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Domingo 20 de marzo de 2022
El mapa de la fractura política del oficialismo (mención a Bordet y a legislador entrerriano)
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La votación en el Senado del acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) terminó de configurar un escenario de fractura política en el Frente de Todos que, si bien aún no se plasmó formalmente en los bloques parlamentarios, ya incide en los alineamientos de ministros, legisladores, gobernadores, sindicalistas y organizaciones sociales que integran la coalición oficialista, formada en 2019 con el objetivo de provocar una reunificación electoral del peronismo para regresar al poder. Pero que no tenía entonces, ni tampoco tiene ahora, coincidencias programáticas sobre el rumbo económico del país.

La divisoria de aguas entre el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner, cuya relación se enfrió ostensiblemente desde la derrota electoral del Frente de Todos en las legislativas de 2021, se traslada con crudeza al interior de la coalición gobernante, donde ya hay aprestos –algunos solapados y otros no tanto- para una eventual confrontación interna de cara al recambio de 2023.

A la vez, el oficialismo cuenta con un sector “no alineado” detrás del incipiente albertismo o el kirchnerismo, cuyo principal referente es Sergio Massa, el tercer socio de la mesa chica de la coalición de gobierno.

Allí hay dirigentes que buscan poner paños fríos a la interna desatada entre el Presidente y la vice; y que piensan que aún se está a tiempo de salvar la unidad del Frente de Todos. Pero que, a la vez, saben que la neutralidad no será una opción si la pelea escala y se descontrola.

Entre los distintos sectores en pugna hay marcadas diferencias sobre el rol de Martín Guzmán, el principal negociador con el FMI. El ministro de Economía, que supo pivotear entre el Presidente y la vice, ahora es sostenido solamente por Fernández.

Pero no cuenta con la confianza del kirchnerismo ni con el apoyo completo de los “no alineados”. En esta nota se encontrará una actualización de los alineamientos internos en la coalición de gobierno, en momentos de incertidumbre sobre su futura composición.

GOBIERNO

Albertistas. Entre los funcionarios que integran el núcleo duro del Gobierno y que pretenden que Alberto Fernández adquiera un liderazgo político propio se encuentran el jefe de Gabinete, Juan Manzur; los ministros Juan Zabaleta y Gabriel Katopodis; y el canciller Santiago Cafiero. 

Sostenido por el Presidente, también se ubica aquí Martín Guzmán. Al grupo de incondicionales se sumó Aníbal Fernández. En este círculo se encuentra la “mesa chica” que conforman Gabriela Cerrutti, Julio Vitobello, Gustavo Beliz y Vilma Ibarra.

Kirchneristas. Son los que están más incómodos a raíz del posicionamiento de Cristina Kirchner, muy crítico del rumbo oficial. Entre ellos se encuentra el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, cuya relación con el Presidente oscila en función de la interna del Frente de Todos.

También se ubican en esta grilla Luana Volnovich (PAMI) y Fernanda Raverta (ANSES), así como también integrantes de empresas de bandera como YPF y Aerolíneas Argentinas. El vicecanciller Pablo Tettamanti es otro de los que responde al kirchnerismo.

No alineados. Son funcionarios que no reportan a ninguno de los bandos en pugna. Entre ellos hay ministros como Alexis Guerrera (Transporte) que proviene del Frente Renovador de Sergio Massa, así como Malena Galmarini (Aysa). Aquí se incluye a “independientes” como Julián Domínguez (Agroindustria).

SENADO

Albertistas. Tras la aprobación del acuerdo con el FMI en la Cámara alta, quedó claro que Alberto Fernández puede contar con unos 20 senadores y que otros 15 (entre los 13 que votaron en contra y dos que se abstuvieron) tienen más sintonía con Cristina Kirchner.

Entre los primeros se cuenta a Pablo Yedlin, representante de Tucumán alineado con Juan Manzur; Ricardo Guerra, un riojano que fue miembro informante del pacto con el Fondo; y la exgobernadora catamarqueña Lucía Corpacci, ahora distanciada de la vicepresidenta.

Kirchneristas. Los kirchneristas más reconocidos del Senado son los que no hablaron en la sesión por el FMI, en línea con la ausencia de la propia vicepresidenta al momento de la votación.

En ese grupo se cuenta al neuquino Oscar Parrilli, titular del Instituto Patria; a los camporistas Anabel Fernández Sagasti y Mariano Recalde; a la bonaerense Juliana Di Tullio y a chaqueña María Inés Pilatti de Vergara, quien votó en contra del proyecto del Gobierno pero admitió que lo hubiera hecho a favor si Juntos por el Cambio rechazaba la iniciativa.

No alineados. Entre los que hacen equilibrio entre albertistas y kirchneristas se ubica, en primera línea, el jefe del bloque oficialista José Mayans, que defendió el proyecto del Gobierno pero tuvo también duras críticas al equipo económico que negoció con el FMI. Otro “independiente” es Adolfo Rodríguez Saá.

DIPUTADOS

Albertistas. El albertismo saca en la Cámara baja una cuenta concreta: los 77 diputados del FdT que aprobaron el acuerdo con el FMI difícilmente vayan a sacar los pies del plato hasta el final del mandato presidencial.

Entre ellos se anota a Victoria Tolosa Paz y Leandro Santoro, que fueron candidatos en 2021 por decisión del Presidente; al nuevo jefe del bloque, Germán Martínez, alineado con el exministro Agustín Rossi; al entrerriano Marcelo Casaretto y al bonaerense Leonardo Grosso, que reporta políticamente al Movimiento Evita.

No alineados. En la Cámara de Diputados se encuentra el principal dirigente oficialista “no alineado”: Sergio Massa, el presidente del cuerpo. También se inscriben en esa línea Cecilia Moreau, una de las autoridades del bloque del FdT; y Eduardo Valdés, con llegada tanto al Presidente como a la vice.

GOBERNADORES

Albertistas. El albertismo siempre contó a los gobernadores del PJ como aliados naturales para la gestión y ahora también confía en varios de ellos, como Ricardo Quintela (La Rioja), Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Bordet (Entre Ríos), para disputar la interna contra el kirchnerismo.

En este rubro, el jefe de Gabinete Manzur es considerado una suerte de “primus inter pares” de los mandatarios peronistas, en especial de los del Norte del país, la única región donde el Frente de Todos salió indemne en las elecciones legislativas de 2021.

 que gobierna la provincia norteña de desde 1995 y que ya vio pasar una decena de presidentes.

Gildo Insfrán, que vuelve a tener aspiraciones presidenciales; y el formoseño  Jorge Capitanich,que sigue siendo el principal consejero económico de Cristina Kirchner y cuya posición sobre el acuerdo con el FMI varió del apoyo al rechazo; también se anotan en esta grilla Alicia Kirchner desde Santa Cruz; el chaqueño Axel Kicillof,  En la primera línea de los gobernadores alineados con el kirchnerismo se encuentra el bonaerenseKirchneristas.

Kirchneristas. Tal como informó LA NACION al comienzo del debate legislativo, unos 30 diputados de la coalición oficialista se alinearon con Máximo Kirchner, entre ellos los camporistas Paula Penacca y Marcos Cleri; y los bonaerenses Leopoldo Moreau, Mónica Macha y Daniel Gollán, quien fuera ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.

Hasta el momento, este grupo no decidió irse del bloque del FdT pero continuará marcando diferencias con la política económica. Sus integrantes son críticos de la gestión de Guzmán.

Albertistas. La base de sustentación del Presidente entre los sindicatos se encuentra en la CGT liderada por Héctor Daer. Alberto Fernández y el jefe de la Sanidad coinciden políticamente desde los tiempos de la candidatura de Florencio Randazzo en 2017, antes del acuerdo con Cristina Kirchner.

Otros pesos pesados históricos del sindicalismo argentino como Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Gerardo Martínez (Uocra) también se inscriben en el albertismo.

SINDICALISTAS

No alineados. Entre los gobernadores “no alineados” se destaca el sanjuanino Sergio Uñac, que fue tentado por el Presidente para ingresar al Gabinete pero no aceptó; y también se ubica allí el santafesino Omar Perotti, que no es kirchnerista pero que tampoco comulga con la política agropecuaria nacional.

Kirchneristas. A la cabeza de los sindicalistas alineados con el kirchnerismo está Pablo Moyano, jefe de Camioneros e integrante de la conducción de la CGT.

También se cuenta aquí al portero Víctor Santa María y al bancario Sergio Palazzo, que como diputado votó en contra del acuerdo con el FMI, al igual que lo hizo la judicial Vanesa Siley. A su vez Hugo Yasky, de la CTA, que se abstuvo en esa votación de la Cámara baja, es uno de los gremialistas históricamente afines a Cristina. Walter Correa, del sindicato de los Curtidores, se suma a este grupo.

No alineados. El principal referente de los sindicalistas “no alineados” es el gastronómico Luis Barrionuevo. Además, se cuenta en este sector a Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Hugo “Cachorro” Godoy (ATE), Omar Maturano (La Fraternidad) y Ricardo Peidro (CTA Autónoma).

ORGANIZACIONES SOCIALES

Albertistas. La “orga” social que decididamente se alinea con Alberto Fernández es el Movimiento Evita. Sus principales dirigentes son Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro, ambos con cargos en el Gobierno y enfrentados al kirchnerismo, en especial a La Cámpora, que los acusa de haber negociado con el gobierno de Mauricio Macri bajo la gestión de Carolina Stanley en Desarrollo Social.

Otra organización que se cuenta dentro del albertismo es Barrios de Pie, con la conducción del también funcionario Daniel Menéndez.

No alineados. Una de las organizaciones no alineadas en la interna entre albertistas y kirchneristas es la Corriente Clasista Combativa (CCC) que lidera el diputado nacional Juan Carlos Alderete, quien votó en contra del acuerdo con el FMI pero a la vez fue crítico de los gobiernos de Cristina Kirchner.

Kirchneristas. El dirigente social más emparentado con el kirchnerismo es Juan Grabois, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que suele expresar cuestionamientos a la política del presidente Fernández y que tiene vínculos con el Papa Francisco. La UTEP, simil de la CGT entre las organizaciones sociales, es considerada ahora una “cáscara vacía”.

Otro grupo que se ubica bajo el paraguas político de Cristina Kirchner es el Frente Popular Darío Santillán, a cuya cabeza se encuentra la dirigente Dina Sánchez.

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