Hubo un llamado a licitación y una preadjudicación. Las tareas debían haber empezado el en septiembre pasado, pero la Nación no pudo enviar los fondos. Ahora, las prioridades son otras, se informó oficialmente. El edificio municipal de las Cinco Esquinas seguirá tal cual está, al menos, durante 2010. Es que el último proyecto, de una serie que se ha conocido en los últimos años, quedó desactivado del plan de obras previsto hasta diciembre. El plan de la actual gestión consistía en refaccionar el viejo edificio del ex hotel El Supremo, donde funcionan oficinas del Estado Municipal. Con la iniciativa, quedó desestimada la posibilidad de construir un edificio nuevo en el predio de la vieja terminal de ómnibus, una idea que se planteó con fuerza durante la gestión pasada. La decisión de refaccionar las instalaciones estaba tan firme en 2009, que se llamó a licitación para ejecutar una ambiciosa obra en esa. El 27 de julio pasado se dieron a conocer los resultados de la convocatoria: se prestaron dos oferentes en el marco de la Licitación Pública Nº 41/09 -las firmas locales Szczech y Szczech Empresa Constructora y Cemyc SRL. La misión sería “transformar” las instalaciones correspondientes a un hotel en espacios para oficinas, y en un estacionamiento, el playón donde funcionaba la vieja terminal de ómnibus. También se proyectaba, entre otras cosas, la construcción de un auditorio con capacidad para 200 personas que podría usarse para audiencias públicas y el recambio del diseño de desagües e instalaciones de agua, cloacas y luz. Se preveía un presupuesto de 9 millones de pesos, dinero que iba a aportar la Nación, y las estimaciones del Ejecutivo indicaban que los trabajos empezarían en septiembre y concluirían entre “marzo o abril” de este año. “Toda esa área que reúne al edificio Supremo Entrerriano y lo que fuera la Terminal de Ómnibus, en Cinco Esquinas, será totalmente refaccionado”, afirmaba en 2009 el secretario de Planificación e Infraestructura, Tomás Arias. Pero, al final, el proyecto no pudo concretarse.RazonesEl proceso de licitación avanzó hasta la preadjudicación de la obra -recayó en Cemyc- y ahí quedó. Es que, según explicó el subsecretario de Planificación, Eduardo Loréfice, la remodelación iba a ser encarada con financiamiento nacional, recursos que al final no pudieron ser remitidos el año pasado desde el Gobierno central. El presupuesto calculado rondaba los 9 millones de pesos y era parte de una serie de obras que pensaba encarar la Municipalidad con recursos nacionales. Este año, las prioridades en el plan de obras cambiaron: “Hemos decidido no seguir adelante con esa obra (la remodelación del edificio de Cinco Esquinas)” y dar lugar a otras, informó el subsecretario. Entre los trabajos que se priorizarán, mencionó la construcción de un edificio nuevo para el centro de salud Arturo Umberto Illia, en el barrio Paraná V. “Eso nos parece más importante”, remarcó, tras indicar que luego de las modificaciones en el orden de la lista de obras pendientes de construcción con fondos nacionales, el edificio de Cinco Esquinas quedó entre las últimas. La remodelación de ese sector “quedó en suspenso por falta de presupuesto”, redondeó, por último.IntentosEl estado del edificio y del espacio que ocupó la terminal de ómnibus hasta 1995 ha venido originando distintos proyectos. Es que desde que los colectivos empezaron a operar en el edificio de Avenida Ramírez, se sucedieron los reclamos del vecindario por la suciedad, el abandono y la desolación de la vieja estación.En vista del problema, en la década pasada, se conformó la Asociación de Comerciantes de las Cinco Esquinas, organización formada justamente para planificar el uso futuro del predio, tras la decisión de la empresa concesionaria de la Terminal de no construir un centro cultural, tal cual estaba previsto en un principio. Integrantes de esa Asociación participaron de una comisión de adjudicación que se formó en su momento en el ámbito municipal, cuyo fin era encarrilar el proceso de licitación del predio.En el segundo semestre de 2001, el Municipio hizo el primer llamado de oferentes para vender el terreno, pero quedó desierto. El revés fue atribuido a la crisis, y finalmente en los primeros años de 2000, se acondicionó el predio para que se instalaran puestos de venta de antigüedades y libros. Así comenzó a funcionar el Mercado de las Cosas. Mientras, ya se esbozaban megaproyectos de construcción y refuncionalización de la zona. Aunque, en la primera parte del Gobierno de Julio Solanas (2004-2007) se difundió la decisión de construir un edificio de varios pisos en el playón de la vieja terminal. Ahí se planificaba ubicar reparticiones municipales, oficinas de servicios públicos, posiblemente comercios y espacios para reuniones y actividades cívicas. La obra se pensaba financiar con lo que la Comuna abonaba en concepto de alquileres de edificios para el funcionamiento de oficinas -por entonces, se informó que la erogación por ese concepto era entre 13 mil y 15 mil pesos por mes-. El propósito era utilizar esos recursos para saldar la cuota de, por ejemplo, un crédito que permita solventar la obra. “Ese monto de alquileres sería lo que estaríamos utilizando para transformarlo en un ahorro. En definitiva, la idea es acceder a financiamiento y con ese monto poder construir un nuevo edificio”, había dicho el subsecretario de Planificación de la gestión Solanas, el arquitecto Gastón Grand, quien había estimado que la obra iba a quedar lista en un año y medio. En ese período se llegó hasta la convocatoria de un concurso nacional de anteproyectos, certamen que terminó con trabajos premiados. Sin embargo, el entusiasmo fue decayendo, hasta que quedó en nada: “Un edificio nuevo es una inversión millonaria, imposible de afrontar”, se dijo ahora desde esferas oficiales. En su lugar, surgió el año pasado la alternativa de remodelar el edificio viejo, aunque el proyecto se encamina también a permanecer en el papel. (Fuente: El Diario)






