El arzobispo de Paraná, Mario Maulión, lanzó una severa advertencia y dijo que hoy “la infancia está amenazada”, y que esa amenaza es de “distintas maneras. En el caso del embarazo, las diferentes razones para justificar, autorizar, legalizar el aborto no cambian la realidad: siempre es, lisa y llanamente, un asesinato”. Y por eso instó a defender la vida “que comienza a existir en el seno materno”; y por eso alentó a celebrar el tiempo de Adviento, que para el creyente cristiano significa “profundizar la exigencia que brota de nuestro mismo ser humano: comprometernos a cuidar, a proteger, a alentar el maravilloso camino por el que todos venimos a la vida, el camino por el que Dios vino a hacerse hombre. Es, igualmente el compromiso de educar para la vida para el amor, para la solidaridad”. Los conceptos de Maulión están contenidos en el mensaje de Adviento del prelado, que ayer distribuyó la oficina de prensa del Arzobispado de Paraná. El tiempo de Adviento se extiende entre los cuatro domingos previos a la Navidad, y significa literalmente un tiempo de espera. “Esperar es propio del hombre: somos un ser histórico: desde que nacemos vamos hacia delante. Y caminamos esperando. Siempre esperamos. La espera de lo bueno, de lo mejor, estimula y hace desarrollar la actividad”, dijo. Según Maulión, una de las “esperas humanas más significativas es la espera del hijo que viene. Sobre todo en la madre y el padre, pero también en toda la familia y las amistades”. Y añadió: “Vivir en espera del que viene es el sentido del Adviento. La llegada del esperado (eso significa ad-viento, que puede ser la llegada de alguien o de algo) se activa y se despierta cuando se aguarda con el corazón porque está viniendo. La espera, también, busca como acelerar la llegada. La espera limpia la mirada para ver mejor, purifica el corazón para encontrarse con el esperado”.Maulión trazó un paralelismo entre Adviento y defensa de la vida, un concepto muy actual entre la jerarquía católica, y sostuvo que “el Adviento en sentido cristiano no es espera de algo sino de Alguien.”. Y sostuvo: “Como creyentes creemos que el Esperado es Jesús. Teniéndolo presente con claridad o, también, aún cuando se desdibuja en nuestra conciencia la persona de Jesús, lo estamos esperando”. “La primera espera y la primera llegada de Jesús se realizó en el seno de su Madre Virgen, en la familia de María y de José. Ambos, pero de un modo muy particular, María esperan, se preparan, aguardan”, añadió. Y resaltó que el nacimiento del hijo de Dios “nos muestra que, como en ese embarazo de María, también en todo embarazo viene alguien que Dios ama y envía. Las distintas explicaciones humanas del embarazo no pueden olvidar que cada vida humana nueva viene, en primer término, de Dios. En cada vida humana nueva comienza una historia que abarca y abraza a quien viene y a quienes lo esperan. Y quien espera está llamado a cuidar a quien viene. Porque quien viene trae el don de una nueva vida que está llamada a ser también un bien para los demás”.Luego, indicó que en la espera de Jesús, María y José “cuidaron al Niño que estaba viniendo. Lo hicieron con dedicación, con generosidad, con audacia, con abnegación, con preocupación, con alegría. Así también cada embarazo requiere cuidado amoroso y abnegado. María y José son hoy, para el hombre y para la cultura que estamos construyendo, el mensaje y el testimonio que necesitamos”.




