
El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur entra en una etapa decisiva a pocos días de la firma prevista para el 20 de diciembre. Mientras varios países de la región impulsan su concreción en el corto plazo, Francia anunció su intención de postergar la implementación del pacto hasta 2026.
Desde París, el gobierno de Emmanuel Macron formuló reparos sobre el texto vigente. En ese marco, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores sostuvo que el entendimiento, en su forma actual, “no es aceptable”. El tratado busca conformar un mercado integrado de alrededor de 780 millones de consumidores, con impacto tanto en la industria manufacturera europea como en la producción agroindustrial del Mercosur.
Hace dos semanas, los diputados franceses volvieron a rechazar el pacto alcanzado a fines de 2024, alegando preocupación por las consecuencias para los agricultores locales. Temen que el mercado nacional sea inundado por productos agrícolas del Mercosur, percibidos como más competitivos, lo que genera un choque entre la agenda comercial europea y los intereses productivos internos de Francia. Esas objeciones en el capítulo agrícola son compartidas por otros países europeos, como Polonia.
En paralelo, la Comisión Europea presentó garantías adicionales destinadas a proteger el mercado agroalimentario europeo, con el objetivo de sumar apoyos entre los países reticentes. El gobierno francés reclama salvaguardias más estrictas para su sector agrícola.
En términos generales, el tratado prevé la eliminación progresiva de aranceles, la creación de una zona de libre comercio entre ambos bloques y la aplicación de reglas de origen para asegurar que los beneficios del acuerdo se canalicen dentro del Mercosur y la Unión Europea.
La discusión se produce en la antesala de la cumbre del Mercosur, programada para el 20 de diciembre, donde se espera que el acuerdo con la Unión Europea pueda finalmente ser rubricado. Brasil, con el respaldo de Argentina y Paraguay, impulsa la firma tras más de dos décadas de negociaciones.
Semanas atrás, el presidente brasileño Lula da Silva confirmó que el documento se firmaría en estas fechas. De concretarse, el acuerdo dará lugar a una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo, con un mercado superior a 700 millones de personas.
La Argentina enfrenta dos situaciones en tensión. Por un lado, el presidente Javier Milei acaba de suscribir un acuerdo comercial con los Estados Unidos cuya implementación carece por ahora de precisiones. Por otro, Milei dejó la presidencia temporaria del MERCOSUR en julio y mostró escasa voluntad de preservar la unidad del bloque regional. “Debemos dejar de pensar al MERCOSUR como un escudo que nos proteja del mundo y comenzar a pensarlo como una lanza que nos permita penetrar de forma efectiva en los mercados globales”, sentenció antes de dejar el cargo.




