Martes, 26 de agosto de 2025   |   Internacionales

Más de 2 mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable segura, advierten OMS y Unicef

La ausencia de servicios básicos en numerosos territorios amplía desigualdades, incrementa riesgos para la salud y limita oportunidades educativas y laborales
Más de 2 mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable segura, advierten OMS y Unicef

La limitada disponibilidad de agua potable sigue siendo uno de los mayores retos sanitarios y sociales a nivel mundial, según un informe presentado este martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

El documento, titulado “Programa en materia de agua potable y saneamiento en los hogares 2000-2024: especial atención a las desigualdades”, señala que uno de cada cuatro habitantes del planeta se encuentra excluido de este derecho fundamental, enfatizando que las desigualdades persisten una década después de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La investigación conjunta estima en 2.100 millones el número de personas sin acceso a agua potable gestionada de manera segura. De este total, 106 millones dependen de fuentes superficiales no tratadas, como ríos y lagos, lo cual pone en riesgo su salud y agrava su exclusión social. Las consecuencias derivan de esta carencia y de los problemas sanitarios y de marginación que se presentan en ausencia de servicios esenciales.

La falta de acceso al agua potable expone a la población a patógenos y enfermedades transmisibles, además de dificultar la continuidad de rutinas laborales y académicas, según el informe de la OMS y Unicef. Las condiciones de quienes consumen agua sin tratar se deterioran gravemente, acentuando la brecha económica y social.

El análisis abarca los avances logrados entre 2000 y 2024, un período durante el cual la población mundial creció de 6.200 a 8.200 millones de personas, presentando enormes desafíos para ampliar la cobertura de servicios básicos.

Durante esos años, 2.200 millones de personas accedieron a agua potable gestionada de manera segura, y 2.800 millones recibieron por primera vez servicios de saneamiento seguros.

Sin embargo, la OMS y Unicef advierten que el ritmo de progreso sigue siendo insuficiente y que la distribución de los avances es desigual. El reporte revela que el progreso no acompaña el crecimiento demográfico ni reduce las disparidades estructurales.

El informe señala que, a pesar de la mejora en comunidades rurales, estas aún presentan un retraso respecto a las áreas urbanas. Entre 2015 y 2024, la cobertura de agua potable gestionada de forma segura en zonas rurales aumentó del 50% al 60%, mientras que el acceso a servicios de higiene básica ascendió del 52% al 71%. Sin embargo, en las áreas urbanas, el avance fue marginal y la cobertura se mantuvo casi estable durante el mismo periodo.

La insuficiencia en la provisión de servicios en áreas rurales amplifica factores de vulnerabilidad, especialmente cuando la infraestructura es limitada o inexistente.

Por otro lado, según indicó la agencia EFE, la OMS y Unicef identifican a los habitantes de países de bajos ingresos y regiones consideradas “menos adelantadas” como los más afectados. Este grupo tiene el doble de probabilidad de carecer de agua potable gestionada de manera segura en comparación con el resto de la población mundial. En cuanto a los servicios de saneamiento, la probabilidad se triplica, creando un escenario de riesgo extendido en África, Asia y América Latina.

El informe resalta la persistencia de brechas entre comunidades rurales, minorías étnicas, pueblos indígenas, niños y adolescentes, quienes sufren especialmente la falta de infraestructura básica en su vida cotidiana.

A pesar de los avances, 3.400 millones de personas, según datos de 2024, carecen de instalaciones sanitarias gestionadas de forma segura. Entre ellas, 354 millones practican la defecación al aire libre, un fenómeno con graves repercusiones para la salud pública y la dignidad personal.

Además, 1.700 millones de personas no cuentan con servicios básicos de higiene en sus hogares, lo que complica tareas cotidianas y aumenta el riesgo de brotes epidémicos.

La falta de acceso a agua y saneamiento gestionados de forma segura impacta en la salud individual, pero afecta de manera particular a adolescentes, mujeres y niñas. El documento señala que la ausencia de infraestructura adecuada obliga a los jóvenes, especialmente aquellos que tienen entre 15 y 19 años, a ausentarse temporalmente de la escuela, el trabajo o actividades sociales durante el período menstrual.

En la mayoría de los países con datos disponibles, mujeres y niñas son las que asumen la principal responsabilidad de recolectar agua.

En regiones como África subsahariana y Asia central y meridional, muchas dedican más de 30 minutos diarios a esta tarea, lo que limita sus oportunidades educativas y profesionales, y profundiza la brecha de género.

(Con información de EFE)

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