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Sábado, 17 de agosto de 2019

Miguel Mateos: confesiones de un sobreviviente que sigue dando pelea (su insulto a Macri en Entre Ríos)

Miguel Mateos: confesiones de un sobreviviente que sigue dando pelea (su insulto a Macri en Entre Ríos)

La página que tiene que dar vuelta Miguel Mateos pesa unatonelada y media. La palabra “generación” está siempre ahí. Las palabras”clásico”, “historia”, “pasado”… Sin embargo, hay disco nuevo, audaciasdistintas, canciones sólidas, ideas melancólicas y armonías pegadizas. Elproblema, ahora es la posmodernidad y el efecto de shock se traduce en letrasque le apuntan al reguetón, rival a vencer. Como contracara, un corte dondedefiende el rock a capa y guitarra con un emotivo collage homenaje.

Miguel es uno de los jefes indudables. Es de los que ponenel corazón delante de los ojos. Así suena Undotrecua. Bien de garage el títulode su más reciente trabajo de estudio. Ahora, echado sobre el confortablesillón de su estudio ubicado en el barrio de Liniers, Miguel, amable, macanudoy con una sencillez anti-rockera, es como un lamento (lamento boliviano).

“No va a existir más el físico. Esto se acabó”. Por ahora serefiere a la clase de inmaterialidad del CD y del insurgente vinilo vintage. Lodice sabiendo que su modelo 2019 no llega a las disquerías sino que la primicia-indeseada- es que sólo se consigue vía formato digital.

“Estoy en una pelea conmigo mismo. Es una lucha y ya notengo más ganas de luchar. Quiero tocar, tengo una banda de hace 20 años, somosmuy compinches, pero me cansé de pelear (…) No va a existir más el disco, elCD murió. Murieron las compañías discográficas. Para bien, para mal, para peor,la música es otro trabajo. Ya no es un trabajo como antes, al menos no lo espara los que venimos en esto desde hace muchísimos años”.

-Vos vendiste con Rockas Vivas una fortuna de discos. ¿Sos ofuiste millonario?

-Es muy difícil hacerse millonario en este país. No me gustallorar, yo he tenido una carrera. Entiendo perfectamente a lo que vas, perosólo puedo decirte que sé muy bien lo que es vender discos.

-¿Cómo es el tema de las regalías ahora? Supongamos queempiezan a sonar tus lindos temas nuevos y…

-Vos me preguntás por la facturación a través del streaming.Ufff… Primero y principal, ya no sonás. En las radios eso dejó de existir. Laindustria no se ocupa más de ese tema. Yo estuve en RCA, en BMG y en Sony hastael álbum anterior. Por suerte tengo mi propio estudio. Eso es un alivio. Estedisco nuevo fue hecho acá, en esta sala y por músicos argentinos…

-¿Para qué te sirve lo del estudio propio?

-Lo armé hace unos cinco años o un poco más. Pensar en unestudio no siempre es pensarlo en términos comerciales. Por ejemplo, yo no loalquilo para otros músicos. Podría, pero no. Tener un estudio me permite estartodo el tiempo que quiera demeando, explorando, grabando. Una consola como éstavale 25 mil dólares. Un estudio propio me da libertad, y a esta altura de lavida, para tipos como yo, la libertad es algo impagable.

-La tenés, hacés lo que querés, pero vas a Sony y Sony tedice algo así como: “No, Miguel…” Imagino que duele, ¿no?… Vos sí que lediste de comer a esta industria.

-Mi decisión estaba tomanda. Aparte, ahora las compañías novenden más discos y avanzan sobre los shows. Se quieren llevar plata de losrecitales y no hacen absolutamente nada para que eso suceda. Cuando medeslizaron la posibilidad, dije “no, no, no”. Se complicó todo: tepiden el 20 o el 30 por ciento de los primeros shows que hacés después de sacarel disco, los shows más importantes… Me fui bien, eh, me fui en buenostérminos diciéndoles “muchas gracias”. Yo les dí un montón y ellos medevolvieron muchísimo menos. Ahora voy a hacer mi vida. La música prácticamentees gratis. Repito: no me quejo. Yo recibo regalías. Tengo mucho repertorio. Soncasi 40 años de música, y de golpe recibo 800 mil vistas en Spotify. Es decir,hay un flujo porque hay trayectoria. Yo recibí el primer dinero por mis temasen streaming hace poco. Te la hago corta: tres pesos con cincuenta. Spotify tepaga por cada clic 0,00 algo… No vale un carajo la escucha.

