“Argentina es un país con recursos, en vías de desarrollo, pero no es un país rico. La riqueza la tenemos que construir”, dijo el miércoles al asumir su cargo de ministro de Economía, Sergio Massa, trazando un diagnóstico de la situación y exhortando “a todos los sectores” a trabajar para salir de la crisis.

Sin poder hasta ahora nombrar al lavagnista Gabriel Rubistein como su viceministro de Economía, y con la decisión de Darío Martínez de dejar la Secretaría de Energía, Massa se dispone a atacar una inflación que osciló entre el 7,5% y 8% en julio, y dejó un “piso” del 5% para agosto, reducir el déficit fiscal y engrosar las reservas, vía mayor liquidación de exportaciones.

Así, Massa mantendrá esta semana reuniones con los gobernadores para “priorizar las obras” que demandan inversión estatal, una forma elegante de decir que algunas no podrán hacerse, en pos de lograr un déficit fiscal del 2,5% del PBI, tal cual se comprometió el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional, y que al día de hoy se estima que está entre 3,2% y 3,5%.

También, con el telón de fondo de la búsqueda de reducir el déficit, Massa recibirá a su par de Turismo, Matías Lammens, para ver si se pone, y cómo, en marcha el varias veces postergado PreViaje III que ya lo había “congelado” Martín Guzmán.

En Economía quieren priorizar cada peso, y están evaluando cuánto ha ejecutado cada cartera, y qué desfase tienen con lo presupuestado para todo el año.

Pero Massa no solo apuntará al plano en esta primera semana de gestión, sino que también buscará dar señales al sector financiero de querer estabilizar la situación. Para ello prometió devolver $ 10 mil millones que el Tesoro le debe al Banco Central, bajo la promesa de no pedirle más dinero prestado, por lo menos en lo que resta de este año.

De manera paralela, el martes lanzará un canje de bonos para hacer frente a los $ 600 mil millones que vencen este mes, a los que se suma un billón de pesos en septiembre.

Pero no será solo Massa el que llevará adelante encuentros y negociaciones, Por ejemplo, su secretario de Comercio, Matías Tombolini, anunció reuniones con supermercadistas y empresas de la alimentación “para relanzar el programa de Precios Cuidados”, que quedó totalmente desfasado luego de los aumentos de julio, y la falta de abastecimiento en las góndolas. Otro que tiene planteado un encuentro es el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, quien, sin fecha precisa, dijo que se reunirá con los integrantes de la Mesa de Enlace agropecuaria.

“Hemos tomado contacto con la Mesa de Enlace, pero también con otros sectores productivos”. La semana que comienza “vamos a ir fijando una agenda de trabajo y seguramente nos reuniremos con todos los sectores productivos”, dijo Bahillo a Télam.

Tarifas, subsidios y un gabinete “rebelde”. Lo que sigue siendo una incógnita es qué pasará con los integrantes de la Secretaría de Energía luego de que el jueves y viernes pasado arreciaran las versiones de la renuncia de su titular, Darío Martínez.

Todo estaría dispuesto para su salida, pero no se sabe quién lo reemplazaría, y si también abandonaría el cargo el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, al que Martín Guzmán “renunció” sin éxito.

Uno de los temas es que el nuevo esquema tarifario impulsado por Massa es aún más agresivo que el que proponía Guzmán.

Este esquema, cuyos detalles se darán a conocer el martes, incluye, por ejemplo, que los beneficiarios de los subsidios a la electricidad que superen un consumo de 400 kilowatts/hora paguen la tarifa plena por cada punto adicional.

Esto se trasladará también al gas y al agua –esta última tendrá un aumento a partir de septiembre– pero “entendiendo las particularidades de cada región, ya que no es lo mismo consumir 400 kilowatts en Capital y el Gran Buenos Aires que en el noreste argentino, que todo se cocina o calefacciona con electricidad”, destacaron las fuentes a PERFIL. 

El encuentro con los empresarios y la CGT

Para reactivar el mercado interno, el Ministerio de Economía reunirá el jueves a empresarios y representantes de la Confederación General del Trabajo en busca de acordar “un refuerzo” para los salarios de entre $ 50 mil y $ 150 mil, y trabajar en una mejor ponderación para el cálculo de asignaciones familiares.

Eso se hace en momentos en que la CGT mantiene la convocatoria para una marcha el 17 de agosto en contra de las políticas de ajuste y la inflación.

El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, asistirá a esa reunión luego de que el propio Massa anuncie el miércoles un bono para los jubilados, para compensar la inflación de julio y la de lo que va de agosto.