Por primera vez después de publicar los chats que
demostraron la organización del plan de La Libertad Avanza (LLA) para liberar a
genocidas presos, la diputada Lourdes Arrieta ratificó que “no va a renunciar”
a su banca y denunció una trama de “movimientos y conspiraciones” para
“desestabilizar” al gobierno de Javier Milei. “Si me echan, me voy a ir con la
frente en alto sabiendo que dije la verdad”, puntualizó.
Durante una entrevista en Radio Con Vos, la diputada por
Mendoza intentó despegar al jefe de Estado de la visita de diputados
oficialistas a represores condenados por delitos de lesa humanidad. “Yo sé que
Javier no tiene que ver con todo esto”, dijo y adujo que ese es el motivo por
el cual a ella la “quieren silenciar a toda costa”.
Además, hizo hincapié en que a Milei “alguien le está
jugando una mala pasada y tratando de desestabilizar desde adentro su
gobierno”. Evitó dar nombres y cualquier otro indicio, pero habló de
“movimientos por detrás y conspiraciones”.
La disputa con Martín Menem y la interna en el bloque
libertario
No dio explicaciones ni detalles de los diálogos de WhatsApp
que evidenciaron la conspiración para liberar a los genocidas y apuntó las
responsabilidades del caso contra su par Beltrán Benedit y el cura Javier
Olivera Ravasi. Del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, dijo
que “no pudo no haber sabido” de ese hecho y de la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich, sostuvo que “no tenía nada que ver”.
No obstante, cuestionó a Martín Menem por otro hecho. Reveló
que durante la escandalosa reunión del bloque de LLA que tuvo lugar el
miércoles en el Congreso, le presidente de la Cámara la “ninguneó” y habló de
“putitas”.
“Cuando tuve esa crisis, porque soy un ser humano que se
sacó, nadie se acercó para tranquilizarme”, ni siquiera “Martín Menem, que en
vez de levantarse y preguntarme cómo estaba, lo primero que dijo que ‘era
momento de no ser tibios y de no venderse como putitas’. No sé a lo que se
quiso referir, pero luego continuaron hablando y pidiendo que me expulsaran”,
contó la diputada.
Frente a esta posibilidad, Arrieta aseguró que “no voy a
renunciar. El 43 por ciento de los mendocinos me eligió, así que eso está
descartado”. Por lo tanto, continuó, “lo que quiero es terminar estos cuatro
años legislando para bien”. Eso sí, hizo una salvedad: “¿Adónde voy a terminar
legislando? No lo sé”.
Sin embargo, no descartó la posibilidad de que la expulsen
del bloque o del Congreso y tildó a LLA de “totalitarismo”: “Si me echan me voy
a ir con la frente en alto sabiendo que dije la verdad y peleando contra un
sistema de corrupción enorme, que para el afuera parece que está todo bien y
que son defensores de Javier (Milei) pero hacia adentro se vive un régimen
verticalista totalitario en el que no podés opinar distinto”.
La visita a genocidas
La diputada insistió que el oficialismo la quiere sancionar
“por haber ido a una visita institucional y decir la verdad”. Resaltó que
quienes participaron de ese convite en el Penal de Ezeiza “fuimos en calidad de
diputados de la Nación”, y sostuvo que ella “no sabe qué tipo de intereses hay
detrás de todo esto” pero que lo que se intenta es “perjudicar la imagen del
Presidente de la Nación”.
Arrieta trató de desentenderse de los diálogos y
planificaciones que ocurrieron en el grupo de WhatsApp donde se tejió la trama
para liberar a los genocidas: “Me metí en el grupo y quedé ahí, no le di
importancia y fue pasando”. Luego ocurrió la visita y “tuve mucho miedo. Pedí
ayuda porque no sabía qué podía pasar todo esto”.
Reiteró que fue a la visita “porque era de carácter
institucional y humanitaria, para conocer las condiciones edilicias y
sanitarias de los internos. Nunca pensé que eran detenidos por crímenes de lesa
humanidad”.
“Nadie ni en el grupo de WhatsApp me dijeron que íbamos a
visitar a Astiz. Se referían a esa población como ‘presos políticos’, ‘presos
militares’, ‘veteranos de Malvinas’ o ‘veteranos de la guerra contra el
marxismo y comunismo’”.
"Obediencia ciega"
Por otra parte, la diputada negó tener diálogo con
integrantes del Poder Ejecutivo y trató de minimizar el poder de veto que la
mesa chica del Presidente tiene sobre el Congreso.
“Karina (Milei) nunca me llamó y no creo que se atreva a
decir ‘este sí o este no’ dentro del bloque, porque fuimos elegidos por LLA”,
afirmó. No obstante, acusó de “soberbios” a varios funcionarios y legisladores
“que dicen que los votos son solo del Presidente (…) Esa soberbia que siguen
instalando es de locos porque se burlan del trabajo de mucha gente”.
Además, insistió que en el bloque oficialista “hay un
verticalismo” de parte de “quienes quieren congraciarse con el Presidente de la
Cámara o con Karina” Milei. “Entrás ahí y te maltratan. Piden obediencia ciega
y reaccionan de manera muy violenta” frente a cualquier oposición. “Sobre todo
si sos mujer”, cerró.