
Al cierre de 2025, la aprobación de los presidentes sudamericanos vuelve a exhibir un panorama tan desigual como previsible. Según el último relevamiento de CB Consultora Opinión Pública, Javier Milei se sitúa en la cima del ranking regional de imagen positiva, mientras que Nicolás Maduro ocupa el último puesto, con niveles de rechazo que lo aíslan del resto del continente.
El estudio, realizado entre el 9 y el 13 de diciembre, confirma que la región atraviesa un clima de baja tolerancia social hacia sus liderazgos, sin que ningún mandatario supere el 50% de aprobación. Aun así, Milei encabeza la tabla con un 48,3%, consolidándose como el presidente mejor valorado en Sudamérica en este momento.

Muy cerca aparece el boliviano Rodrigo Paz, con un 47,6%, aunque con la advertencia política de que fue el dirigente que más retrocedió respecto de la medición anterior. Completa el podio Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, con un 47,1%, en un contexto marcado por tensiones económicas y desgaste institucional.
En la mitad del ranking se ubican Yamandú Orsi (Uruguay), Santiago Peña (Paraguay) y Gabriel Boric (Chile), todos con niveles de aprobación que rondan entre el 41% y el 43%, lo que refleja gestiones que se mantienen pero no logran despegar.
El dato político del mes llega desde Perú. José Jerí fue el presidente que más creció en imagen positiva, con una suba de 4,7 puntos porcentuales. Sin embargo, ese avance no alcanza para sacarlo del tercio inferior del ranking, lo que evidencia una mejora relativa más que una consolidación.
En el fondo de la tabla, Nicolás Maduro vuelve a cerrar el listado con apenas un 24,3% de imagen positiva y un rechazo que supera el 72%. Lo acompañan Gustavo Petro y el propio Jerí, conformando un bloque de liderazgos con serias dificultades de legitimación social.
La encuesta se realizó bajo metodología CB CAWI Research, con 11.921 casos en diez países, un nivel de confianza del 95% y un margen de error de entre +/- 2% y 3% por país. Números fríos que, leídos en clave política, confirman algo menos técnico y más humano: en Sudamérica, el humor social está exigente y el crédito político dura cada vez menos.




