
La diputada nacional por Río Negro de La Libertad Avanza (LLA), Lorena Villaverde, enfrenta en el Senado una impugnación del Partido Justicialista (PJ) rionegrino por su “idoneidad moral”, luego de su detención en 2002 en Estados Unidos con casi dos kilos de cocaína y vínculos con Fred Machado, lo que motivó un dictamen de rechazo en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Aunque la decisión sobre su diploma se definirá este viernes y el oficialismo suma votos para avalarla, el senador por Córdoba, Luis Juez, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) que “si una condena está cumplida, se debería poder ser candidato”.
El abogado y dirigente Luis Juez se desempeñó como senador por Córdoba entre 2009 y 2015, y volverá a ocupar esa banca en el período 2021–2027. Además, impulsó la creación del Frente Cívico de Córdoba, fuerza provincial que nació bajo el nombre “Partido Nuevo contra la Corrupción, por la Honestidad y la Transparencia”, con la que consolidó su perfil.
Con su experiencia y mirada sobre el oficialismo, la oposición, el federalismo y la realidad cordobesa, ¿qué aspectos considera relevantes para señalar y por qué cree que son temas que vale la pena poner sobre la mesa?
La agenda política que se abre es cargada de definiciones de peso, con miradas diversas y tensiones que se arrastran hace meses. A partir de mañana, el oficialismo empezará a operar con un escenario parlamentario favorable, un avance que podría facilitarle los resultados, aunque también lo expone a una mayor exigencia para construir consensos reales.
En los próximos días comenzarán a discutirse los temas de fondo, tanto en sesiones extraordinarias como en el período ordinario que se aproxima. Reformas laborales, impositivas y penales volverán al centro del debate, desplazando discusiones menores y orientando la agenda hacia cuestiones que impactan directamente en la vida cotidiana.
Me da la impresión de que lo que usted plantea es que el triunfo obliga a cierta grandeza, que ganar una elección también exige demostrar esa madurez construyendo consensos, incluso con representantes respaldados por otros sectores políticos y sociales del país. ¿Lo interpreto correctamente?
Los triunfos no otorgan derechos adicionales: imponen obligaciones y responsabilidades. Y eliminan excusas. Si se pidió respaldo y ese respaldo llegó, ahora la responsabilidad es aún mayor y debe ser asumida con seriedad, inteligencia y equilibrio. Por eso creo que lo que viene puede abrir un debate más interesante, con una mirada distinta.
Porque también sucede —y ya ha pasado— que el triunfo enceguece y alimenta la vanidad de quienes deben decidir. Espero que el Senado arranque con visión y sensatez, entendiendo que es un ámbito complejo, donde desde 1983 todo cuesta el doble. Que podamos tener discusiones más productivas e inteligentes, para cumplir el mandato popular.
¿Cómo observa hoy el espacio que no pertenece ni a La Libertad Avanza (LLA) ni al peronismo? Me refiero a lo que fue Juntos por el Cambio (JXC), el rol del radicalismo y la forma en que ese sector empieza a rearmarse, tanto a nivel nacional como en Córdoba, de cara a su aspiración de gobernar la provincia en 2027.
En esta línea, yo fui tres veces candidato a gobernador: una elección me la robaron, otra la perdí claramente en 2011, y en 2023 quedamos a dos puntos y medio de llegar. A los 62 años estoy en una etapa más reflexiva: si repito errores, el resultado será idéntico. En 2023 hicimos un esfuerzo enorme y logramos, por primera vez en dos décadas, una alianza real con el radicalismo. Pero hubo un gesto de especulación: Rodrigo De Loredo no quiso ser mi vicepresidente. Con esa fórmula ganábamos por 20 puntos, lo puedo asegurar. Él apostó a la intendencia y eligió una jugada incierta.
Si no hacemos una autocrítica sobre lo que faltó, es imposible avanzar. Córdoba lleva 27 años gobernada por el peronismo, con una estructura cada vez más aceitada: manejan un esquema de 40 o 50 mil votos que garantiza su continuidad, mientras la calidad institucional cae y la sensación de final de ciclo crece, aunque ese final haya que construirlo. En la última elección trabajamos junto a dirigentes de La Libertad Avanza y mantenemos un buen vínculo. No nos sobra nada: necesitamos acordar con todos. Pero el desafío es enorme porque el peronismo sostiene un piso alto y una estrategia eficaz: dividir a la oposición en partes, seducir a cada sector con beneficios distintos y explotar las vanidades para impedir la unidad. Si esa dinámica no se repite en 2027, puede cambiar de signo político.
La producción me señala el tema de la diputada libertaria Lorena Villaverde. Usted considera que una causa judicial en el extranjero no debería ser motivo para rechazar su jura. ¿Qué opina al respecto?
