| Entre Ríos EN LOS MEDIOS NACIONALES |
Domingo, 8 de julio de 2018

Notafílicos, los que hacen todo por un billete (exponente entrerriano)

Notafílicos, los que hacen todo por un billete (exponente entrerriano)

“Promete pagar a la vista y al portador la cantidadde… pesos en moneda metálica”. Esa frase, impresa en 1822 por el Banco deBuenos Ayres (también conocido como Banco de Descuentos), fue el puntapié delpapel moneda en Argentina.

Y a cuatro años de cumplirse dos siglos de aquel hito, cadadía son más los fanáticos que coleccionan billetes patrios. Paciencia, periciay bolsillo son algunas de las cualidades de los notafílicos locales que hurganen ferias de antigüedades, parques públicos y casas numismáticas para dar conel preciado botín de colección.

La galería Corrientes Angosta es uno de los nidosobligatorios para todo aquel que quiera hacerse con algunos buenos billetes. Elestado de conservación es clave para el coleccionismo (desde regular hasta sincircular). Por eso, el ávido juntador de piezas podrá toparse con ejemplares acinco pesos (las típicas que se encuentran en los rejuntes de billetesvariados), como la elite numismática de cuatro y cinco dígitos. Todo escuestión de gustos y bolsillo.

Otro punto obligatorio de reunión es cada domingo por lamañana en la Feria del Ombú en Parque Rivadavia. Y no olvidar los portales decompra venta en Internet. Pero ojo, en este rubro del coleccionismo, es muyimportante el mano a mano, palpar la calidad del billete en cuestión paratestear su estado de conservación.

“Las mejores piezas van de un coleccionista a otro”, diceuna de las fuentes de este informe. “Una de las piezas más codiciadas es elbillete de 500 mil pesos ley 18.188 (firma Lopez-Gonzalez del Solar)”, comentaotra, Mariano Cohen, autor del libro Papel Moneda de la República Argentina,que acota que hoy “tenés una gran variedad de billetes de entre 30 y 300 pesos-en perfecto estado- para arrancar a coleccionar”.

Para entrar en tema, la “Biblia” notafílica es Billetes dela República Argentina Tratado y Catalogación 1890 a 2001, escrito en 2002 porRoberto Bottero. Aquella obra fue actualizada en Billetes Argentinos 1884-2016,a cargo de Eduardo Colantonio. Y para los que busquen especializarse en elsiglo XIX, está Papel Moneda Nacional Argentino Bonaerense 1813-1897 de OsvaldoNusdeo y Pedro Conno. Y Papel Moneda de Argentina (de Robert Bauman) que abarcaentre 1816 y 1899.

“Lo que más busca la gente son los emitidos desde 1935 enadelante. Y cada vez se colecciona más por su conservación, antes se apuntaba allenar el agujero. Hoy eso cambió: se tiene muy en cuenta el estado para laeventual reventa”, cierra Cohen, con unos 20 años de experiencia en el comercionumismático.

“Siempre se falsificaron billetes en la Argentina”

Alberto Fernández focaliza su colección en la marca de aguade las impresiones patrias.

Mira con atención el billete, cada detalle. Invita alcronista a que pose su mirada a trasluz del papel moneda. Y al vislumbrarse unafigura, comienza a explicar los secretos de la pieza en cuestión.

Alberto Fernández no es un coleccionista cualquiera. Él poneel ojo (y deposita varias horas semanales de estudio) en un punto peculiar: lafiligrana, ese mojón transparente (también conocido como “marca de agua”) quefunciona como una de las herramientas de seguridad indispensables para evitarfalsificaciones.

Este técnico gráfico -al que apodan el Gallego- trabaja enuna rotativa desde 1999, imprimiendo revistas a cuatro colores, y su pasión porel papel se acopló con otra: coleccionar billetes argentinos, un camino quesiguió al de su padre, que también se dedicaba -no tan profesionalmente comoAlberto- a este hobby. “Voy de lo complicado a lo fácil, por eso colecciono porfiligrana, serie numérica y firma, sin incluir las variantes o errores deimpresión”, sentencia firme este fanático de Motörhead.

