Sábado, 13 de diciembre de 2025   |   Campo

Menos incertidumbre y apuesta a la mayor liquidación del campo

Menos incertidumbre y apuesta a la mayor liquidación del campo

El anuncio del Gobierno de reducir las retenciones a todos los productos exportables —cereales y granos forrajeros; aceites y subproductos resultantes de la molienda de oleaginosas, principalmente soja y girasol— fue, sin duda, una medida acertada para eliminar la incertidumbre. A lo largo de 2025, la incertidumbre fue la nota dominante en las decisiones económicas del Gobierno: las retenciones se modificaron en varias ocasiones y el punto culminante se alcanzó en septiembre pasado con el anuncio de retenciones “cero”.

Como consecuencia de la medida, los agroexportadores liquidaron US$ 7108 millones en apenas tres días. Los productores no tuvieron tiempo de reaccionar, pero la mejora del mercado fue inmediata: quienes vendieron rápido captaron los precios máximos, aunque con el paso de los días los valores se fueron corrigiendo a la baja. En octubre, la liquidación de divisas fue de US$ 1117 millones, y en noviembre el ingreso de dólares cayó a US$ 760 millones, uno de los niveles más bajos de los últimos cinco años. El mercado se pregunta si esta caída no habrá sido el motivo por el cual el Gobierno decidió reducir las retenciones, anticipando un diciembre con menor ingreso de divisas.

Cabe destacar que la baja anunciada tiene carácter permanente: no tiene fecha de vencimiento. Sin embargo, al analizar producto por producto se advierte que la disminución aplicada a la soja, sus aceites y subproductos sabe a muy poco. La baja del 2% sobre los productos del complejo soja resulta insuficiente para recuperar la competitividad del cultivo. La superficie sembrada de soja en 2015 alcanzaba los 20,2 millones de hectáreas; hoy, diez años después, se proyecta una siembra de 17,2 millones de hectáreas. Esa pérdida de casi tres millones de hectáreas responde a las exorbitantes retenciones que han castigado a todo el complejo soja, con los resultados a la vista.

Siembra de soja en BrasilArchivo

Por alguna razón, este gobierno y los anteriores han apuntado a la línea de flotación del complejo procesador de aceite de soja más grande y competitivo del mundo. Ni China —que importa el 100% de la soja que procesa— ni Brasil han actuado así; Brasil, de hecho, logró consolidar el mayor incremento de producción de soja de la historia. Que quede claro: la Argentina no logró sostener un ritmo de crecimiento en la superficie y la producción de soja, consecuencia de una política sostenidamente discriminatoria, no sólo hacia el cultivo sino también hacia su eficiente complejo procesador. Aunque el país se consolidó como primer exportador mundial de harina y aceite de soja, en los últimos años Brasil aumentó sus exportaciones de harina, poniendo en riesgo el cetro que Argentina ostenta desde hace décadas. Si se mantiene la tendencia actual, en pocos años Brasil podría destronar a la Argentina como primer exportador mundial. No es mérito exclusivo de Brasil: gran parte de la explicación está en la política argentina anti-producción y anti-exportación de productos agroindustriales, como el aceite y la harina de soja, que aumentó la capacidad ociosa de la agroindustria y desvió inversiones hacia Brasil.

El autor es presidente de Adreani & Asociados

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