Miércoles, 11 de junio de 2025   |   Campo

Manejo por ambientes: una estrategia que mejora resultados y potencia las ganancias empresariales

Manejo por ambientes: una estrategia que mejora resultados y potencia las ganancias empresariales

A partir de un análisis detallado de suelos, decisiones según el ambiente y la implementación de tecnologías como la siembra variable y el corte por sección, el asesor técnico y productor Jonathan Damini presentó en el Congreso Nacional Puro Girasol una experiencia concreta que ilustra cómo el cultivo puede ser más eficiente y rentable gracias a herramientas de precisión. Durante el evento, que tuvo lugar ayer en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, expuso datos que evidencian una mejora de hasta US$20 por hectárea en comparación con el manejo tradicional de densidad fija.

Este enfoque integral combina el diagnóstico físico-químico, el análisis de limitantes del suelo, la selección de híbridos y un manejo agronómico específico. “Primero identificamos limitantes, luego la calidad del suelo y las deficiencias. Con eso definimos qué cultivo se adapta a cada ambiente, y después elegimos la genética”, explicó Damini.

Comparativo de densidad variable vs densidad del promedio

Una de las principales herramientas empleadas fue la siembra variable en densidad, abarcando un total de 538 hectáreas. Allí se definieron dos tipos de ambientes: los de alta productividad, con 62.000 plantas por hectárea, y los de baja productividad, con 48.000 plantas por hectárea. Además, se dejaron testigos con una densidad fija de 55.000 plantas por hectárea para su comparación.

“El resultado fue un aporte promedio de US$20 por hectárea a favor de la siembra variable frente a la fija”, detalló. La mayor diferencia se constató en los ambientes de baja productividad, donde la reducción de densidad permitió incrementar el rendimiento en alrededor de 300 kilos por hectárea. En los ambientes de mayor potencial, en cambio, el aumento de densidad solo generó una mejora marginal de 20 kilos.

Otro dato relevante fue el ahorro en semillas. Según Damini, al reducir la densidad en ambientes menos productivos, se logró un ahorro de US$10.896, mientras que en los ambientes de alto rendimiento el ahorro fue mínimo (US$194), dado que el manejo no requería ajustes significativos.

Otra de las herramientas implementadas fue el corte por sección, surco por surco, que permite evitar superposiciones en las siembras en las cabeceras del lote. “En este caso, anulamos los cortes por sección, realizamos dobles pasadas en las cabeceras, y medimos el girasol en áreas con y sin superposición de siembra”, indicó.

El resultado en este aspecto arrojó una ganancia de US$12,5 por hectárea, resultado de un mejor aprovechamiento de insumos y, sobre todo, del rendimiento que se pierde por superposición de plantas. “Eso representa un 3% a 3,5% de solapamiento, aunque varía según el lote. En lotes rectangulares el impacto es menor, pero en lotes más curvos o irregulares, ese porcentaje puede elevarse al 5%, 10% o incluso al 16%”, señaló.

Nuevas lineas de investigación

De cara al futuro, Damini planteó nuevos desafíos para seguir mejorando el cultivo. Por un lado, propuso trabajar en curvas de respuesta a la densidad específicas para cada híbrido, replicando ensayos previos realizados en maíz, donde sembraron entre 40.000 y 90.000 plantas por hectárea utilizando tres variedades distintas. “Buscamos replicar eso en girasol, ya que aunque definimos las densidades, lo hacemos de manera genérica, sin discriminar por híbrido. No obstante, sabemos que cada híbrido puede presentar un comportamiento diferente”, dijo.

Asimismo, destacó la importancia de combinar el manejo de nitrógeno y la densidad. “La idea es ajustar las curvas de fertilización específicas según la densidad y el potencial del ambiente. Aspiramos a dar ese salto en calidad y rendimiento”, añadió.

Agregó que se pueden brindar a esos lotes los mejores recursos con el fin de alcanzar rendimientos entre 5.000 y 6.500 kg por hectárea.

Finalmente, mencionó un último eje que es trabajar en correcciones de yeso. “En suelos con pH superiores a 7, con sodio y sales. Este año queremos trabajar en esos ambientes para intentar elevar los pisos de rendimiento”, concluyó.

“El girasol tiene margen para seguir creciendo en eficiencia, y eso se logra con diagnóstico, datos y una genética que lo respalde”, finalizó.

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