Domingo, 7 de septiembre de 2025   |   Internacionales

Mujer condenada a cadena perpetua en Australia por envenenar a tres familiares con “hongos de la muerte”

El veredicto, emitido tras un extenso proceso judicial, declaró a Erin Patterson, de 50 años, culpable de la muerte de sus ex suegros y una tía política por una intoxicación con amanita phalloides, considerada la seta más letal del mundo
Mujer condenada a cadena perpetua en Australia por envenenar a tres familiares con “hongos de la muerte”

Erin Patterson, una mujer australiana, ha sido condenada a cadena perpetua por envenenar a tres de sus familiares con hongos mortales durante una comida en su hogar, un caso que ha resonado a nivel internacional debido a sus circunstancias y al misterio que aún envuelve la razón detrás del crimen.

El veredicto, emitido tras un extenso proceso judicial, declara a Patterson, de 50 años, culpable de provocar la muerte de sus ex suegros y de una tía política. El trágico suceso ocurrió en Leongatha, en el estado de Victoria, donde la acusada organizó un almuerzo en 2023 que resultó en la intoxicación y el fallecimiento de Don y Gail Patterson —padres de su esposo, de quien estaba separada— y de la tía Heather Wilkinson.

Las víctimas asistieron a una comida que tuvo como plato principal un solomillo Wellington, una carne envuelta en masa. Posteriormente, tres de los comensales murieron por una intoxicación causada por “amanita phalloides”, el hongo venenoso más letal conocido. Un cuarto invitado, el pastor Ian Wilkinson, logró sobrevivir tras recibir atención médica urgente, aunque durante su recuperación afirmó sentir el peso de las secuelas físicas y emocionales.

“El silencio en nuestro hogar es un recordatorio diario” y “sigo cargando un pesado fardo de dolor por su muerte prematura”, expresó.

El incidente, conocido rápidamente como el caso de los “hongos asesinos,” atrajo la atención de medios internacionales y despertó el interés de seguidores de crímenes reales y del público en general. Grupos de periodistas y curiosos viajaron hasta la ciudad rural de Morwell, donde se celebró el juicio, un lugar que hasta entonces era conocido por su ambiente sereno y sus paisajes agrícolas.

El fallo judicial establece que Patterson no podrá optar a la libertad condicional antes de cumplir 33 años de prisión, lo que implica que, a menos que se produzca una revisión o apelación favorable, permanecerá encarcelada hasta los 83 años. La sentencia se basó en la gravedad de los hechos y en la falta de remordimiento demostrada por la acusada, según lo expuesto por el juez durante la audiencia.

“Su falta de remordimiento añade dolor a las heridas de las familias”, declaró.

A lo largo de más de dos meses de juicio, Patterson sostuvo que el episodio fue un accidente, argumentando que los hongos habían terminado en la preparación por error y que no existía intención de dañar a sus invitados. El tribunal desestimó esta versión tras escuchar a peritos y testigos, quienes confirmaron la toxicidad de las setas y la improbabilidad de una confusión de tal magnitud en una cocina doméstica. Las setas amanita phalloides pueden parecerse a otras variedades comestibles, pero su ingestión provoca fallos orgánicos casi irreversibles en pocos días.

El motivo detrás de los asesinatos sigue siendo una incógnita. Documentos del proceso judicial revelaron que la relación de la mujer con su esposo, Simon Patterson, era tensa y que ambos estaban inmersos en una disputa por la manutención de su hija menor. Simon, invitado al almuerzo, canceló su asistencia la noche anterior, expresando a su esposa que prefería no asistir.

Durante el juicio, familiares e instituciones religiosas evidenciaron el impacto humano de la tragedia. El pastor Wilkinson, la única víctima sobreviviente, instó a la compasión y al respeto hacia los allegados: “Quisiera animar a todos a mostrarse amabilidad entre sí”, y solicitó privacidad para continuar con el duelo y la recuperación.

El caso de Erin Patterson se erige como uno de los crímenes más singulares y comentados en la historia reciente de Australia. El uso de un hongo mortal en un contexto familiar, el seguimiento masivo y la persistente incógnita sobre la motivación han convertido este caso en objeto de análisis y debate público en diversos países.

La condenada cuenta con un plazo de 28 días para apelar la sentencia y la declaración de culpabilidad ante instancias superiores, aunque el fallo inicial pone un cierre judicial a una historia que ha dejado una profunda huella de dolor y desconcierto en la sociedad australiana.

(Con información de AFP)

Déjanos tu comentario: