La agenda de Diputados para la semana que viene parece mostrar un Congreso a pleno, pero en realidad expone tensiones e incertidumbre sobre el tramo final del ciclo de sesiones ordinarias. Por lo pronto, la seguidilla incluye el martes una nueva cita en comisión por el Presupuesto, que expondrá si se destraba o se quiebra del todo la relación entre el Gobierno y los jefes provinciales. El miércoles anota la demorada convocatoria por la Ficha Limpia, que supone fuerte impacto como debate y divide aguas de otra forma: de un lado el kirchnerismo y del otro, lo que fue JxC y el oficialismo. Y el jueves, si fracasan las tratativas presupuestarias, el grueso de la oposición volvería a la carga para limitar al máximo el uso de DNU.
El cuadro de fragmentación política no es una novedad y, de hecho, se agravó este año con fisuras y largos capítulos de internas en casi todos los espacios políticos, incluido el oficialismo, que expuso algunas entregas patéticas. Lo que muestra el Congreso ahora es, además, resultado de la falta de una más o menos seria construcción política de Olivos, como reflejo de necesidades de coyuntura y su inquietante concepción de poder. Eso, sumado a malos y pequeños cálculos opositores, expone en estas horas la fragilidad de acuerdos y la extensión de recelos y facturas cruzadas.
El Gobierno acaba de coronar una semana que considera de pura ganancia política: el clima generado por el triunfo electoral de Donald Trump, la coronación del viaje de Javier Milei a Miami, las señales de los mercados, el último registro de inflación, la polarización extrema con Cristina Fernández de Kirchner. Dato llamativo: CFK apuntó especialmente contra Mauricio Macri en su andanada contra los jueces por la sentencia en el caso Vialidad, y casi no mencionó a Milei. Después, sobrevino el cruce directo, por la baja de su jubilación, medida forzada en busca de impacto político más allá de la previsible estribación judicial.
Ese estado de celebración, por supuesto, nutre especulaciones electorales y tiene correlato práctico, aunque no asegura resultados políticos en todos los frentes. El Congreso es uno. En medios legislativos y sobre todo en el oficialismo, el cambio de clima fue visto como elemento central de la movida que hizo fracasar la sesión de Diputados para votar un proyecto que limita y casi deja sin margen para usar decretos de Necesidad y Urgencia. Es una parte de lo que ocurrió, no todo.
Desde uno días antes del efecto Trump, los operadores del oficialismo venían trabajando intensamente para revertir el cuadro de una posible derrota en el Congreso. Y concentraron el foco en conversaciones con gobernadores de casi todos los espacios -UCR, PRO, provinciales y algunos peronistas- para frenar esa sesión que, por peso de votos propios, alimentaban el peronismo/kirchnerismo, Encuentro Federal y la escisión del radicalismo que se alinea con Martín Lousteau y Facundo Manes.
En esa línea trabajaron centralmente Guilllermo Francos y
sus funcionarios volcados a estas tratativas, hizo lo suyo -según fuentes
opositoras- Santiago Caputo y se movió Martín Menem en la Cámara baja. Señal
evidente del interés y de las urgencias del oficialismo. La velocidad de las
conversaciones expuso que existen para las negociaciones. También, que los
jefes provinciales son piezas de peso. Y sin embargo, eso mismo no evita las
desconfianzas nacidas de fracasos previos y actitudes del oficialismo que provocan
malestar creciente entre los gobernadores. El reproche más difundido apunta a
incumplimiento de compromisos o “desplantes” de Olivos. Se mezclan
especulaciones políticas y consecuencias del ajuste fiscal.
En este caso, después de varias semanas de inactividad, la
Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados retomó el tratamiento del
Presupuesto 2025 como señal de las tratativas abiertas con los jefes
provinciales, y también con aliados como el PRO y con espacios dialoguistas. El
bloque de UxP intenta como es habitual blindarse en el rechazo, aunque sus
fisuras -casi una decena de legisladores- fueron determinantes para el fracaso
de la ofensiva contra los DNU.
Sin embargo, las tensiones renacieron unas horas después. El
grueso de los gobernadores evaluó que el Gobierno no estaría atendiendo ninguno
de sus reclamos: mejoras en la coparticipación de algún impuesto, cierta
previsibilidad con fondos por afuera de ese mecanismo -como los ATN-, deudas con
cajas previsionales y compensaciones por el pacto fiscal del 2017, entre los
puntos principales, además de obras públicas.
La expresión pública de ese malestar colectivo de las
provincias fue dada por el encuentro -básicamente virtual- de una quincena de
gobernadores de distinta marca partidaria en el CFI. Existieron y siguen los
contactos más reservados entre algunos de ellos, personalmente o por la vía de
sus ministros del área económica. Y un dato nada menos para el Gobierno: se
mostró activo Mauricio Macri, en conversaciones con legisladores de peso,
empezando por el bloque que conduce Cristian Ritondo. Trascendió que también
hay intercambio de consideraciones entre gobernadores de espacios que vienen
jugando por separado en el Congreso, entre ellos Rogelio Frigerio, del PRO, y
también Alfredo Cornejo y Maximiliano Pullaro, de diferente juego interno en la
UCR. Señal a Olivos.
En ese contexto, los planteos de las provincias van camino a
la nueva cita de la comisión que preside José Luis Espert, el martes. Se verá
qué pasa entonces con la idea de sesionar el jueves -es decir, después de
definir dictámenes- o si vuelven las amenazas oficialistas de manejarse otra
vez con extensión presupuestaria, algo que todos entienden como sinónimo de
manejo discrecional.
Otra postal proyecta la convocatoria del miércoles para
tratar el proyecto de Ficha Limpia, que parecía postergado y ahora es asociado
en la disputa mediática al caso de CFK, luego de que Casación ratificara la
condena a seis años de prisión, con inhabilitación para ocupar cargos públicos.
Es sabido: la iniciativa, aunque no lo dice expresamente en esos términos,
dejaría fuera de competencia electoral a candidatos con sentencia de dos
instancias en causas por corrupción.
Por supuesto, el kirchnerismo va a la carga contra la
iniciativa con el argumento de que está diseñada para “proscribir” a la ex
presidente, luego del paso dado por el “Partido Judicial”. Y desde la otra
vereda, recuerdan que, en rigor, los proyectos originales arrancaron antes de
que CFK pasara por la instancia del tribunal oral federal. Si hay quórum, la
disputa expondría a buena parte de lo que fue JxC y a LLA en pelea abierta con
la franja K.
Se verá cuál es el desenlace. Más incierto, y atado al
acuerdo o crisis con los gobernadores, quedó pendiente la ofensiva contra los
DNU de diferentes espacios opositores, algunos de ellos enfrentados en el tema
de la Ficha Limpia. Fue abierta una “prórroga” -término llamativo para una
sesión- luego del fracaso de la semana pasada, que también dejó en el camino el
rechazo al decreto de canje de la deuda.
Visto en conjunto, la fragmentación política y la fragilidad
de alianzas y acuerdos ponen en crisis dos consideraciones lineales pero
difundidas según el caso en el Congreso. La primera venía sosteniendo que el
oficialismo tiene asegurado el número para sostener en Diputados los vetos
presidenciales y que con eso le alcanza. No resultaría sencillo si la pulseada
con los gobernadores es sin retorno e impacta incluso en el espacio de los
socios del PRO. La segunda lectura surgió luego de la fractura de la UCR y
suponía que la oposición más cerrada contaba entonces con legisladores
suficientes para sesionar por propia voluntad. El cálculo matemático no
funcionó la semana pasada. La política es bastante más que eso.