En los próximos días la Casa Blanca anunciará oficialmente, según pudo saber LA NACION, un acuerdo bilateral con la Argentina que marcará un antes y un después para la cadena cárnica nacional. El pacto comercial prevé ampliar a 80.000 toneladas el cupo anual de importaciones de carne vacuna argentina hacia Estados Unidos, lo que implica 60.000 toneladas adicionales y un ingreso extra estimado en US$300 millones en divisas para el país. El cupo se aplicaría con un arancel del 10%, igual al que hoy rige para las actuales 20.000 toneladas.
La noticia fue recibida con entusiasmo, aunque con prudencia. No solo supone un salto cuantitativo en los envíos, sino también un avance hacia la consolidación de la Argentina en un mercado internacional premium, caracterizado por estrictos estándares sanitarios, exigencias técnicas y compradores de alto poder adquisitivo.
Según averiguó LA NACION, el acuerdo ya está firmado y solo falta que la administración de Donald Trump lo oficialice para que luego sea refrendado por el gobierno argentino.
Detrás del entendimiento hay razones estructurales. Un informe reciente del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) advirtió que ese país atraviesa “una crisis de stock ganadero sin precedentes en los últimos 75 años”, con más de 150.000 establecimientos perdidos desde 2017 y un rodeo nacional en mínimos históricos.
Se espera que la administración de Donald Trump oficialice el acuerdo bilateral con la Argentina. Mark Schiefelbein – AP
El USDA destacó que, paradójicamente, mientras la oferta cae, la demanda de carne de res por parte de los consumidores creció un 9% en la última década. Frente a ese desbalance, la estrategia oficial norteamericana busca estabilizar su industria cárnica mediante tres pilares: apoyo a los productores locales (farmers), expansión de la capacidad de procesamiento y estímulo de la demanda interna.
En ese escenario, la carne argentina se posiciona como un recurso estratégico, no solo por su calidad sino por su capacidad de abastecer cortes específicos y nichos de consumo, como el Kosher o la carne natural, donde el país tiene un diferencial competitivo.
Para el analista de la consultora AZ Group, Diego Ponti, el impacto del acuerdo será relevante y sostenido. “Estas 60.000 toneladas extras representan, a valores de hoy, unos US$300 millones para la Argentina. Es una cuota anual, así que este año no cambiará radicalmente la ecuación, pero en 2026 sí se verá un cambio importante”, señaló a LA NACION.
Ponti consideró que el acuerdo “llegó para quedarse”, dado que Estados Unidos necesita carne y no puede resolver su déficit de un año para otro. “Necesitan al menos tres o cuatro años para recomponer la producción, por lo que deberán importar carne. Y, por más que Brasil vuelva a exportarle carne, van a necesitar seguir importando carne y barata, sobre todo. Estados Unidos tiene carne vacuna muy cara. Entonces, este cupo extra llegó para quedarse, no es algo provisorio ni temporario”, dijo.
Para Ponti, el país “está ingresando a un mercado premium en términos internacionales, con exigencias y estándares que elevan el estatus de la industria frigorífica argentina”
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Además, subrayó que el país “está ingresando a un mercado premium en términos internacionales, con exigencias y estándares que elevan el estatus de la industria frigorífica argentina”.
En cuanto al valor de los embarques, el consultor precisó que Estados Unidos paga un promedio de US$7400 por tonelada, un 70% más que China. “Eso diversifica la cartera de clientes, algo clave para la Argentina, que hoy depende en un 65% de las ventas al mercado chino”, agregó.
El nuevo cupo permitirá incrementar un 10% las exportaciones totales de carne argentina, aunque sin alterar significativamente el mercado norteamericano. “Estas 60.000 toneladas adicionales representan solo el 0,7% del consumo anual de carne vacuna en Estados Unidos. No van a modificar sus precios internos ni afectar a sus productores americanos”, aclaró Ponti.
“Y, si el día de mañana, Brasil reanuda las exportaciones a EE.UU. [aplicó aranceles del 50%] y se solucionan los problemas entre Trump y Lula, tampoco va a ser una amenaza para la Argentina porque estas 60.000 toneladas extras no va a mover mucho la ecuación. Hoy, la Argentina exporta el 15% de lo que exportaba Brasil a Estados Unidos”, agregó.
Pese al entusiasmo, la noticia también expone los desafíos estructurales de la cadena frigorífica local. El consultor ganadero Ignacio Iriarte advirtió que el país enfrenta una falta de hacienda disponible que limita su capacidad de crecimiento exportador. “La Argentina produce alrededor de 3,2 millones de toneladas de carne vacuna al año, y ya está exportando el equivalente a un millón de toneladas anuales. No tenemos mucha más carne disponible”, explicó.
A eso se suma que “no todas las plantas están habilitadas para exportar a Estados Unidos”, un proceso burocrático que requiere auditorías y certificaciones sanitarias específicas. “Es una noticia excelente, pero solo podrán aprovecharla los frigoríficos con habilitación vigente”, remarcó Iriarte.
Para los analistas, el impacto del acuerdo se reflejará más en una reasignación de destinos de exportación que en un incremento total de volumen. “Probablemente parte de la carne que hoy va a China se redireccione a Estados Unidos, en busca de mejores valores y menores costos logísticos”, indicó Iriarte.
El experto subrayó que la industria argentina “vive una paradoja”: “Sobra demanda y sobran precios, pero falta hacienda. Los frigoríficos han invertido mucho y tienen capacidad para faenar entre 16 y 17 millones de cabezas, pero la faena anual no llega a 14 millones. Hay exceso de capacidad instalada”.
“El poder estar conectados con Estados Unidos, con un arancel del 10%, era inimaginable hace unos meses. Es una mejora en el poder de compra de la industria y en su posicionamiento internacional”, destacó Iriarte.
Las exportaciones de carne vacuna de la Argentina. Gza. Iriarte
Según el consultor, el nuevo cupo permitirá también impulsar segmentos de alto valor, como la carne Kosher, orgánica o natural, y ciertos cortes del delantero y la rueda. Además, el menor costo logístico frente a destinos como China (15 días de tránsito contra 45 o 50) mejora la ecuación de rentabilidad.
Sin embargo, advirtió que “no hay que vender la idea de que esto cambia la historia”.
“Es una noticia maravillosa, pero no mueve la aguja en términos de producción total. La ganadería argentina sigue estancada. Faltan reglas claras, previsibilidad y políticas de largo plazo”, concluyó.
En resumen, según los expertos, la ampliación del cupo a 80.000 toneladas consolida la presencia argentina en uno de los mercados más exigentes del mundo, al tiempo que ofrece una inyección de US$300 millones en divisas.