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omenzó en Paraná, la Convención Anual del Instituto de Subdistribuidoras de Gas de Argentina —ISGA—, que nuclea a 34 de las 70 empresas del rubro que hay en el país. Entre las subdistribuidoras que prestan servicio en el territorio nacional, Redengas —anfitriona de esa reunión— es la más importante, con 35.000 clientes en Paraná a los que se suman los 10.000 de la subdistribución que en San Francisco tiene el holding al que pertenece la referida firma. Desde el 2003, cuando se conformó el Instituto, estos encuentros resultan útiles para plantear diversas realidades. “Este año estamos en un proceso de cambio muy importante a nivel ente regulador que nos está obligando a tomar medidas”, comentó el presidente de la entidad, ingeniero Gustavo Siri. El gerente local de Redengas, el ingeniero Mario Luna, precisó que para los subdistribuidores hay dos temas centrales: uno, es que desde el 2003 en adelante, el Energas ha perdido mucho poder de decisión en favor de la Secretaría de Energía, lo que dificulta las conversaciones, ya que hay que atravesar mayor burocracia. El otro, que la normativa asigna a las distribuidoras el poder de policía sobre las subdistribuidoras. “Generalmente, hay una lucha comercial entre la distribuidora y la subdistribuidora y consecuentemente, si una es parte no puede estar auditando lo que hace la otra. No corresponde que un privado audite a otro privado cuando eso debería hacerlo el Energas”, señaló el ingeniero Luna. En este sentido, explicó que para modificar la situación, habría que cambiar la resolución para, en definitiva, “evitar que controle quien es competencia”. Ayer, la agenda del encuentro, incluía conferencias sobre “Abastecimiento de gas para redes de distribución de gas propano indiluído”, “Desarrollo de redes de gas, experiencia en la provincia de Buenos Aires”, “Fideicomiso financiero usado en expansiones del sistema de SDBs”, “Fideicomiso financiero para obras de expansión de gasoductos”, “Experiencia Emgasud en obras financiadas por Fideicomisos” y “Nuevo reglamento para instalaciones internas”. Acerca del crecimiento del consumo del gas natural, el vicepresidente del ISGA y gerente general de Redengas, Luigi Brambilla, destacó que se trata de “un servicio mas cómodo y más práctico”, a lo que sumó el “bajo costo porque son cinco años que las tarifas están congeladas”. No obstante, consideró que si bien el aumento en el consumo, desde un punto de vista puede ser positivo, “desde otro punto de vista, como cualquier materia que no se reproduce, sin explotar nuevos pozos debido a la inseguridad jurídica que hoy reina en el país, merece ser observada con cuidado. Si bien es cierto —acotó— que vendemos un 20 % más, podría tratarse del famoso dicho ‘pan para hoy y hambre para mañana’”. Luego de aludir a que las subdistribuidoras son el último eslabón de una cadena, “hoy el problema más que nada es la explotación de nuevos pozos porque son grandes inversiones que tienen que estar garantizadas en plazos de 20, 30 años y hoy el país no permite hacer inversiones a tan largo plazo”, reiteró. Y, “el otro cuello de botella son los transportes porque los gasoductos han quedado chicos de acuerdo a la gran demanda”, añadió. Acerca de las expectativas que abre para el sector el acuerdo firmado el jueves último entre los gobiernos, nacional y el de Bolivia, “nos estamos enterando por los medios”, respondió Brambilla inicialmente. Opinó que “determinadas zonas se ven beneficiadas en particular la Mesopotamia, con la construcción del gasoducto”. Brevemente, sostuvo que es “positivo desde el punto de vista técnico-operativo” aunque “desde el punto de vista de la tarifa, no sé a qué precio fue firmado ese acuerdo”, indicó.