Sábado, 16 de agosto de 2025   |   Nacionales

Montoneros y anarquistas: un análisis profundo sobre sus ideologías y legado en la historia argentina

Montoneros y anarquistas: un análisis profundo sobre sus ideologías y legado en la historia argentina

Paradoja 1: Javier Milei, el líder político promercado, se autodefine como anarcocapitalista, a pesar de que el anarquismo surge como un movimiento de ultraizquierda que rechaza la existencia del Estado, mientras que el mercado necesita de él para operar.

Paradoja 2: Patricia Bullrich y Diego Guelar, los candidatos a senadores por la capital, que representan la ultraderecha y la derecha que queda del PRO y la LLA, fueron ex-Montoneros, una organización guerrillera de los años 70 que buscaba establecer un Estado socialista influenciado por la Revolución Cubana, adaptado a la cultura nacional.

Paradoja 3: Los Montoneros apoyaron a Héctor Cámpora, el presidente de izquierda a quien Perón reemplazó, y ahora quienes reivindican su nombre al identificar su organización como La Cámpora son los más acérrimos adversarios ideológicos de Bullrich y Guelar, fervientes antikirchneristas.

Sigmund Freud, al hablar del narcisismo de las pequeñas diferencias, explicó académicamente lo que el refrán popular resume en: no hay peor astilla que la del mismo palo. Astilla anarquista (Milei) y astilla montonera (Bullrich, Guelar). Probablemente, estas paradojas de la política argentina reflejan parte del ADN del sistema y sus actores. Milei, antes que capitalista, es anarquista; así, si los gobiernos de derecha hubieran fracasado en Argentina, él sería anarquista de izquierda, ya que su naturaleza esencial se manifiesta en la definición de anarquía que da la Real Academia: “desorden, caos, confusión, desgobierno”.

Es posible que Bullrich y Guelar, si en 2003 el kirchnerismo los hubiera apoyado, hoy presidirían La Cámpora, con una de ellas como ministra de Seguridad de Cristina Kirchner, como su emulado Berni, y el otro habría sido embajador de Néstor Kirchner. La vinculación de ambos con Macri fue el resultado del efecto “ambulancia de caídos del peronismo”, que permitió al PRO expandirse y trascender su enfoque vecinalista. Como mencionamos anteriormente: “Los jóvenes que en los 70, descontentos con el sistema democrático, tomaban las armas, por razones similares en 2023 eligieron a Milei”.

Desde esta perspectiva, el carácter prevalece sobre la ideología y explica a los actores más por su psicología que por su historia partidaria. Del mismo modo, los gobiernos que integran se comprenden mejor a través de los instrumentos (aguerridos) que eligen para implementar sus políticas que por el sentido de estas mismas.

El politólogo francés Gérard Guillerm afirmó: “El mileísmo solo existe gracias a esa disruptividad que lo hace singular. Sin ella, perdería cada día su energía vital. Bajo el disfraz de libertad y eficacia, Milei se complace en infundir miedo en los demás. Más globalmente, la esencia del mileísmo es la exacerbación de una estrategia de agresión permanente. Para él, gobernar es activar la antinomia”.

El primer anarquista, el francés Pierre-Joseph Proudhon, puede considerarse un eslabón del marxismo. Quizá por eso los libertarios comparten con el marxismo un optimismo supuestamente científico en el futuro (en realidad, metafísico: credo y religión laica): “Haciendo A se llega inexorablemente a B”. Por esta razón, ambos priorizan la dirección que debe tomarse sobre la calidad de la gestión y la práctica de lo real. “Lo importante es la macroeconomía; la microeconomía luego se acomoda sola” (perspectiva libertaria). “Las empresas serán eficaces cuando sean los trabajadores quienes las dirijan” (perspectiva comunista). Lenin, en Estado y revolución, escribió: “El Estado es una herramienta de una clase para oprimir a la otra”, afirmación que coincide con la de Milei, aunque los oprimidos sean quienes pagan impuestos.

¿Qué une a los protagonistas de esta columna? Todos comparten una visión anticonsensualista, creyendo principalmente que la fuerza es el motor de la acción y que el miedo ordena más que el amor.

La fuerza, como virtud suprema, es un concepto trans-ideológico que también adscribe al anarquismo. En 1995, Umberto Eco publicó Contra el fascismo. En su obra, describe las 14 características del “fascismo eterno que aún nos rodea, aunque se disfraza de paisano. Puede resurgir en cualquier momento, incluso bajo formas más inofensivas. Nuestro deber es detectarlo, quitarle la máscara y denunciar en voz alta cada una de sus acciones”. La tercera característica es: “El culto a la acción por la acción. La acción es bella por sí misma y debe llevarse a cabo sin ninguna reflexión previa. Pensar (dudar) es una forma de castración”.

Se atribuye a otro humanista italiano, Pier Paolo Pasolini (1922-1975), la autoría de este poema: “Si no se grita viva la libertad / Humildemente / No se grita viva la libertad / Si no se grita viva la libertad riendo / No se grita viva la libertad / Si no se grita viva la libertad con amor / No se grita viva la libertad / Vosotros, hijos de los hijos / Gritáis con desprecio / Con rabia, con odio / ‘Viva la libertad’ / Por eso no gritáis ‘Viva la libertad’.”

Por último, no es tanto el enunciado como la enunciación: quién lo dice, a quién y en qué circunstancias. El enunciado se interpreta de manera diferente según el contexto; la enunciación es “el acto de habla” que confiere sentido a ese enunciado.

Y “el acto de habla” de Milei, como el de los Montoneros, los anarquistas y todos los que no dudan, es el mismo.

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