Tres integrantes de la agrupación Revolución Federal fueron
detenidos este jueves en una causa que investiga los delitos de incitación a la
violencia colectiva, con el agravante de la discriminación, confirmaron a
Infobae fuentes del caso. Los procedimientos se realizaron esta mañana en el
marco de once allanamientos. Es posible que en las próximas horas se produzcan
más detenciones. Todo ocurre en el marco de la causa en la que Cristina
Kirchner fue aceptada como querellante.
Los detenidos son Jonathan Ezequiel Morel, Leonardo Franco
Sosa y Gastón Ezequiel Ángel Guerra. A Morel fueron a buscarlo a su casa, en el
barrio de Munro. Pero fue detenido en la ciudad de Paraná. En las últimas
horas, en su estado publicó en su estado de whatsapp una foto con un micro en
Retiro diciendo “chau”, según reportó una persona que lo tiene entre sus
contactos.
A Sosa lo arrestaron en su domicilio en Villa Ballaester. En
tanto, Guerra fue apresado en su casa de Moreno. Los procedimientos fueron
realizados por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en la
Capital Federal y el conurbano, por orden del juez federal Marcelo Martínez De
Giorgi. El fiscal Gerardo Pollicita le había solicitado una serie de medidas en
las últimas horas. Es que la causa se estaba trabajando bajo secreto de sumario
en los últimas semanas para recolectar información.
Las detenciones no fueron los únicos procedimientos. Hubo
allanamientos que incluyeron la sede de la firma Caputo Hermanos, en la avenida
Santa Fe al 1300. Esa empresa que pertenece a los hermanos del ex ministro
macrista Luis Caputo aparecía haciéndole transferencias de dinero a través de
fideicomiso a Morel y sus allegados. La compañía se presentó ayer en la causa
para explicar que eran trabajos de carpintería, según adelantó Infobae.
La agrupación Revolución Federal quedó en el foco público
tras el ataque a Cristina Kirchner. Brenda Uliarte, señalada como coautora del
intento de homicidio, participó de una marcha de antorchas en la Casa Rosada el
18 de agosto frente a la Casa Rosada. Allí las consignas eran “reventar la Plaza
de Mayo” y “exigir renuncias”. Se lanzaron piedrazos, bombas de estruendo y
bombas molotov. “Al kirchnerismo, cárcel o bala”, proclamaban. Los integrantes
de la agrupación dijeron públicamente que no conocían a Brenda.
La cuenta de Instagram era “@revolucionfederal”. Allí decía: “Los vamos a perseguir, van a tener miedo de salir a la calle. El robo y la corrupción en Argentina va a dejar de ser gratis por las buenas o por las malas”. Aparecían además los datos de una cuenta bancaria a nombre de Leonardo Franco Sosa para realizar “donaciones”.
El juez Martínez De Giorgi, que recibió la causa por sorteo, le preguntó a la magistrada María Eugenia Capuchetti si el grupo Revolución Federal estaba siendo investigado en el atentado a Cristina Kirchner. La jueza le dijo que no. Allí también le remitió una presentación que había hecho la Agencia Federal de Inteligencia el 14 de septiembre.
La AFI reportó entonces una charla de casi dos horas de duración, publicada el 26/8/22 —una semana antes del atentado— en la red social Twitter, en un espacio que habría sido creado por la agrupación Revolución Federal, titulada “¿Hay que pudrirla?”, en donde conversan los referentes Jonathan Morel y Franco Castelli. Allí, uno de los participantes habla de una mecánica parecida a la que habrían llevado adelante Fernando Sabag Montiel, el hombre que apuntó contra CFK, y su novia. Dicen: “Hoy, por ejemplo, veía como Cristina saludaba a La Cámpora y a la militancia y decía, lástima que a mí ya me conocen la cara porque, si no, ¿sabes cómo me infiltro ahí una semana y espero que baje? Pero yo te juro, si a mí no me conocieran los nenes de La Cámpora, yo voy, te canto ahí la marcha peronista siete días seguidos y en cuanto puedo, pasa a la historia. Después me linchan. Pero paso a la historia”.
En otro diálogo, uno le pregunta al otro si vivía cerca de
la casa de Máximo Kirchner, en Santa Cruz, y al recibir una respuesta positiva,
le retruca: “¿Cómo no lo mataste, boludo?”. Y sobre Alberto Fernández, afirman:
" No lo escucho porque me violenta, encima, viejo hijo de puta, viaja en
helicóptero, porque si viajara en auto te juro que me planto en cualquier lado,
que me pise, pero se lo abollo todo y se lo cago tanto a patadas... se lo
prendo fuego, hijo de puta, viaja en helicóptero y yo una bazuca no tengo”.
Con el análisis de las primeras actuaciones, el fiscal
Pollicita opinó que la denuncia contra Revolución Federal debía investigarse en
conjunto con el atentado a CFK. Martínez De Giorgi coincidió. Pero tanto
Capuchetti como el fiscal Carlos Rívolo entendieron que ellos no tenían
elementos para ligar a esa agrupación a la investigación del intento de homicidio.
Promovieron que se llevaran adelante las primeras diligencias en otro juzgado
y, de encontrarse elementos, se las remitieran. El juez Mariano Llorens, desde
la Cámara Federal, estuvo de acuerdo.
En ese contexto es que Pollicita promovió el secreto de
sumario y pidió distintas medidas de prueba que hoy se conocen con las
detenciones.
El lunes pasado, Cristina Kirchner, a través de sus abogados Juan Ubeira y Marcos Aldazabal, pidió ser querellante en esta investigación. El juez Martinez De Giorgi la aceptó al día siguiente. La causa sigue en secreto de sumario.
Morel es el que más exposición pública tuvo cuando comenzó a
hablarse de esta causa. Gastón Guerra, en tanto, tuvo participación el 3 de
agosto, en el contexto de la asunción en el cargo de Ministro de Economía de
Sergio Massa, cuando fue detenido por golpear la camioneta en la que el
funcionario se trasladaba. Su abogada es Gladys Egui, representante también de
Leonardo Sosa, uno de los líderes del movimiento.
Precisamente el 23 de agosto, antes del ataque a Cristina
Kirchner, Leonardo Sosa fue detenido por un hecho de resistencia a la autoridad
acontecido en las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta. Habría
intentado arrojar una valla hacia el edificio en cuestión y se habría
secuestrado una bomba molotov en la mochila que portaba. Ese episodio está
siendo investigado por el juez Ariel Lijo.