Junto a su “Biblia”, el libro de Roberto Bottero (Billetesde la República Argentina) bajo el brazo, comenzó a ensamblar su universo debilletes nacionales sin dejar de lado la publicación de artículos en El Óbolo,la revista del Instituto Numismático de Avellaneda, del cual es vicepresidente.

Y por ello descubrió que el billete de 50 mil Pesos Ley, de1979, incluye una sub filigrana con el escudo nacional difuso, más achatado queel original. “Uno pertenecía a la impresión hecha en papel moneda suizo y, elotro, inglés. Para investigar, me contacté con la Casa de Moneda, el BancoCentral, y por ello me enteré de que sólo se usaron algunos remanentes de papelsuizo en billetes de la época que estudié y pude detectar”, cuenta Alberto,entre pitadas de cigarrillo rubio.

Uno de los tópicos obligatorios, con respecto a la notafilialocal es saber qué opinarán los expertos sobre el diseño del billete actual ysu nivel de impresión. “Creo que la calidad de diseño de los billetes es muybaja, mientras que la impresión calcográfica cambia el rumbo de lasfalsificaciones”, afirma.

-Hoy en día la fauna autóctona reemplaza al prócer en elbillete. ¿Cuál quedó afuera para vos?

-Sin dudas el salteño Martín Miguel de Güemes, que deberíaestar a la altura del general San Martín. Sólo se lo incluyó en las letras detesorería de Salta, pero en ninguno oficial.

-¿Cuáles son los mejores?

-Los billetes de Peso Moneda Nacional (impresos entre 1942 y1969) son los que tienen el diseño más logrado. De los antiguos, el de laAmerican Bank Note, con esa calcografía infalsificable aunque, desde el primerbillete emitido hasta el último, aquí todos se falsificaron.

-¿Cómo detectar uno falso?

-Por su relieve, forma y terminación, el tacto es crucial enel papel moneda. La filigrana -que el falsificador dibuja- es lo que menos vela gente, y para mí es lo primero.

??”El billete siempretuvo un fin político”

Fernando Perticone y su amor por los billetes inmaculadosque van desde 1859 a la fecha.?

Fabricar herramientas para trabajos de roscado mecanizado ymatricería lo alejaron del mundo metálico, pero lo acercaron al papel. Por eso,Fernando Perticone, un técnico mecánico fanático de Chacarita, eligió a losbilletes antes que a las monedas, con un lema: “Vos no te hacés coleccionista,se nace”.

En su casa de Floresta todo parece una maqueta. El orden esquirúrgico, y no hay nada fuera de lugar. Libros y catálogos llenan un muebleque también guarda varias carpetas clasificadas por tema y fecha. “Me apasionanlos billetes por su diseño, en ellos podés leer un montón de cosas”.

Para él, uno de los billetes más pintorescos es el de Unpeso (Moneda Corriente) de la provincia de Buenos Aires de 1869, que tiene auna cabra dibujada en su anverso. “También me gusta la serie de la Efigie delProgreso, que abarcó desde la Caja de Conversión (1899) hasta su última serieemitida por el Banco Central de la República Argentina, en 1959”, dice elactual Secretario del Centro Numismático Buenos Aires (CNBA).

Pero, ¿cómo comenzó en esto? Desde hacía 15 años, Fernandoguardaba en un maletín varios Pesos Ley 18.188 y Pesos Moneda Nacional dedistintas series, todos impecables. Allí la regla madre: él podría atesorar másbilletes de los que forman su colección, pero preponderando el estado deconservación de la pieza. “No soy completista, no necesito los detalles. Compréen varias casas de numismática, billetes desde 1935 a la fecha, variasversiones del mismo. Hasta seis veces cambié ejemplares por otro mejor, como elde 10 mil pesos Moneda Nacional con el retrato de San Martín anciano, hasta queme cansé y dije ‘basta, voy a cambiarlo una sola vez, cuando valga la pena’. Mefrustré un poco”, recuerda.

Pero una charla lo hizo volver a entusiasmarse. Fue cuandoun colega numismático le dijo: “Un día, vas a pagar más por un billete actualque por uno del siglo XIX, y ahí vas a abrir tu colección”. Y tuvo razón.

