Francisco “Gringo” Azcue será el primer intendente no justicialista de Concordia, la segunda ciudad de Entre Ríos, en 60 años. Su triunfo fue clave para consolidar la victoria de Rogelio Frigerio en la gobernación. Ex fiscal con fama de duro, tendrá que gobernar uno de los distritos más pobres del país.
Desde que el movimiento que fundaron Juan y Eva Perón irrumpió en la escena política en 1945, este logró tener bastiones inexpugnables. Concordia era uno de ellos hasta el domingo pasado, cuando un abogado penalista de 36 años, que se casó a los 21 y tiene dos hijos (Nicolás y Juan Marcos), rompió con la lógica y venció, como candidato de Juntos, al PJ.
La hazaña no fue fácil. Las generaciones nacidas desde la recuperación de la democracia en la ciudad entrerriana no conocen otro gobierno local que el justicialista. Cuando “el gringo” Azcué llegaba al mundo, el peronista Jorge Busti terminaba su primer mandato como intendente de la ciudad y se preparaba para asumir la primera de tres gobernaciones.
Además, el PJ alistó todos sus tanques para retener la ciudad. El gobernador Gustavo Bordet, concordiense también, estaba en la lista como candidato a diputado nacional y dos integrantes de la dinastía Cresto (el actual intendente, Enrique, y su hermana Mayda) luchaban por cargos legislativos. Además, Sergio Massa eligió la ciudad para cerrar su campaña en Entre Ríos.
Tiempos duros
“Me decían el Sheriff”, dijo riendo en diálogo con Infobae al recordar su época de fiscal penal en los Tribunales locales. “Cuando era chico quería ser detective. Me apasiona la investigación criminal. Y siendo abogado penalista me di cuenta de que me gustaba más acusar que defender. Creo en una Justicia implacable. Y en fiscales eficientes - confesó -; el equilibrio lo aportará el juez de Garantías o el defensor”.
El sobrenombre se lo ganó porque desarrolló la tarea investigativa con mucha intensidad. “Me comprometí mucho. Le dedicaba muchas horas, sobre todo en causas de crimen organizado. Ese fue mi mejor momento. Formamos equipos y desbaratamos asociaciones ilícitas y grandes bandas narcocriminales, como las de Petelín y González”, rememoró.
“Investigábamos estructuras, no el delito en particular. Comenzábamos a indagar sobre una acción concreta. Pero en vez de cortar por el último eslabón, subíamos en los escalafones de la red y llegábamos a la cabeza”, relató.
A fin de tener éxito, apeló a prácticas poco habituales. “Para que no se filtre información, empecé a tomar parte de tareas de investigación. Iba en mi auto particular con los policías. Marcábamos puntos y casas de las personas que investigábamos y las filmábamos. Además, escuchábamos nosotros mismos las pinchaduras telefónicas”, recordó. Este modus operandi trajo una rápida consecuencia. “Tuve el récord de condenas en 2019 y 2020", subrayó.
Su lucha contra la marginalidad le permitió conocer profundamente a la ciudad. Y fue lo que lo puso en crisis: “Llegó un punto en el que me dije que no tenía sentido seguir haciendo un trabajo que no modificaba el fondo del problema. Y me percaté de que había una decisión política de que las cosas no cambien”, expresó. Y agregó: “Soy un idealista. Quiero cambiar el mundo. Y la única forma de arreglar esto es desde la política”.
La gota que rebalsó el vaso fue la destitución de Cecilia Goyeneche, la fiscal que había investigado causas de corrupción en la provincia. “Me di cuenta de que cuando hubo una fiscal honesta y capaz que se metió con el poder y el mecanismo de corrupción, la red política que fue corrompiendo el Poder Judicial desarrolló su autodefensa. Esto derivó en la realización de un jury plagado de irregularidades que terminó destituyéndola”, marcó Azcué. Completó: “La acompañé y la acompañaré siempre. Y voy a reivindicar la figura de Goyeneche y su buen nombre y honor. Fue para mí la mejor de la historia de Entre Ríos”.
El salto
“Todos los días me levantaba y me acostaba pensando si eso era lo que quería para mi vida ¿No voy a hacer nada, no voy a cambiar nada y así arribaré al final de mis días? Llegó un punto en que no lo pude retener más. Comencé a contarle a amigos, a mi esposa y a mis padres. Al principio me decían que estaba loco. Pero mi sueño no era ser intendente, sino transformar esta ciudad que amo”, relató.
Entonces renunció al cargo de fiscal y se lanzó a la política. La decisión conllevó dejar el alto sueldo que paga la Justicia y que su familia pierda la cobertura de salud. “Me aferré al sueño, que siempre tiene algo de locura y de irresponsabilidad. Pero lo hice tan seguro que sabía que saldría bien”, afirmó.
Enfrente estaba “una construcción de poder de 40 años muy
fuerte y arraigada”, señaló. El éxito en la disputa tuvo que ver con el
hartazgo de la gente con ese modelo. “Y con la pasión, la esperanza, el amor y
la rebeldía que transmitimos y que se contagió, generando el movimiento social
más importante de Concordia. Hubo mucha épica”, evaluó.
“¿Cómo compensas una caja, un aparato como el que tenía el
PJ? Con esfuerzo físico. Mi juventud me ayudó mucho. Recorrimos toda la ciudad
de lunes a lunes. Dejaba a mi hijo a las 7 en la escuela y 7.30 comenzábamos
las reuniones y recorridas. Lo mismo hacíamos después de almorzar. Le pusimos
el lomo y la cara”, resaltó.
El triunfo de Juntos en Concordia estuvo concatenado con la
victoria a nivel provincial, donde Rogelio Frigerio terminó con 20 años de
gobierno peronista. “Rogelio es nuestro líder. Nosotros lo seguimos porque
creemos en él. Cuando renuncié y decidí ser parte del proyecto lo hice porque
creo en Frigerio. Es un líder que motiva y alienta. Eso moviliza y genera
expectativas”, resumió.
El domingo 22 por la noche la diferencia entre el candidato
de Juntos y el oficialista Adán “Beto” Bahl era mínima. La expectativa del
peronismo estaba, como siempre, en la elección en Concordia. Pero a las 21.30
esa esperanza se diluyó. Las urnas marcaron un revés impensado que hacía
indescontable la ventaja de dos puntos que Frigerio había obtenido en el resto
de la provincia. Poco después, Bordet y Bahl reconocieron públicamente la
derrota.
La transición entre la administración saliente de la ciudad y la entrante estará marcada por la crecida del río Uruguay que ya motivó que 200 familias tuvieran que ser evacuadas. “Nuestros equipos están trabajando con áreas de la actual gestión. Es importante. Además de transmitir tranquilidad, comenzaremos con todas las herramientas”, narró.
Según los últimos datos del Indec, Concordia es la segunda
ciudad más pobre del país. El 47% de los hogares y el 58,3% de las personas
están en niveles de pobreza. Es el resultado de décadas de pérdida de la
estructura industrial manufacturera y del desmantelamiento del nodo
ferroviario, entre otros factores. Para encontrar el último intendente no
peronista de la ciudad hay que remontarse a José Ramón Larocca (1963-1966),
electo con el justicialismo proscripto.
De cara a la segunda vuelta electoral, Azcue tomó distancia de la decisión de Patricia Bullrich y Mauricio Macri de apoyar a Javier Milei y entroncó su postura con la neutralidad que esgrimieron Frigerio y los gobernadores de Juntos.
En sus raíces hay dos tradiciones: la peronista por el lado
los Bukténica, la familia de su madre, y la radical por la paterna. Su abuelo,
Teléforo Azcue (escribano y productor agropecuario) dejó campos ganaderos en la
zona norte: Federal y San Jaime de la Frontera, donde Francisco vivió hasta los
12 años. Allí descubrió sus dos pasiones: el fútbol (jugó de puntero en varios
equipos) y el acordeón, donde tuvo como maestro al reconocido “Tito” Batalla.
En Corrientes conoció a Laura Sigman, “Lali”. Comparten la vida desde hace 15 años. Tuvieron dos hijos: Nicolás de 9 años y Juan Marcos de 5. El mayor le regaló un rosario de cuentas blancas de plástico que lo acompañó durante toda la campaña. “Soy católico practicante. Y el rosario es un símbolo importante para mí. Lo llevo como parte de mi identidad, de mi vida”, comentó Azcue.
En el brazo izquierdo tiene un tatuaje compuesto que integra las imágenes de la Mesopotamia (él es entrerriano, su esposa es misionera y Nicolás nació en Corrientes); la bandera de la República de Entre Ríos (la nacional con la divisa federal cruzada) y un acordeón.
Azcué es también amante de las artes marciales mixtas. Practicó Taekwondo y vale todo. Pero durante la campaña solo tuvo tiempo para ir de vez en cuando al gimnasio.