En la provincia de Entre Ríos, los habitantes de distintas zonas rurales no salen de su asombro frente a la invasión de tres especies silvestres que causan estragos en el ecosistema, la salud de la población y la producción agropecuaria. Se trata del ciervo axis, el jabalí y el chancho asilvestrado, que en los últimos años se han venido reproduciendo de manera descontrolada, provocando pérdidas de cultivos y granos; matanza de corderos, perros, terneros y caballos; transmisión de enfermedades y desplazamiento de la fauna autóctona.
“El jabalí y el ciervo están causando grandes problemas. A nivel sanitario, ambos transmiten enfermedades a los animales de la producción; y el jabalí, como se lo caza y se lo usa para hacer embutidos, también transmite la triquinosis al ser humano. Es un problema importante porque son animales salvajes y no le hacen ningún tipo de control bromatológico”, contó el médico veterinario José Colombatto, vicepresidente 1° de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) e integrante de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER).
Ya desde 2014, los productores comenzaron a observar esta problemática. “En la Sociedad Rural de Gualeguaychú (SRG) ya por 2015 sabíamos que una reserva natural hacía control de los machos y nos contactamos para ver si podíamos aprovechar esa carne para los comedores escolares del pueblo. Hicimos las gestiones, pero cuando fuimos a Bromatología nos dimos cuenta de que nos metíamos en un problema porque se calcula que entre el 17% y el 20% de la población de chancho jabalí en nuestro río tiene triquinosis, entonces, si se cocina no hay problema, pero si se come cruda, en salame, por ejemplo, es un problema serio, así que lo desestimamos”, repasó Raúl Sobredo, un ganadero de la zona de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy, sur entrerriana, damnificado por la especies invasoras.
En los últimos años, en la zona rural de la provincia se registraron muchos casos de triquinosis por la ingestión de embutidos de carne de jabalí sin control.
A nivel productivo, también generan daños severos. “El jabalí arrasa con las plantaciones, va escarbando, escarbando, buscando raíces, semillas y agarra una hilera de maíz y la destruye; además de que cuando entra un animal de este tamaño a un maizal y se revuelca, produce destrozos”, relató el productor. También avanza sobre la soja, pasturas y otros cultivos.
Asimismo, destruyen los silobolsas donde se acopian los granos. “El chancho hace estragos, rompe todo, imagínate si te lo hace un día lluvia en el que no podés sacar el maíz y reembolsarlo. Hoy solo una bolsa para maíz cuesta 400 mil pesos la bolsa, además, cuesta alrededor de 1,5 millón el embolsado, y si le sumás el producto que está adentro estamos hablando de 40 millones de pesos de pérdida, así que imagínate el daño que te puede hacer un animalito de esos un día de lluvia”, detalló Sobredo.
Los jabalíes también representan un riesgo para los
habitantes de la ruralidad ya que atacan a las personas que recorren los campos
de a caballo o a pie. "Son repeligrosos", advirtió Sobredo.
Además, tanto chanchos asilvestrados como jabalíes también
hieren y matan a ovinos, terneros, caballos y perros. “El jabalí, cuando puede,
se come a los corderos, la verdad es que está haciendo un daño enorme, cada vez
avanza más”, lamentó el vicepresidente de CRA.
El ciervo axis también se ha convertido en plaga en Entre
Ríos, devora los verdeos y el trigo; ingresa en los sembradíos destruyéndolos;
y rompe los alambrados eléctricos. Además, está dispersando en forma alarmante
las semillas de acacia negra o tamarindo, un árbol invasor de muchas y grandes
espinas, que una vez que se desarrolla, no permite ni la siembra ni el ingreso
del ganado, transformando a los lotes en monte improductivo.
Por otra parte, “el ciervo axis también provoca un daño
severo a las pasturas, compitiendo con los animales de producción”, agregó
Colombatto.
Otra punto, no menor, son los incidentes viales en los
caminos rurales por el atropellamiento de ciervos, chanchos y jabalíes.
"Venís de noche a 60, 70 u 80 kilómetros por hora en un camino de tierra y
se te cruzan sin darte tiempo a nada. Cada vez son más frecuentes los
accidentes y los autos rotos que uno encuentra por estos bichitos", dijo
Sobredo.
Qué hacer
“Estamos tratando de diseñar un plan de contingencia entre productores y el Gobierno, algún tipo de mecanismo para tratar de bajar la carga de estos animales o la cantidad de estas especies porque se ha convertido en un problema enorme, pero aún no hay nada concreto”, dijo Colombatto
En cuanto a la sugerencia de habilitar la caza de estas
especies que algunos productores plantean, el dirigente explicó que la
provincia la tiene vedada, aunque temporalmente se abre. De todas maneras,
alertó sobre las precauciones y controles que se deberían tener al respecto.
“Los productores pensamos que permitir la caza furtiva o abrir la caza de estos
animales produciría problemas entre privados y no sería lo ideal. Tampoco
queremos ser intermediarios y tener que decirles a los cazadores donde hay más
ciervos o donde hay más jabalíes, porque primero está la propiedad privada. Hay
mucho para trabajar”, advirtió Colombatto.
Por eso, analizan las posibles medidas a aplicar para que la
cuestión no se vaya de las manos. En ese sentido, apuntan a una solución
integral que contemple un control responsable que no esquilme a los animales
silvestres sino que logre mantener un equilibrio en el ecosistema. “Sabemos que
hay cazadores que no tienen buena reputación”, agregó.
“Nadie quiere salir a hacer una cacería, sino que queremos
encontrar alguna alternativa para que se pueda seguir produciendo como siempre
y que no suceda lo que está pasando ahora, que te comen los corderos, te
destruyen el maíz, te rompen los silobolsas, transmiten enfermedades, generan
problemas sanitarios en el campo, o sea, está desmadrado”, subrayó el
dirigente.
Cómo proliferaron
Según Colombatto, desde hace años, muchos campos se
empezaron a transformar en monte, en tierras inaccesibles y alejadas de las
personas, por un gran crecimiento del renoval, lo cual generó un hábitat favorable
para la reproducción desequilibrada y exponencial de estas tres especies
silvestres que no tienen predadores. Aunque esta no sería la causa exclusiva de
la proliferación de estos animales.
“El chancho salvaje pare dos veces al año, yo he encontrado
hembras con 9 y 10 cachorros al pie, así que la multiplicación que tiene es
enorme, porque no tiene predadores hasta hoy. Mientras que el ciervo
generalmente tiene mellizos y pare dos veces al año”, detalló Sobredo. Teniendo
en cuenta estos números, se comprende el crecimiento explosivo de las
poblaciones de estas especies salvajes, y todo indica que el problema será cada
vez más amplio y serio en la región Litoral.