E
l supervisor de Fiscalización de Productos Alimenticios de origen animal del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Alberto Harris, afirmó que el organismo aún no aprobó el proyecto de readecuación del Frigorífico Santa Elena que presentó la firma –propiedad del cuestionado empresario menemista Sergio Taselli- y, por lo tanto, tampoco pudo corroborar el cumplimiento de dichas modificaciones para que puedan iniciarse las pruebas. Por ello, manifestó imposible determinar “cuán lejos o cuán cerca” está la planta de su reactivación. “He hecho algunas inspecciones y veo algunas obras que se van haciendo, pero no se cuán lejos o cuán cerca está de su reactivación”, dijo el funcionario quien explicó que la función del Senasa, respecto al frigorífico, es “aprobar el proyecto con las modificaciones y luego, inspeccionar que efectivamente hayan sido cumplidas. Una vez que eso esté, entonces se hacen las pruebas”. Además admitió extraoficialmente que “están caminando en ese sentido”, pero confirmó que “todavía no está aprobado el proyecto en Buenos Aires”. Pese a ello, reconoció que hubo algunos avances importantes, por ejemplo en “la planta de agua y en la playa de faena que son buenos”. Pese a que en octubre del año pasado, el empresario había estimado que la planta estaría en condiciones de funcionar en febrero con las condiciones necesarias para exportación, el funcionario del organismo nacional, reiteró: “Hasta que no se apruebe ese proyecto no se puede decir que oficialmente la empresa cumplió”. Vale recordar que el pasado mes de mayo, el Banco Nación decidió vender la planta del frigorífico Santa Elena, al cuestionado empresario Sergio Taselli, quien ya era propietario de las maquinarias de la empresa. El frigorífico Santa Elena había sido privatizado a principios de la década del ´90 durante el gobierno de Carlos Menem. A poco de ser transferido, la planta fue cerrada y la localidad del norte entrerriano quedó inmersa dentro de un gran índice de pobreza y de desocupación (en la actualidad ronda el 80 por ciento), debido a que la población dependía casi exclusivamente de sus actividades. (Fuente: APF)