No tiene ninguna causa judicial en el extranjero: ni pendiente, ni en etapa de resolución, nada. Hace 24 años —23 años y 10 meses— tuvo una situación procesal que quedó resuelta en la justicia americana. No hay ningún reproche judicial ni en Río Negro, ni en la justicia federal argentina, ni en la justicia americana del distrito de Miami que impida o inhabilite que esta mujer pueda jurar. Y estoy hablando de una persona que casi ni conozco, pero la verdad debe ser dicha.
Al mismo tiempo, Capitanich ni el senador Soria tienen impedimento para asumir. Jurídicamente, no existe obstáculo.
Dice que haber tenido una causa y que esta se haya resuelto —incluso si fuera un legislador condenado, pero con el tiempo de prescripción cumplido— no debería ser un elemento de inhabilitación para asumir como senador.
Pero para no hablar de supuestos: la causa no tiene reproche judicial alguno. Ella no quedó con ninguna situación procesal pendiente ni resuelta. La causa terminó completamente. La justicia de Estados Unidos… y aun en una hipótesis distinta, los que no conocen el tema o tienen intereses traviesos se quedan con la especulación.
Supongamos que hubiera existido algún hecho penal reprochable con condena: ocurrió hace 24 años. Salvo delitos de lesa humanidad, está totalmente prescripto. Además, el proceso judicial se declaró inválido por deficiencias en su desarrollo y en la investigación. No quedó ningún reproche por parte de la justicia americana desde entonces.
La diputada de Río Negro por La Libertad Avanza (LLA) fue detenida hace 24 años y dijo que la droga era del marido. Finalmente, la causa se extinguió y se siguió contra el marido. ¿Usted sostiene que eso no habilita…?
Eso no fue lo que pasó. Hubo un procedimiento de drogas en el lugar donde se encontraba Villaverde. En ese operativo detuvieron a todas las personas presentes. Villaverde pudo acreditar, en los siete días que estuvo detenida, que había ido a realizar otra actividad y que no tenía vinculación alguna. Incluso el sheriff intentó buscar pruebas que la justicia americana determinó como absolutamente improcedentes. Fue totalmente desvinculada de la causa.
No fue vinculada al marido ni a otros involucrados. No estaba casada en ese momento y tenía 23 años. No tenía relación alguna con los hechos. Me he encargado de averiguar los antecedentes para no hablar a la ligera, como un día usted hizo con su diario al verificar si Luis Juez tenía 5 millones y medio de dólares en Gran Caimán, y en media hora logró desarticular una operación de la SIDE, algo que siempre recordaré con agradecimiento.
De igual manera, me encargué de este caso. Yo no tolero la injusticia. Como dije el otro día, para defender a Villaverde no necesitamos involucrar ni a Capitanich ni a Soria. Si en algún momento la justicia de Río Negro o la de Chaco determina alguna cuestión procesal, la evaluaremos; pero hoy no tienen impedimento para jurar el viernes.
La idea es que si una persona hubiera sido condenada por un delito y hubiera pasado el tiempo suficiente para que la condena prescribiera, podría jurar como diputado o senador. Deberían haberlo formulado los apoderados del PJ de Río Negro. El Senado no es una segunda instancia electoral. La única institución en condiciones de avalar, condicionar o determinar si una persona puede concursar para ser votada es la justicia de Río Negro.
Es que no podemos tener una interpretación distinta a la que establece la ley. Si alguien tiene un delito por el cual cumplió una condena, y esa condena está extinguida, no puede arrastrar toda la vida esa situación procesal. Podrá ser un elemento para analizar, pero no un impedimento legal. Si cumplió la condena y tiene saldada la deuda con la sociedad, moralmente le pesará, pero jurídicamente no representa un obstáculo. De lo contrario, una persona que tuvo una desgracia debería cargarla para siempre y nunca podría hacer nada.
Solo quería confirmar: ¿usted está en contra de una ley de ficha limpia muy estricta?
Podemos discutir ficha limpia con tranquilidad. Lo que creo es que no podemos convertir al Senado en una doble instancia. El día que se ventiló la causa del senador Edgardo Kueider—y lo digo con sinceridad porque recibí presiones de todo el mundo para que no bajáramos— pudimos destituir por inhabilidad moral sobreviniente, porque el bloque que yo presidía dio quórum y a partir de ahí se inició la sesión.
Además, no solo había sido detenido en flagrancia en un país extranjero en una maniobra absolutamente dolosa, sino que ese mismo día había entrado un oficio de la doctora Arrollo Salgado pidiendo su inmediata detención una vez que pisara suelo argentino, por otros delitos también de modalidad dolosa. Esto claramente constituía una incompatibilidad ética, pero es incomparable con la situación que hoy se plantea en el Senado con Capitanich, Soria o la senadora Villaverde.
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