto a la distancia» insume en algunos casos 40% del valor de una tonelada que se mueve hacia el mercado. «Esto no es una contingencia, alguien no sumó bien», castigó Camacho en directa alusión al gobierno nacional. En esta provincia, el consumo mensual de gasoil está estimado en 26.000 metros cúbicos (300 mil metros cúbicos al año), y sólo 32% se destina a uso de vehículos domésticos. El resto va directo al sector productivo. (Ambito Financiero)