El presidente Javier Milei encabezará este domingo la presentación de los seis aviones de combate F-16 A/B Fighting Falcon, recientemente adquiridos a Dinamarca para reforzar el equipamiento de la Fuerza Aérea Argentina. El acto se realizará por la mañana en el Área Material Río Cuarto (ARMACUAR) y contará con la presencia del mandatario y gran parte del Gabinete.
Se trata de los primeros seis cazas que arribarán al país en el marco del acuerdo firmado este año, una operación que la Casa Rosada considera estratégica para recuperar capacidades que la Argentina había perdido hace casi una década.
Regreso de la interceptación supersónica
La presentación marca un cambio de doctrina militar: con los F-16, según el gobierno libertario, la Argentina recuperará la capacidad de interceptación supersónica que se perdió en 2015 con la baja de los históricos Mirage. El Ejecutivo enmarca la compra en su política de “modernización y cooperación” con Estados Unidos y aliados de la OTAN.
El propio Milei participó de manera virtual en la firma del acuerdo, realizada en Copenhague por el ministro de Defensa, Luis Petri, quien viajó para formalizar la operación.
Características de los nuevos cazas
Los F-16 incorporados son aeronaves de cuarta generación, modernizadas al estándar “Tape 6.5”, un nivel comparable al de varias fuerzas aéreas de la OTAN en Europa. Cuentan con un radar de más de 100 kilómetros de alcance, capaz de seguir múltiples blancos de forma simultánea.
Uno de los puntos centrales del convenio es el paquete de armamento asociado, que incluye:
La operación total contempla 24 aviones operativos más una unidad destinada a repuestos y entrenamiento en tierra, valuados en 340 millones de dólares. El paquete de armamento y el equipamiento adicional fueron estimados en 310 millones de dólares, según fuentes oficiales.
Con la llegada de los primeros seis F-16, el Gobierno busca destacar un avance en la recomposición del poder aéreo nacional y en la consolidación de vínculos estratégicos con Washington. El acto del domingo será, en ese sentido, una señal política y militar del rumbo que pretende imprimir la administración Milei.
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