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Miércoles, 17 de septiembre de 2025

Milei gira el discurso frente a la realidad política y rearma la campaña con una agenda que no es propia

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El oficialismo busca dar señales de mayor interés social. Y lo hace con referencia directa a temas que provocaron derrotas legislativas. Es el mismo listado de los vetos: jubilaciones, Garrahan, universidades, discapacidad. Una prueba que arranca en el Congreso
Milei gira el discurso frente a la realidad política y rearma la campaña con una agenda que no es propia

Javier Milei, en Paraguay. Habló

Después de días cargados de tensiones pero pobres en señales, el Gobierno rearmó su discurso camino al 26 de octubre con forzado reconocimiento de la realidad política. Los temas planteados ahora para recuperar terreno coinciden punto por punto con la sucesión de vetos previos y posteriores a la derrota electoral en territorio bonaerense. En esa línea, Javier Milei encabeza el rearmado de la campaña con una agenda que no es propia, sintetizada en el anuncio del Presupuesto 2026 y algunos gestos posteriores. De entrada, el registro de gobernadores y espacios no mileistas anota las señales, pero sin desmontar recelos y atentos a contradicciones e internas de Olivos.

Milei parece decidido a un juego anclado en el planteo fuertemente fiscalista de su gestión -señal reiterada a los mercados- pero con atención de las demandas o malestares sociales, entendidos ahora de manera mecánica como factos excluyente de la caída electoral en la provincia de Buenos Aires. Un corte, después de pasar por alto lo ocurrido en la decena de comicios provinciales anteriores y, en especial, de desconsiderar el significado de la tendencia a la baja participación de votantes.

Con todo, apuntar a la lista de derrotas legislativas no es menor, porque supone advertir que el resto de los espacios políticos tuvo un poco más de olfato social. Hasta ese momento, lo que en la noche de la derrota fue presentado como necesaria “autocrítica” no pasaba de retoques mínimos en su círculo político, que mantuvieron “blindada” a Karina Milei y su gente, repusieron a Santiago Caputo y sumaron nombres a las mesas para enfrentar el tramo crucial de la campaña nacional. Eso, más el papel de los negociadores con las provincias, encabezadas por Guillermo Francos y con formal refuerzo de cargo para Lisandro Catalán.

El Gobierno mantiene, claro, la intención de polarizar al máximo la campaña, con el kirchnerismo como única contraparte. Como siempre, le resulta funcional el esfuerzo de Cristina Fernández de Kirchner para sostenerse en esa tensión, aunque el foco se corre hacia Axel Kicillof. El oficialismo alimenta esa disputa con frases rústicas, para jugar al temor, y en ese ejercicio por momentos descalifica a los espacios con los que, a la vez, debe reconstruir puentes para negociar. Surge como una contradicción práctica, frente a los capítulos que anticipa el Congreso esta misma semana. Los temas destacados de las citas legislativas tienen un denominador común: los vetos presidenciales.

Van a estar a prueba el margen de negociación y los compromisos reales que el Gobierno está dispuesto a asumir después de la presentación del Presupuesto 2026. Por lo pronto, existen también otros protagonistas y son evidentes los primeros síntomas de las pulseadas que se abren. Son al menos cinco los temas más significativos: leyes que contaron con respaldo amplio y que en algunos casos -discapacidad, Garrahan- expusieron a LLA prácticamente en soledad, especialmente en el Senado.

Un punto crítico, y que puede terminar involucrandotambién a la Justicia, es el de la ley de emergencia en discapacidad, sacudido al mismo tiempo por el caso Spagnuolo. El Congreso rechazó el veto y el Gobierno deja trascender que va a embarrar el tema, sin aplicación. En esta nueva etapa de campaña, se anunció que las cuentas para el año que viene contemplan una mejora del 5% para las pensiones del área. Las primeras reacciones del sector señalan que no hay referencia clara a los servicios específicos y que los anuncios son insuficientes, además de no dar respuesta a las necesidades de este año.

Rechazo al veto sobre discapacidad,

Algo similar, en cuanto a la magnitud del rubro en el próximo Presupuesto, ocurre con el tema de las jubilaciones. La diferencia, en este caso, es que el oficialismo logró sostener el veto en el Congreso. En cambio, el panorama es a primera vista más complejo en materia de educación, salud y fondos para las provincias.

Una batalla doble se presenta en Diputados, este miércoles, y en buena medida depende de los gobernadores. Por un lado, el veto al financiamiento universitario, que alimenta una nueva marcha de protesta. La UBA y otros sectores salieron de inmediato a criticar con dureza los anuncios. Y por el otro, la emergencia pediátrica -con eje en el Garrahan-, uno de los rubros más sensibles y que sumó en las votaciones oposición dura, dialoguistas, socios del oficialismo y hasta algunos violetas.

El otro punto de la agenda que debió incorporar Olivos es el de la relación con las provincias. La ley vetada por Milei establece, centralmente, el reparto de los ATN en base a los criterios y mecanismos de la coparticipación federal. El Gobierno deja trascender ahora la intención de mejorar el flujo de fondos, pero quiere frenar la norma y mantener la capacidad de manejo discrecional. El tema volvió al Senado y la prueba será este jueves.

Con ese cortinado de fondo, y a futuro, la relación del Gobierno con los jefes provinciales es crucial. Los movimientos de los operadores nacionales apuntan en primer lugar al puñado de socios electorales efectivos -con listas compartidas en sus distritos, como Mendoza, Entre Ríos y Chaco- y después a los considerados dialoguistas o moderados. Media docena de ellos se agruparon en Provincias Unidas (Córdoba, Santa Fe, Jujuy, Chubut, Santa Cruz y Corrientes), para disgusto de Olivos. En cualquier caso, ese ese el marco para las negociaciones.

Milei necesita distender el clima -para oxigenar tratativas- y, al mismo tiempo, anular posibles canales de diferenciación electoral con su gestión y con el kirchnerismo. La apuesta a la polarización trasciende entonces la batalla verbal y de interés mutuo con el peronismo/kirchnerismo. Y añade el ingrediente de la descalificación de otras opciones. “No hay terceras vías en este camino, cualquier vía intermedia tiende al socialismo”, acaba de decir el Presidente.

En la misma línea, el ministro Luis Caputo ya había intentado jugar al temor. “La opción es esto o el comunismo”, fue la frase con trazo anacrónico, ante empresarios. Más realista, la agenda inmediata incluye los vetos y las negociaciones que debería abrir el Presupuesto. No es poco en tiempo de campaña.

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