-En Undotrecua se advierte una cierta acidez en las letras,una fuerte carga de melancolía y un pedido de justicia musical. ¿Meterse con elreguetón no es lo que nuestros viejos hacían con nosotros, adolescentes, cuandoescuchábamos a Miguel Mateos, Soda, Enanitos Verdes…?

-No. Es algo diametralmente opuesto. Yo soy un músicoacadémico y el reguetón es el único género que se repite sin parar. Un mismochingui chingui con contenidos sin valor y letras misóginas…

-Me pongo un poco en abogado del diablo. ¿No sería como lapelvis de Elvis?

-Desde el punto de vista de la danza, puede ser, pero desdeel punto de vista estético y de la música, no. Es un ritmito de mierda. Elvisno era así. Pero, bueno, estoy abierto al debate. Yo creo que el reguetón esuna invasión. Ojo, no es un ataque contra los jóvenes: hay cosas de Ed Sheeranque me gustan. Pero llego hasta ahí.

-¿Y cómo te llevás con tu propio repertorio de clásicos?

-Tuve un refreshing. Mastericé todos los discos de Zas y mevolví a encontrar con unos temas y dije: “¡Boludo, como suena esto!” Te hablode cosas que capaz fueron grabadas en 1983. Sí, he tenido una reconciliacióncon mi obra.

-¿Sos del palo? Digo, ¿sos amigo de Charly, de Fito, deCalamaro…?

-Los conozco y los quiero muchísmo a todos, pero no tengouna relación vinculada a esa palabrota llamada “amistad”.

-¿Por?

Tiene que ver con una timidez que fácilmente puedeconfundirse con desapego. Además, las cosas que pasaron, eso de tener unamirada que consistía en ver la Argentina, pero también ver el mundo… Yodecía: “Muchachos, esto que estamos haciendo lo pueden entender enGuadalajara, en Los Angeles…” Cuando yo lo repetía, muchos me mirabancomo diciendo “¡andaaaaaa!”. Después me dieron la razón. Yo lo entendí y Soda,por ejemplo, también lo entendió. Pero un cachito después.

-¿Sos más de Spinetta o de Charly?

-¡Spinetta! El Flaco es mi mentor. Se lo dije cada vez quepude. Lo extraño mucho. Más que un faro, es una luz enorme. Yo creo que, con mipropia obra, pude haber sido una especie de simplificador suyo. Creo.

-¿Te la creíste en algún momento?

-Soy una persona de muy bajo perfil, pero sí, desde ya queme la creí. ¿Quién no se la creyó? Fui omnipotente, me desafiaba a mí mismo,pensaba que podía ser inmortal. Los ochenta fueron vertiginosos y complejos yhe sido un músico que ha sobrevivido. En el momento en que me la creí, alguienmuy cercano, me bajó de un tremendo bofetazo. Con el tiempo, sin embargo, supeque creérsela es bueno porque de pronto uno se da cuenta que ha impuesto, nosé… Que ha impuesto un estilo.

-El comienzo de Zas fue curioso. Debutaron como teloneros deQueen. La leyenda dice que tiraste un demo como quien tira una botella al mar.¿Fue tan así?

-Definitivamente el comienzo fue ese. Con Queen. Debutédelante de 50 mil personas. Fue un concurso. Querían que el telonero no fueraprofesional porque así no había que pagarle ni un solo centavo. Ni un discohabíamos sacado. Ni siquiera eramos socios de SADAIC. El comienzo fue ese. Tanespontáneo como te lo cuento.

-En el verano insultaste a Macri durante un recital que sepasó por la Televisión Pública.

-Sí, ahí conocí a los trolls. Fue un festival en Paraná,Entre Ríos, creo, y cuando empieza Un poco de satisfacción, “quiero votar unpresidente…” dije que lo que dije.

-Y unos meses más tarde, para chicanear al presidente, en unacto le pusieron otro tema tuyo: Un gato en la ciudad.

-Jé, sí, soy parte de la película. No hay vuelta que darle.No puedo hacerme a un lado.

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