Así comenzó a orientar su colección hacia billetes de finesdel XIX y principios del siglo XX. Y aprendió mucho más. “Los más lindos sonlos elaborados por la firma Bradbury Wilkinson, tienen unos dibujos ycaligrafía impenetrables”, comenta mientras señala, en otra pieza de su colección,la frase ‘Viva la Confederación Argentina…. mueran los salvages (sic)unitarios!´, de un vale emitido en 1844.

Pero él no se queda sólo en coleccionar, también investiga.Junto a un colega está ultimando el libro La moneda de papel, acerca de losbilletes que emitió el Banco Oxandaburu y Garbino, una entidad de Entre Ríos.“El billete fue, es y será una herramienta política: poner un prócer lo era”.

Y, para cerrar la charla, desgrana un dato curioso. “En 1827fue la primera vez que aparecieron próceres en el billete patrio. Pero eranpersonalidades extranjeras como Simón Bolívar, George Washington, BenjaminFranklin y William Penn”, remata este coleccionista que rotula cada billete convarios diseños de su autoría, firmas incluidas.

“Llegué a pagar 1.500 dólares por un billete”

Diego Nazarala colecciona piezas de Entre Ríos, emitidas enel período 1853-1880.

Desde juntar billetes falsos, que venían con una marca dechupetines, hasta gestar una de las más impactantes colecciones de billetesprovinciales. Así fue el derrotero del entrerriano Diego Nazarala que, con sólo30 años, apunta a ser uno de los notafílicos nacionales del futuro.

Su misión en este universo no es nada fácil: reunir todaslas series de billetes provinciales de Entre Ríos. “Tengo unos 130 de los casi250 que se imprimieron. Teniendo en cuenta que se emitieron desde 1853 hasta1880, poseo un montonazo”, dice con orgullo este residente de Paraná queatiende una dietética.

Su amor por la notafilia arrancó a las 11 años, cuando sedeslumbraba con las historias de la Primera y Segunda Guerra Mundial. “Empecé ajuntar todos los billetes de Alemania que fueron emitidos entre 1800 y 1945.Llegué a reunir unos 600”, le cuenta a Clarín vía telefónica.

Pero después de darse cuenta que era inalcanzable cumplir sumeta, entonces de a poco comenzó a vender aquella colección alemana paracentrarse en lo autóctono: el billete de la provincia que lo vio nacer.

Así, de a poco, fue juntando todos los ejemplares que fueronemitidos por los 15 bancos entrerrianos. Tanto investigó y sudó para dar conrarísimos ejemplares, que está escribiendo un libro al respecto. “Entre Ríostuvo la mayor cantidad de entidades financieras en emitir, tengo billetes decasi todos esos bancos del siglo XIX. Este trabajo que estoy armando comotesina de mi carrera en Historia incluye material aportado por el investigadornumismático Arnaldo Cunietti Ferrando, con quien coescribiré el libro”, aportaDiego.

Para Nazarala, el billete importa más que el estado deconservación. “Los del Banco de Paraná son lo más fácil de conseguir ya que-sin hacer cancelación- se guardaron todas sus emisiones, mientras el resto delas instituciones procedían a incinerar los billetes en desuso”.

Pero hubo un hito que cambió el rumbo de su colecciónnotafílica, como así también su presente financiero. “Cuando tenía unas 80piezas, tuve la posibilidad de comprarle parte de su colección a Robert Bauman(NdR: un coleccionista estadounidense que escribió el libro Papel Moneda deArgentina, Una ventana hacia la historia (1816-1899). Pagué 10 mil dólares por50 billetes. Tuve que recurrir a un prestamista para cancelar esa suma”.

-¿Cuánto fue lo máximo que pagaste por un billete?

-Llegué a abonar 1.500 dólares. Y di con piezas únicas, queal estudiar cada banco, sabía que remanente tenían. Encontré billetes antiguosde Entre Ríos hasta en Israel.

-¿Encontrás gente de tu edad interesada por el coleccionismode billetes nacionales?

-De Entre Ríos, me escribieron cinco hombres de entre 20 y35 años. En mi tema estoy casi solo. Aparte de Buenos Aires, Córdoba es elsegundo foco de coleccionistas jóvenes de billetes locales.

Déjanos tu comentario: