El embajador de la Argentina en Israel, Sergio Urribarri,
participó este martes de una conversación aclaratoria en el Ministerio de
Relaciones Exteriores israelí. La misma fue convocada a raíz del acompañamiento
del Gobierno en la ONU al pedido de investigación sobre posibles abusos de los
derechos humanos en territorios palestinos. En la reunión, el director general
adjunto de la Cancillería israelí para América Latina y el Caribe, Modi
Ephraim, tildó de “inaceptable” la posición nacional y requirió el apoyo
argentino en la lucha contra el terrorismo.
Durante el encuentro, de una hora y cuarto de duración,
Ephraim “aclaró al embajador que el apoyo de su país a esta resolución sesgada
que ignora el terrorismo de Hamas y el disparo de 4300 misiles contra los
ciudadanos de Israel, es algo que Israel considera inaceptable”, según un
comunicado emitido por el gobierno de Benjamin Netanyahu.
El funcionario israelí consideró que “es inconcebible que
Argentina, que sufrió graves y dolorosos atentados terroristas de Irán y
Hezbollah contra la embajada de Israel y la sede de la comunidad judía (AMIA)
en Buenos Aires, no condenara el terrorismo de Hamas y apoyara esta resolución”.
En ese sentido, le manifestó la expectativa de que el gobierno de Alberto
Fernández “apoye a Israel en momentos difíciles a la luz de la amistad entre
los países a través de los años y la alianza en la lucha contra el terrorismo”.
Tal como lo hizo con Urribarri, Ephraim se reunirá en los
próximos días con los representantes de los otros 23 países que, como la
Argentina, votaron en el Consejo de Derechos Humanos a favor de la creación de
una comisión de investigación contra Israel tras la última escalada de
violencia en Gaza.
Anteriormente, Israel había calificado de “hipócrita y
absurda” la apertura de la pesquisa por parte del organismo dependiente de la
ONU, que incluirá la investigación de “todas las causas profundas de las
tensiones recurrentes, como la discriminación y la represión sistemática
basadas en la identidad nacional, étnica, racial o religiosa” entre el país y
palestina.
En Twitter, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu
describió la resolución como una “decisión vergonzosa” y la consideró “un
ejemplo más de la flagrante obsesión antiisraelí del Consejo de Derechos
Humanos”.
La postura argentina
En este contexto, el representante permanente de la
República Argentina ante la ONU, Federico Villegas, expresó la preocupación del
Gobierno frente a posibles violaciones del derecho internacional humanitario,
que constituirían crímenes de guerra, y respaldó el desarrollo de la
investigación.
“Compartimos su llamado a realizar investigaciones
independientes, transparentes y exhaustivas sobre todas las denuncias
recibidas, en línea con lo expresado por la Resolución 46/3 de este Consejo,
que destaca el imperativo de una rendición de cuentas creíble y exhaustiva por
todas las vulneraciones del derecho internacional a fin de establecer una paz
sostenible en lo que hace a la situación de derechos humanos en el territorio
palestino ocupado”, expresó el diplomático.
Y enfatizó: “La Argentina reitera que la única solución
verdadera al conflicto se logrará con el surgimiento definitivo de un estado
palestino independiente, democrático, viable y territorialmente contiguo que
garantice el derecho de Israel a vivir en condiciones de paz y de seguridad”.
Ayer, en tanto, el presidente Alberto Fernández recibió al
titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Jorge
Knoblovits, en una reunión tensa y cordial, en la que cada parte sostuvo su
mirada. “Por lo menos la abstención para la Argentina hubiese sido el escenario
más prudente”, sostuvo el presidente de la entidad. Por su parte, el Gobierno
volvió a defender su postura al insistir en que acompañó así un informe de la
Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
La relación entre la Argentina e Israel atraviesa un momento de tensión desde hace semanas. Es que antes de votar por la investigación, la Casa Rosada había calificado como “desproporcionada” la respuesta del Estado hebreo a los ataques del grupo terrorista Hamas contra su población civil desde la Franja de Gaza.